Aquél que piensa que la música es sólo sonidos (o en su versión pervertida de hoy una pantalla o un smartphone) y nada más, es sin duda muy corto de miras (y de inteligencia); provocando aislar los hechos en singularidades sin conexiones, en vez de relacionarlos en redes complejas y dialécticas entre lo concreto y lo total.
La música es algo más que sólo música, aunque nunca hay que dejarla en un segundo término o instrumentalizarla para fines ajenos a ella misma (algo habitual en las "políticas culturales" de los Estados, festivales, premios, etc.). La música es todo aquello que le rodea, su organización, producción, difusión, recepción, involucrando aspectos sociológicos, políticos, estéticos, filosóficos, antropológicos, etc. Es por esto que aunque el libro que reseñamos hoy, Imperio de Michael Hardt y Antonio Negri, la música no es su tema, sino es principalmente la filosofía política, ello no nos impide relacionar estrechamente ambas. La música ha estado mucho tiempo vinculada a la política. Aristóteles habló de la música en su Política y él y Platón describieron los usos apropiados de la misma dentro de la sociedad ideal. El deseo de Carlomagno de unificar su gran imperio condujo a la codificación del canto gregoriano. Luis XIV ejerció un control sobre la danza y la ópera. Y la interpretación de una ópera en 1830 desencadenó la revolución que trajo consigo la independencia de Bélgica[1].
Imperio de Michael Hardt y Antonio Negri[2], es un libro clave para comprender nuestra contemporaneidad y la creación de un nuevo orden mundial. Nos proponemos extraer varios pasajes de este muy recomendable libro, para ponerlos en comparación con nuestra realidad musical contemporánea. Dada la complejidad de este libro y que parece en un primer momento sin relación con lo musical (aunque sí lo cultural en general), hemos optado por un formato de artículo que transita entre la pregunta hacia el lector, entre el ensayo y la apertura de significado sin clausura para poder renovar nuestras reflexiones continuamente y para que si nuestro análisis parece incoherente o errado, pueda ser renovado para conducirlo más cerca de la verdad.
A riesgo de forzar la lectura del libro hacia cuestiones musicales o el riego de pretender hacer lecturas muy alejadas del original, apuntamos únicamente "preguntas musicales" que nos ha sugerido la lectura de ciertos pasajes de este libro, pero sin ninguna respuesta. Aunque en nuestra defensa y estamos seguros que puede realizarse honestamente, al tratarse de un libro que trata cuestiones generales (ontológicas, filosóficas, políticas, culturales, económicas, sociológicas, comunicativas, etc.) que apuntan a concretarse en otros aspectos humanos más particulares, nuestra "lectura musical" es totalmente pertinente y las cuestiones que apuntamos ahora, también podrían formularse desde presupuestos afirmativos y no interrogativos. El arte (que no es un tema habitual en el libro) es sin duda otro aspecto general totalmente relacionado con los otros aspectos tratados. La música (un arte particular) también está totalmente relacionado con los aspectos anteriores (como apuntábamos al inicio de este texto). Por tanto, una lectura que ejemplifiques las ideas generales apuntadas en este libro hacia aspectos más concretos que omite, no sólo es una lectura pertinente e interesante, sino que además expande, amplía y colabora en las tesis apuntadas en Imperio.
Si citamos extensamente párrafos completos del libro, es para que el lector pueda tener de una manera original y diferente, una lectura más directa y no tan descontextualizada. Estos párrafos están repartidos por todo el libro, perteneciendo a diferentes momentos de él. Aún así, sin duda lo recomendable es leer todo el libro, pero aquí propondremos una introducción para aquellos que se animen a realizar posteriormente esta tarea:
El Imperio que enfrentamos ejerce enormes poderes de opresión y destrucción, pero este hecho no debe hacernos sentir nostalgia por las viejas formas de dominación. El pasaje hacia el Imperio y su proceso de globalización ofrece nuevas posibilidades a las fuerzas de liberación. La globalización, por supuesto, no es una única cosa, y los múltiples procesos que reconocemos como globalización no están unificados ni son unívocos. Nuestra tarea política, argumentaremos, no es, simplemente, resistir a estos procesos, sino reorganizarlos y redirigirlos hacia nuevos fines. Las fuerzas creativas de la multitud que sostienen al Imperio son también capaces de construir un contra-Imperio, una organización política alternativa de los flujos e intercambios globales. Las luchas para contestar y subvertir al Imperio, como asimismo aquellas para construir una alternativa real, tendrán lugar en el mismo terreno imperial - y desde luego esas luchas ya han comenzado a emerger. Por medio de esas luchas y muchas más como ellas, la multitud deberá inventar nuevas formas democráticas y un nuevo poder constituyente que habrá de llevarnos algún día a través y más allá del Imperio[3].
- ¿Cómo se reflejan estas luchas en la música?
- ¿Son los estilos y la materia sonora del pasado aptos para esta nueva situación?
- ¿Cómo podemos utilizar las tecnologías actuales y sus aspectos positivos de forma liberadora, cuando las tendencias musicales dominantes indican todo lo contrario, es decir, que la tecnología en música únicamente produce dependencia y alienación?
Al escribir este libro hemos intentado con nuestra mayor habilidad emplear un enfoque interdisciplinario amplio. Nuestros argumentos pretenden ser igualmente filosóficos e históricos, culturales y económicos, políticos y antropológicos. En parte nuestro objeto de estudio demanda esta interdisciplinariedad, puesto que en el Imperio las fronteras que pudieron justificar previamente enfoques disciplinarios estrechos están quebrándose progresivamente. En el mundo imperial, el economista, por ejemplo, necesita de un conocimiento básico de producción cultural para entender la economía, y del mismo modo el crítico cultural requiere un conocimiento básico de los procesos económicos para entender la cultura. Ese es un requerimiento que nuestro proyecto demanda. Deseamos haber contribuido con este libro a un marco teórico general y una herramienta conceptual para teorizar y actuar contra el Imperio[4].
- ¿Esta interdisciplinaridad ya existe en los músicos que nos rodean, compositores, críticos musicales, gestores, productores, etc.?
- ¿En los conservatorios algún día será posible plantear los estudios de la manera apuntada, es decir, desde esta nueva interdisciplinaridad, o siempre serán "conservadores por esencia"?
- ¿Vale la pena preguntarse esto e intentar transformar desde dentro estas casposas instituciones, o es mejor tirar la toalla y no morir en el esfuerzo?
La puesta en marcha de esta sociedad, asegurando la obediencia a sus reglas y a sus mecanismos de inclusión y / o exclusión, es lograda por medio de instituciones disciplinarias (la prisión, la fábrica, el asilo, el hospital, la universidad, la escuela, etc.) que estructuran el terreno social y presentan lógicas adecuadas a la "razón" de la disciplina. El poder disciplinario gobierna, en efecto, estructurando los parámetros y límites del pensamiento y la práctica, sancionando y prescribiendo los comportamientos normales y / o desviados[5]. [...] Por otra parte, debemos entender a la sociedad del control como aquella (que se desarrolla en el extremo más lejano de la modernidad, abriéndose a lo posmoderno) en la cual los mecanismos de comando se tornan aún más "democráticos", aún más inmanentes al campo social, distribuidos a través de los cuerpos y las mentes de los ciudadanos. Los comportamientos de inclusión y exclusión social adecuados para gobernar son, por ello, cada vez más interiorizados dentro de los propios sujetos. El poder es ahora ejercido por medio de máquinas que, directamente, organizan las mentes (en sistemas de comunicaciones, redes de información, etc.) y los cuerpos (en sistemas de bienestar, actividades monitoreadas, etc.) hacia un estado de alineación autónoma del sentido de la vida y el deseo de la creatividad. La sociedad de control, por lo tanto, puede ser caracterizada por una intensificación y generalización de los aparatos normalizadores del disciplinamiento, que animan internamente nuestras prácticas comunes y cotidianas, pero, en contraste con la disciplina, este control se extiende muy por fuera de los sitios estructurados de las instituciones sociales, por medio de redes flexibles y fluctuantes[6].
- ¿La omnipresencia de la tecnología en muchas de las tendencias actuales en la música contemporánea responde a una nueva forma de integración de esta música dentro de las relaciones económicas, comunicativas y de control en nuestra actual sociedad?
- ¿Las instituciones musicales disciplinarias (las escuelas de música, los conservatorios, las sociedades de derechos de autor, las editoriales, las salas de concierto y de ópera, las iglesias y su música sacra, las orquestas, las bandas, los coros, las sociedades de amigos musicales, etc.) han flexibilizado su disciplinamiento y control, o siguen tan conservadoras y rígidas como "antaño"?
Las luchas que precedieron y prefiguraron la globalización fueron expresiones de la fuerza del trabajo viviente, quien buscó liberarse a sí mismo de los rígidos regímenes territorializantes impuestos. Al contestar al trabajo muerto acumulado contra él, el trabajo viviente siempre busca quebrar las estructuras territorializantes fijadas, las organizaciones nacionales y las figuras políticas que lo mantienen prisionero. Con la fuerza del trabajo viviente, su incansable actividad, y su deseo deterritorializante, este proceso de ruptura abrió todas las ventanas de la historia[7].
- ¿Si los antiguos estilos nacionales funcionaban como músicas territorializadas que se acoplaban a los intereses de los dirigentes de la nación; podemos entender sus "actualizaciones" en los estilos neorománticos y neotonales, como formas ya muertas musicalmente, pero que persisten en limitarse y encerrarse?
- ¿Si la fuerza del trabajo viviente no tiene fronteras y destruye toda forma prisionera de territorialización; estamos ante la apertura multi-estilística, multi-nacional, que puede generar una música que reutilice toda la historia pasada y construya toda la futura en su máxima libertad sin ningún tipo de limitaciones?
- ¿Si los géneros y maneras de hacer música (pongamos por ejemplo la relación entre composición e improvisación) son tomados como regímenes ordenadores que en su constante y monótona repetición no aportan nada, tendremos ahora que producir "trans-géneros musicales" para subvertir los antiguos cánones impuestos y abrirlos a todas sus posibilidades?
El poder ha evacuado el bastión que ellos atacaban, y los ha rodeado por detrás para unírsele en el asalto, en nombre de la diferencia. Así estos teóricos se han encontrado empujando contra una puerta abierta. No pretendemos sugerir que los teóricos posmodernistas y/o poscolonialistas son algo así como los lacayos del capital global y el mercado mundial[8]. [...] No es preciso dudar de los deseos democráticos, igualitarios, e incluso a veces anticapitalistas que motivan a grandes segmentos de estos campos de trabajo, pero es importante investigar la utilidad de estas teorías en el contexto del nuevo paradigma de poder. Este nuevo enemigo no sólo es resistente a las viejas armas sino que en verdad prospera con ellas, y por eso se une a sus presuntos antagonistas para que las apliquen por completo. ¡Larga vida a la diferencia! ¡Abajo la binariedad esencialista! En cierta medida las teorías posmodernistas y poscolonialistas son efectos importantes que reflejan o trazan la expansión del mercado mundial y el pasaje de la forma de soberanía[9]. [...] En nuestro presente mundo imperial, el potencial liberador de los discursos posmodernistas y poscoloniales que hemos descrito sólo resuena con la situación de una población de élite que disfruta de ciertos derechos, un cierto nivel de riqueza, y una cierta posición en la jerarquía global. Sin embargo, no debemos tomar este reconocimiento como refutación completa. No es en verdad cuestión de uno y otro. Diferencia, hibridez, y movilidad no son liberadoras en sí mismas, pero tampoco lo son la verdad, la pureza y la estasis. La práctica revolucionaria real se refiere al nivel de producción. La verdad no nos hará libres, pero sí lo hará el tomar el control de la producción de la verdad. La movilidad y la hibridez no son liberadoras, pero tomar el control de la producción de movilidad y estasis, pureza y mezclas sí lo es. Las verdaderas Comisiones de la Verdad del Imperio serán asambleas constituyentes de la multitud, factorías sociales para la producción de la verdad[10].
- ¿Estos nuevos deseos "democráticos e igualitarios" que se reflejan en las instituciones, festivales y grupos musicales actuales, que supuestamente integran las más variadas diferencias entre identidades, géneros y razas, antes marginados pero ahora integrados y expandiéndose en el mercado; no responden realmente a una nueva forma de control más "sutil e invisible", que las anteriores formas de exclusión autoritarias y jerárquicas?
- ¿Cómo no caer en el engaño y la trampa, pero a su vez reivindicar una auténtica igualdad y libertad de todas estas identidades, géneros y razas, que no se conciban desde una inclusión homogeneizadora, administrada, económica y superficial, sino entenderlas auténticamente en su profunda radicalidad diferencial, contestataria y que no olviden su reciente exclusión y rechazo en el pasado, por una "supuesta y engañosa" nueva integración?
- ¿Por qué los que se dedican a la música contemporánea tienen que pertenecer para ello a una élite económica y social; hay espacio dentro de ella para aquellos que no pertenezcan a la élite ni la deseen?
- ¿Cómo utilizar nuestra posición privilegiada en contra de lo privilegiado?
- ¿Cómo la élite cultivada en la música más avanzada y progresista, puede enfrentarse a los que mantienen a esa élite aislada y encorsetada de todo el tejido social?
Las relaciones de explotación capitalista se están expandiendo a todas partes, no limitándose a la fábrica sino tendiendo a ocupar todo el terreno social. Por otro lado, las relaciones sociales invisten completamente a las relaciones de producción, volviendo imposible toda externalidad entre producción social y producción económica. La dialéctica entre fuerzas productivas y el sistema de dominación ya no tiene un lugar determinado. Las cualidades reales de la fuerza de trabajo (diferencia, medida y determinación) ya no pueden ser alcanzadas, y similarmente, la explotación ya no puede ser localizada y cuantificada. En efecto, el objeto de la explotación y dominación tiende a dejar de ser las actividades productivas específicas, para pasar a ser la capacidad universal de producir, es decir, la actividad social abstracta y su poder comprensivo. Este trabajo abstracto es una actividad sin lugar, y por ello muy poderosa[11].
- ¿Cuando uno produce música (interpretándola, escribiéndola, etc.) qué está haciendo?
- ¿Cuando uno para producir música ya no necesita de la música, sino de la tecnología, qué está produciendo?
- ¿Cuando uno produce música y a su vez está gestionando su comercialización, qué está haciendo?
Mientras la sociedad se base en el dinero, nunca tendremos suficiente.
Panfleto, Huelga en París, Diciembre 1995
Esta es la abolición del modo de producción capitalista dentro del propio modo de producción capitalista, y por lo tanto una contradicción auto-abolitoria, que se presenta prima-facie como un mero punto de transición hacia una nueva forma de producción.
Karl Marx[12]
- ¿Si los estudios de música están cada vez más privatizados, son más costosos y pensados exclusivamente en términos monetarios, significará que ya no los necesitamos y no son suficientes para nosotros?
- ¿Si cada vez es mayor la exclusión de todos aquellos que en vez tener dinero sólo tienen talento, en los espacios dirigidos y enfocados únicamente para una minoría rica, significará que este rechazo y no inclusión hacia ellos es una forma de preparar y construir nuevos espacios por ellos y para ellos?
El gran gobierno conduce la gran orquesta de subjetividades reducidas a mercancía. Y es consecuentemente la determinación de los límites del deseo: estas son, de hecho, las líneas que, en el Imperio biopolítico, establecen la nueva división del trabajo a lo largo del horizonte imperial, a fin de reproducir el poder de explotar y subyugar. Nosotros, por el contrario, luchamos porque el deseo no tiene límites y (como el deseo de existir y el deseo de producir son uno y lo mismo) porque la vida puede ser continua, libre e igualitariamente disfrutada y reproducida[13].
- ¿Esa gran orquesta que dirige a todos los músicos desde el mismo repertorio limitador de mercancías de siempre, tendrá algún final cercano, mediante su destrucción, nuestro desprecio y con nuestros deseos ilimitados para crean músicas alternativas a ella?
- ¿No es la idea de conservar una siempre revivida tradición, un repertorio de obras maestras, la clave maestra para negar todo cambio y perspectiva revolucionaria hacia la transformación y producción de nueva vida musical?
En el Imperio no hay subjetividad afuera, y todos los lugares han sido subsumidos en un "no-lugar" general. La ficción trascendental de la política ya no puede sostenerse ni posee utilidad argumental porque todo existe íntegramente dentro del ámbito de lo social y lo político. Cuando reconocemos esta determinación radical de la posmodernidad, la filosofía política nos empuja a penetrar en el terreno de la ontología. Cuando afirmamos que la teoría política debe ocuparse de la ontología, queremos decir primeramente que la política no puede construirse desde afuera. La política está dada inmediatamente; es un campo de inmanencia pura. El Imperio se forma en este horizonte superficial en el que están embebidos nuestros cuerpos y nuestras mentes. Es puramente positivo. No hay ninguna máquina lógica externa que lo constituya[14].
- ¿No es más que evidente que figuras tan "señeras e importantes" para la música contemporánea, no han hecho más que engañar a la música contemporánea? Citemos esta evidencia: Pierre Boulez, otra vez, quien postula que no hay ninguna relación posible entre música y revolución y que si el músico quiere hacer la revolución que coja el fusil, es titulado por Nono de fascista por aquello de que «aquí se trabaja, no se habla de política»[15].
- ¿No es también ya evidente que cualquier actividad musical, un libro, festival, etc. que disocie la música de la política, la pedagogía, la filosofía, la ontología, etc. no hace más que cegarse en su limitadora ignorancia y comente un grave error?
¿Estamos entonces haciendo un reclamo nihilista sin sentido cuando afirmamos que en la ontología del Imperio el valor está fuera de la medida? ¿Sostenemos que no pueden existir valor, justicia, ni siquiera virtud? No, en contraste con aquellos que siempre han sostenido que el valor sólo puede ser afirmado en la figura de la medida y el orden, nosotros sostenemos que el valor y la justicia pueden vivir y nutrirse en un mundo inmensurable. Aquí podemos ver nuevamente la importancia de la revolución del humanismo renacentista. Ni Dieu, ni maitre, ni l´homme- ningún poder o medida trascendente determinarán los valores de nuestro mundo. El valor será determinado sólo por la continua innovación y creación de la humanidad[16].
- ¿Es ya el momento definitivo para hibridar la música fuera de todas las restricciones impuestas desde la institución, los estilos, los derechos de autor, las escuelas, los festivales, las modas, las nacionalidades, la religión, la mercancía, la fama, etc.?
- ¿Hoy más que nunca no podremos alzar la bandera de un mundo en ruinas que se ha llamado la tradición y un nuevo mundo que se podrá llamar la reconstrucción liberadora de esa tradición?
- ¿La única medida posible de la música es la medida omnipresente del valor de cambio y el Dios del Capital, no podemos construir nuestros propios valores creando una música sin Dios?
El pasaje de lo virtual a lo posible y a lo real es el acto fundamental de creación. Es el trabajo viviente el que construye el camino desde lo virtual a lo real; es el vehículo de la posibilidad. El trabajo que ha roto las rejas de la disciplina política, social y económica y sobrepasado toda dimensión reguladora del capitalismo moderno, junto con su forma Estado, aparece ahora como actividad social general. El trabajo es exceso productivo con respecto del orden existente y las reglas de su reproducción. Este exceso productivo es tanto resultado de una fuerza colectiva de emancipación como la sustancia de la nueva virtualidad social de las capacidades productivas y liberadoras del trabajo[17].
- ¿Si la música contemporánea sigue fuera de la instituciones disciplinares de la música (conservatorios, academias, salas, etc.) es que siempre ha sido y será una fuerza emancipadora?
- ¿Si la "música contemporánea oficial" está dentro de las programaciones oficiales de las grandes salas y festivales, significará que esta música por amor a la integración y el éxito, ha perdido toda fuerza libertadora y revolucionaria?
- ¿Si los grandes recursos musicales (orquestas, óperas, etc.) están vetados, e intrumentalizados por la clase dirigente para sus mezquinos fines, cómo crear nuestros grandes recursos musicales para no limitarnos a lo llanamente dado; o tendremos que conformarnos siempre con recursos mínimos y limitados?
Cuando interviene el gobierno imperial, selecciona a los impulsos liberadores de la multitud a fin de destruirlos, y en respuesta es empujado hacia delante por la resistencia. Las investiduras reales del Imperio y todas sus iniciativas políticas son construidas de acuerdo con el ritmo de los actos de resistencia que constituyen el ser de la multitud. En otras palabras, la efectividad de los procedimientos regulatorios y represivos del Imperio debe ser seguida hacia atrás hasta la acción constitutiva, virtual, de la multitud. En el preciso momento en que se alza, cae. Cada acción imperial es un rebote de la resistencia de la multitud, que coloca un nuevo obstáculo que la multitud debe superar[18].
- ¿Cómo entender que Schönberg en vida fue un compositor tan despreciado por las instituciones hegemónicas y hoy en día sea programado como un clásico en los festivales más conservadores y de gran presupuesto como el de Lucerna?
- ¿Cómo entender que los pocos compositores vivos (al estilo Wolfgang Rihm, George Benjamin, etc.) que pasan por los festivales citados sigan componiendo ya pasados casi un siglo en el mismo estilo de Schönberg al que imitan musicalmente (pero no en los insultos y el rechazo que recibió) aunque "reactualizándolo" para pretender ser contemporáneo?
Marx reconoció que el conflicto entre trabajadores y máquinas era un falso conflicto: "Se ha necesitado de tiempo y experiencia para que los trabajadores aprendieran a distinguir entre la maquinaria y su empleo por el capital, transfiriendo en consecuencia sus ataques desde los instrumentos materiales de la producción hacia la forma de sociedad que utiliza dichos instrumentos". Ahora, las nuevas virtualidades, la vida desnuda del presente, tienen la capacidad de tomar el control de los procesos de metamorfosis maquínica. En el Imperio la lucha política sobre la definición de virtualidad maquínica, o en verdad sobre las diferentes alternativas del pasaje entre lo virtual y lo real, es un campo de lucha central. Este nuevo terreno de la producción y la vida abre para el trabajo un futuro de metamorfosis que la cooperación productiva puede y debe controlar éticamente, políticamente y productivamente[19]. [...] Sabemos bien que las máquinas y las tecnologías no son entidades neutras e independientes. Son herramientas biopolíticas desplegadas en regímenes específicos de producción, que facilitan ciertas prácticas y prohíben otras. Los procesos de construcción del nuevo proletariado que hemos venido siguiendo traspasan un umbral fundamental cuando la multitud se reconoce a sí misma como maquínica, cuando concibe la posibilidad de un nuevo uso de las máquinas y la tecnología en el cual el proletariado no esté subsumido como "capital variable", como una parte interna de la producción de capital, sino que sea un agente autónomo de producción[20].
- ¿Realmente podemos utilizar la tecnología imperante, internet y las redes sociales para nuestros propios fines, controlándolos para producir nuevas conexiones entre partidarios de la música contemporánea alrededor del mundo, utilizarlos para distribuir nuestras obras rechazadas en los canales ordinarios y reapropiarnos de materiales creados por estas con fines ajenos a los nuestros, pero que somos capaces de subvertirlos y redirigirlos desde el enemigo contra-revolucionario hacia el amigo revolucionario?
Desde que en la esfera imperial de biopoder producción y vida tienden a coincidir, la lucha de clases posee el potencial de erupcionar en todos los campos de la vida. El problema que debemos confrontar ahora es cómo pueden emerger instancias concretas de lucha de clases, y, más aún, cómo pueden conformar un programa de lucha coherente, un poder constituyente adecuado para la destrucción del enemigo y la construcción de una nueva sociedad. La pregunta es, realmente, cómo el cuerpo de la multitud puede configurarse a sí mismo como un telos. El primer aspecto del telos de la multitud tiene que ver con los sentidos del lenguaje y la comunicación. Si la comunicación se ha vuelto crecientemente el tejido de la producción, y si la cooperación lingüística se ha vuelto crecientemente la estructura de la corporalidad productiva, entonces el control sobre el sentido y significado lingüístico y las redes de comunicación se vuelve una cuestión central para la lucha política[21]. [...] Todos los elementos de corrupción y explotación nos son impuestos por los regímenes lingüísticos y comunicativos de producción: destruirlos en palabras es tan urgente como hacerlo en hechos. Esto no es realmente cuestión de ideología crítica, si por ideología aún entendemos un reino superestructural de ideas y lenguaje, externo a la producción. En realidad: en la ideología del régimen imperial, la crítica se vuelve tanto crítica de la economía política como de la experiencia vivida. ¿Cómo pueden ser orientados diferentemente el sentido y el significado, u organizados en aparatos comunicativos alternativos, coherentes? ¿Cómo podemos descubrir y dirigir las líneas preformativas de conjuntos lingüísticos y redes comunicativas que crean el tejido de la vida y la producción? El conocimiento deberá volverse acción lingüística y la filosofía una verdadera reapropiación del conocimiento. En otras palabras, el conocimiento y la comunicación deberán constituir la vida mediante la lucha[22].
- ¿Cómo se refleja hoy la lucha de clases en la música?
- ¿Cómo unir la práctica de la música contemporánea y la teoría de la música contemporánea, como unir sonido y concepto?
- ¿Se puede hoy distinguir entre la creación de música y su reflexión, entre composición y musicología, entre producción y reproducción?
- ¿Qué relaciones de corrupción y explotación existen entre el salario/trabajo de un cantante de ópera, un solista instrumental, un director de orquesta , un compositor de música de cine, uno de publicidad y uno de música contemporánea?
El derecho a la reapropiación es, primeramente, el derecho a la reapropiación de los medios de producción. Los socialistas y comunistas han demandado largamente que el proletariado tenga libre acceso y control sobre las máquinas y materiales que utilizan para producir. En el contexto de la producción inmaterial y biopolítica, sin embargo, esta demanda tradicional toma un nuevo aspecto. La multitud no sólo usa máquinas para producir, sino que también se vuelve crecientemente maquínica, en tanto los medios de producción están cada vez más integrados en las mentes y cuerpos de la multitud. En este contexto, la reapropiación significa tener libre acceso y control sobre el conocimiento, la información, la comunicación y los afectos -puesto que estos son algunos de los medios primarios de producción biopolítica. Pero que estas máquinas productivas hayan sido integradas dentro de la multitud no significa que la multitud tenga control sobre ellas. Por el contrario, hace más viciosa e injuriosa su alineación. El derecho a la reapropiación es, realmente, el derecho de la multitud al auto-control y la auto-producción autónoma[23].
- ¿En la música contemporánea el constante uso de máquinas tal y como son usadas en la cultura oficial, no representa un nuevo academicismo tan reaccionario como una neotonalidad?
- ¿Podemos utilizar y reapropiarnos de las salas y festivales que criticamos sin caer ni pretender imitar en sus nefastas ideas y programaciones?
- ¿La reapropiación en la música contemporánea de la música clásica del pasado y su ideología asociada ya prácticamente inexistente, es similar y equiparable a la reapropiación que hacen también otras tendencias de la música contemporánea de la música actual pop y de consumo con su ideología en pleno funcionamiento?
El modo de producción de la multitud se reapropia de la riqueza del capital y también construye una nueva riqueza, articulada con los poderes de la ciencia y el conocimiento social mediante la cooperación. La cooperación anula el título de propiedad. En la modernidad, la propiedad privada fue legitimada a menudo por el trabajo, pero esta ecuación, si alguna vez tuvo algún sentido, hoy tiende a ser completamente destruida. Hoy, en la era de la hegemonía del trabajo cooperativo e inmaterial, la propiedad privada de los medios de producción es sólo una obsolescencia pútrida y tiránica[24].
- ¿Qué sentido tienen los derechos de autor en la música y otras artes en un mundo donde la cultura cada vez tiende a estar más deslocalizada, desreglamentada, de libre acceso y perteneciente a una comunidad global e inmaterial como la que genera internet?
Hay una antigua leyenda que puede servir para ilustrar la vida futura de la militancia comunista: la de San Francisco de Asís. Consideremos su obra. Para denunciar la pobreza de la multitud adoptó esa condición común y descubrió allí el poder ontológico de una nueva sociedad. El militante comunista hace lo mismo, identificando en la condición común de la multitud su enorme riqueza. Francisco, oponiéndose al naciente capitalismo, rechazó toda disciplina instrumental, y en oposición a la mortificación de la carne (en la pobreza y el orden constituido) sostuvo una vida gozosa, incluyendo a todos los seres y a la naturaleza, los animales, la hermana luna, el hermano sol, las aves del campo, los pobres y explotados humanos, juntos contra la voluntad del poder y la corrupción. Una vez más, en la posmodernidad nos hallamos en la situación de Francisco, levantando contra la miseria del poder la alegría de ser. Esta es una revolución que ningún poder logrará controlar -porque biopoder y comunismo, cooperación y revolución, permanecen juntos, en amor, simplicidad, y también inocencia. Esta es la irreprimible alegría y gozo de ser comunistas[25].
¿Es que puede haber más preguntas? ¿No es evidente el camino a seguir? Que el lector busque sus respuestas y se haga nuevas preguntas para que la música no se degrade y embrutezca tanto, como lo está haciendo últimamente... Citando el último párrafo del excelente libro Imperio de Michael Hardt y Antonio Negri, terminamos también nuestra breve introducción hacia él. Esperamos despertar las ansias de su lectura y el espíritu transformador que implica su comprensión. Aquél que lo rechace, lo deteste o directamente no lo entienda, nos compadecemos de su inevitable inclusión en la mentira y sumisión en la ignorancia más horrenda...
Notas
- ^ BUKHOLDER, J. Peter; GROUT, Donald J. y PALISCA. Claude V.. Historia de la música occidental. Alianza, Madrid, 2008, p. 961.
- ^ HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. Imperio. Traducción: Eduardo Sadier. De la edición de Harvard University Press, Cambridge, Massachussets, 2000, Editado por Ediciones la Cueva. Nosotros hemos leído esta edición y será la que citemos aquí. Puede descargarse gratuitamente en esta edición digital: https://construcciondeidentidades.files.wordpress.com/2014/09/negri-antonio-imperio.pdf
- ^ p. 7.
- ^ p. 7.
- ^ p. 25.
- ^ p. 25.
- ^ p. 46.
- ^ p. 121.
- ^ p. 121.
- ^ p. 134.
- ^ p. 175.
- ^ p. 278.
- ^ p. 295.
- ^ p. 313.
- ^ Citado extraída de este texto: https://sulponticello.com/iii-epoca/contra-la-tirania-dictatorial-de-los-boulez-y-3-de-las-relaciones-entre-musica-politica-y-la-historia-de-la-musica-en-mayusculas-o-en-minusculas/
- ^ p. 315.
- ^ p. 316.
- ^ p. 318.
- ^ p. 323.
- ^ p. 350.
- ^ p. 350.
- ^ p. 350.
- ^ p. 352.
- ^ p. 355.
- ^ p. 357.
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