Espacio en el que queremos difundir algunas de las ponencias de la primera edición del Simposio Mundos Sonoros convocado por la Universidad Nacional Tres de Febrero de Argentina. Una colaboración que Sul Ponticello establece en el ámbito del arte sonoro latinoamericano.
INTRODUCCIÓN
La Isla [reconocimiento] es un proyecto de obra de arte medial, basando en la contribución de los habitantes y visitantes de Sudamérica. Una aplicación permite la grabación de sonidos costeros con el micrófono interno de un celular y enviarla a la página web del proyecto, junto con los datos de geolocalización. Aquí un software construye un mapa a través de estos datos y los relaciona con los sonidos enviados. Mientras más sonidos costeros hay, más preciso se arma el mapa del subcontinente. Se exhibe como instalación en salas en conjunto con una instalación sonora de 4 canales.
Una instalación medial colaborativa
La isla [reconocimiento] es un proyecto de arte medial, en el cual se propone usos comunicacionales de dispositivos cotidianos (celulares y páginas web) y actividades perceptivas (escuchar el entorno) con fines artísticos. Ambos factores dan origen a una cartografía colaborativa, donde los resultados de múltiples escuchas y sus registros con celulares, el reconocimiento de las ubicaciones geográficas de los dispositivos y el envío de datos y sonidos a una página web definen el contorno del objeto cartográfico: la isla.
Entender Sudamérica como isla y no como continente, significa un cambio en la manera de pensarla. El continente está dialécticamente relacionado con su contenido, es recipiente de lo aparentemente importante: el contenido que se unifica al estar en un mismo contenedor. A diferencia, la isla se define por su ubicación en un entorno distinto, en su alindamiento con el agua y en su separación con otras islas. La isla se reconoce por su línea costera.
La escucha inicial
En la náutica, el reconocimiento de una costa se realiza desde un vehículo marítimo, desde un punto fuera de la isla. Se identifica el borde entre agua y tierra, pero no la característica interna. Como el interior es aún desconocido, se lo llena con suposiciones, hipótesis y mitologías. Mientras el reconocimiento, con ayuda de instrumentos náuticos ópticos, permite y requiere una distancia entre sujeto observador y objeto observado, en La isla [reconocimiento] el reconocimiento auditivo se realiza desde el borde costero mismo, sin distancia. El punto de reconocimiento es el punto de la experiencia misma, o sea, el reconocimiento es experiencia corporal.
Desde 2005 estoy registrando los sonidos de las aguas en las costas marítimas, primero de Chile, después de Sudamérica. Al inicio no había ninguna intención de un uso específico posterior. Simplemente me fascina este fenómeno sonoro, siempre reconocible pero nunca igual, con una presencia constante, rítmica, con una compleja textura interna. Más preciso, el sonido costero es un conjunto de sonidos, entrelazados, distribuido espacialmente: el espacio de la costa es un espacio del sonido.
"[…] me senté en la cima de un risco de 4 metros al pie del gran acantilado y las olas llegaban 'Raro, arremete raro' – 'Rudo ruu ruge' – 'Crash' – Así suenan las olas sobre todo de noche – El mar no habla con largas oraciones sino con versos breves. '¿Cuál?… ¿La ola rota?… Sí, ésa, ah, boom, se rompe' […] – Y me siento entonces y escucho a las olas hablándole a la arena en distintos tonos de voz 'Ka bloom, kerplosh, ah ropey otter barnacled be, crash, are rope the angels in all the see?', y cosa por el estilo – […]" (Kerouc, 2014: 43).
No obstante, la fascinación por el sonido se pierde un poco en la escucha posterior a través de mis equipos de reproducción. Por un lado, tengo una buena posibilidad de comparar grabaciones de distintas costas, fijarme en las diferencias de los ritmos, intensidades y morfologías de los ruidos naturales: rugidos graves prolongados, ruido blanco (y rosado) de intensidad cambiante, chispas puntuales, goteos rítmicos. El registro entonces como excelente oportunidad de indagar en las capas auditivas superpuestas de las olas, de una escucha analítica.
Obviamente, con esta escucha uno se da cuenta, que las características del sonido reproducido depende de los equipos de grabación. Experimentando con diferentes tipos de micrófonos - direccionales, omnidireccionales, binaurales y combinaciones de ellos - y una siguiente posproducción leve – filtros, dinámica, volumen – me llevaron a la producción consciente de formas sonoras. Pero siempre tenía la sensación de pérdida: la transparencia de lo escuchado en la costa, su profundidad y la distribución espacial de los acontecimientos sonoros paralelos no se percibe posterior en la reproducción. Lamentablemente estas características, esta complejidad perceptiva, constituyen lo fundamental en mi interés por los sonidos costeros.
Cada registro sonoro y su posterior re-escucha por medios técnicos significa desplazamiento y abstracción. Casi nunca escuchamos los sonidos naturales reproducidos a través de altavoces o auriculares en el mismo lugar de la grabación. Y nunca al mismo tiempo. Casi siempre hay un cambio del lugar y siempre hay un desfase en el tiempo. Esta separación del lugar original del sonido provoca la abstracción respecto de una situación envolvente de percepción: en la escucha posterior ya no vemos, no sentimos la temperatura, la humedad y el viento que acompañan la escucha. La experiencia compleja y multiperceptiva se transforma en una forma estética reducida.
En este sentido, para mi, trabajar artísticamente con los sonidos costeros no se puede basar principalmente en la calidad de los sonidos registrados, más bien debe partir en la fascinación por la situación de escucha original en el contexto específico de costa: en vez de representación del sonido ya registrado, primero invitar al publico mismo a escuchar los sonidos. Para participar en el proyecto, el usuario debe registrar los sonidos de las olas del mar (o de un lago) en una costa, acercándose lo más posible a las olas y sin cambiar su posición mientras graba.
La aplicación para celulares
Para animar un público artísticamente no formado a participar un proyecto de esta característica, no se debe exigir una actitud muy a fuera de sus actividades habitual. En Chile, con 4.000 km de costa, es muy común viajar o hacer vacaciones al lado del mar. No obstante, muy poca gente tiene una grabadora de sonido profesional, pero sí existen más celulares en el país que habitantes. La fascinación por la tecnología es general y estamos muy acostumbrados a descargar aplicaciones para ampliar el funcionamiento del celular.
Para el proyecto se desarrolló una aplicación específica, descargable gratuitamente desde internet. A través de los store de Apple y Android, se llega a un público interesado en nuevas funciones de su teléfono móvil. La app “La isla reconocimiento” propone al usuario un leve cambio en el uso del dispositivo técnico. Con una sola función, puede grabar tres minutos de audio a través del micrófono interno, generar coordenadas geolocalizadas de esta grabación y enviar sonidos y datos a la página web del proyecto.
Con esta aplicación se utiliza la tecnología comunicacional cotidiana como herramienta para proporcionar una experiencia: tres minutos de registro sonoro también son tres minutos de escucha. Para mucha gente, quedarse 3 minutos quieto para concentrase en lo que sucede acústicamente, no es una actividad muy recurrente. Con la percepción consciente de las olas, el entorno costero se transforma en paisaje, en objeto de una percepción estética. Esta experiencia auditiva puede gatillar un proceso de sensibilización hacia la dimensión sonora del entorno. Por otro lado, el objeto de escucha (el mar en la costa, el lago) cobra relevancia reflexiva: ¿qué distingue a estos lugares geográficos respecto de otros?
Además, el dispositivo técnico (teléfono móvil más aplicación) produce un documento “archivable” de esta experiencia auditiva, relacionando los datos “sonido”, “lugar”, “fecha” y “sujeto de la experiencia (autor)”. Este aspecto es importante, pues el cooperador del proyecto queda con un resultado de su actividad. No solamente que el celular guarda los sonidos junto con el lugar del registro como “sonidos enviados”, estos lugares aparecen como lista de las actividades realizadas con el nombre del autor en la pagina web del proyecto.
La pagina web
Mientras la aplicación para celulares es la instancia de la “experiencia estética”, la pagina web http://la-isla-reconocimiento.cl es el lugar de la “construcción estética” del proyecto. Al enviar los sonidos y datos de registro a la página web, la experiencia de la situación de escucha singular se transforma en el registro reproducible en su dimensión acústica. Como he señalado anteriormente, este aspectos me parece lo menos interesante por su carácter de abstracción.
No obstante, en la página web se establecen relaciones geográfico-temporales entre las múltiples experiencias de escucha gracias a un software que construye un mapa a partir de los puntos de grabación sonora georreferencializados y las conexiones lineales que se producen entre ellos. Mientras más sonidos costeros existen, más precisa es la configuración del mapa del subcontinente sudamericano. Sin experiencia sonora no hay documento, no hay ubicación en el mapa. Se visualizan las situaciones de percepción sonora descentralizadas en las cuales una cantidad creciente de co-actores generan y precisan la forma singular del mapa. En este sentido, funciona como metáfora de construcción identitaria: “La isla” requiere el “reconocimiento” desde múltiples puntos de escucha para que se parezca a sí misma.
La imagen que construimos en nuestra mente cuando escuchamos “Sudamérica”, es la imagen de su contorno. Pero nunca hemos visto este contorno de Sudamérica directamente, identificamos este continente (aunque sin contenido) a través de su línea costera representada en los mapas. No obstante, fueron decisiones políticas que definieron sus características, al ubicar el norte arriba, encima del sur.
"[…] Rainer toma la metáfora de un paisaje en construcción y propone el dibujo cartográfico desde la horizontalidad, es decir, proponiendo la verticalidad del eje este-oeste como una manera de recostar el continente y de crear un nuevo horizonte de norte a sur" (Reyes León, 2018: 68-69).
La página web con el dibujo del subcontinente sudamericano en permanente actualización es de libre acceso desde cualquier computador. Un clic del usuario encima de los puntos geolocalizados permite escuchar los sonidos y acceder a los datos de grabación proporcionados por sus autores. Los autores de los sonidos encuentran aquí sus contribuciones en un espacio público, visible para los internautas y especialmente en los interesados en el proyecto.
Mientras la aplicación para celulares se dirige al colaborador en su función como usuario individual de tecnología cotidiana de comunicación, la página web invita a “navegar” por las relaciones entre los aportes singulares, las similitudes y diferencias sonoras, costas todavía por reconocer (líneas rectas sin puntos de grabación) y el “sobre-reconocimiento” de otras (muchos puntos de grabación en una misma área geográfica pero de otros tiempos).
El an-archivo
Una segunda pagina web http://la-isla-anarchivo.cl consiste en la construcción de un an-archivo[1] del proyecto, documentando las actividades asociadas, su desarrollo y sus alcances a través de links a textos, imágenes, sonidos que rodean, amplían, especifican y relativizan la propuesta estético-conceptual de “La isla”. Sonidos y documentos archivados abren posibilidades de usar “La isla” según múltiples intereses, sean estos estéticos, políticos, ecológicos, históricos, técnicos, etc. Esta página se puede denominar como el lugar de la “reflexión estética” del proyecto.
En esta pagina se propone acercamientos a la pregunta ya formulada: ¿Porqué los sonidos de costa? ¿Qué significa y hace especial esta franjas geográfica de límite? Además se pregunta acerca del significado de términos como “isla”, “ola”, “límite” y otros relacionados, formando un campo reflexivo que con el tiempo y con la contribución de los que se interesan por el proyecto, se amplía o precisa, similar como el mapa mismo.
La instalación
Otra instancia del proyecto tiene formato de instalación visual-sonora en una sala de exposiciones. El uso de un video wall (multipantalla) como dispositivo de visualización desplaza el mapa generado en internet al ámbito de la producción artística reconocida: el gran formato de la pantalla múltiple requiere un distanciamiento físico y reflexivo, permite una contemplación y experiencia estética corporal en relación con la imagen, condición que la pantalla única de un computador no cumple[2]. Cuatro canales reproducen aleatoriamente los sonidos costeros recibidos de los celulares[3], mientras la multipantalla visualiza las relaciones geográficas entre estos sonidos.
La puesta en escena del proyecto, su exhibición, es una instancia de socialización. Las formas estéticas empleadas (los sonidos reproducidos espacialmente, la gráfica lineal del mapa, el diagrama, el dibujo), la posibilidad de intervención por parte del público (con el mouse de la computadora) y su articulación sonoro-visual hacen perceptible la propuesta de pensar Sudamérica como isla. El mapa de la instalación tiene menos funciones que la versión on-line para computadores, es más austera, menos documental. No hay menú para elegir autores, lugares de registro o fechas de grabación. Aun más que en la versión on-line, el mapa enfatiza el carácter de abstracción geográfica: el continente sin contenido, ni fronteras nacionales, ni ciudades, formaciones geográficas. La exclusiva concentración en el borde, la escucha de los sonidos similares entre si y sin acontecimientos espectaculares, y el anonimato relativo de los lugares (un solo nombre local por sonido, sin especificaciones regionales o nacionales), acentúa el concepto de “la isla” como figura de reflexión encima de su función representativa.
Además, el montaje evidencia lo no concluido del mapa, la necesidad de avanzar en el reconocimiento a través de la participación con registros sonoros. Solamente a través de la contribución de otros puntos de escucha, Sudamérica poco a poco corresponderá a la isla pensada.
La exposición en una sala desplaza el proyecto desde el contexto cotidiano (celular, turismo, internet) al contexto “especial” del arte. De esta manera, la construcción de sentido por parte del espectador/oyente requiere conocimiento - o por lo menos interés - previo respecto de la producción artística contemporánea. Por su parte, los dispositivos técnicos adquieren carácter de signo: no es lo mismo interactuar en tiempo real con un mapa cambiante que se muestra en la pantalla del propio notebook, que verlo en una instalación de un videowall (dispositivo más bien usado en un centro comercial o un aeropuerto) que sobrepasan la dimensión del propio cuerpo, o ser espectador de una documentación en formato video. Cada uno de esos soportes origina experiencias estéticas diferentes.
Tiempos
En el transcurso del funcionamiento de La isla [reconocimiento], se forma un depósito de sonidos costeros, cada vez más extenso y un poco más variado. Aunque la cantidad aumentó, a partir de un cierto momento la calidad no se cambiará mucho. Como se mencionó anteriormente, no va haber sonidos espectaculares, todos pertenecen a una familia de sonidos más o menos parecidos. El avance del proyecto no se basa entonces en una mayor riqueza de percepción acústica.
Al contrario, la calidad del mapa visual se cambia con el desarrollo del proyecto. Con pocos sonidos incorporados, el mapa no parece isla, sino una figura geométrica simple. Ya, en el primer año de funcionamiento público del proyecto, esta figura se acerca a los proporciones de Sudamérica, aunque gran parte del contorno están todavía representados por líneas rectas. Más adelante las líneas costeras se van a precisar con mas puntos cercanos entre si. La calidad abstracta del mapa paulatinamente se transforma en calidad representativa basada en la semejanza. Este proceso no va a ser homogéneo por todo el contorno. Por ejemplo, el sur de Chile consiste en miles de islas con difícil acceso. No se puede imaginar que esto se cambie pronto. Al contrario, el litoral central de Chile está lleno de balnearios muy visitados. Aquí los puntos de registros, muy cercanos entre si, ya dibujan una línea costera diferenciada.
Con el tiempo de funcionamiento del proyecto, la diferencia entre abstracción y representación detallado se va a hacer más evidente, y así, la diferencia entre poblado y deshabitado. Se hará visible el desfase en la apropiación de la isla, su dominio y la relación del ser humano con su territorio.
[01] 2005-02-18
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 18-2-2005, screenshot (consulta el 08/10/18)
[02] 2012-08-09
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 9-8-2012, screenshot (consulta el 08/10/18)
[03] 2013-11-29
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 29-11-2013, screenshot (consulta el 08/10/18)
[04] 2014-02-14
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 14-2-2014, screenshot (consulta el 08/10/18)
[05] 2014-03-17
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 17-3-2014, screenshot (consulta el 08/10/18)
[06] 2015-03-01
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 1-3-2015, screenshot (consulta el 08/10/18)
[07] 2017-01-01
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 1-1-2017, screenshot (consulta el 08/10/18)
[08] 2017-07-16
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 16-7-2017, screenshot (consulta el 08/10/18)
[09] 2018-01-30
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 30-1-2018, screenshot (consulta el 08/10/18)
[10] 2018-03-01
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 1-3-2018, screenshot (consulta el 08/10/18)
[11] 2018-05-01
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 1-5-2018, screenshot (consulta el 08/10/18)
[12] 2018-05-09
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 5-9-2018, screenshot (consulta el 08/10/18)
[13] 2018-05-13
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 18-2-2005, screenshot (consulta el 08/10/18)
[14] 2018-09-21
Rainer Krause, La isla [reconocimiento], 21-9-2018, screenshot (consulta el 08/10/18)
Referencias bibliográficas
- Kerouac, Jack (2014) Big Sur. Buenos Aires: Adriana Hidalgo
- Reyes León, Daniel (2018). “Las frecuencias inaudibles de un reconocimiento”. En Daniel Reyes León (ed.), Rainer Krause. La isla [reconocimiento]. Santiago de Chile: Adrede
- Zielinsky, Siegfried (2014). “AnArchive”. En Claudia Giannetti (ed.), AnArchive(s). Oldenburg: Edith-Russ-Haus für Medienkunst
Notas
- ^ “An-archivos entiendo como una actividad alternativa al archivo. Solamente existen como modi operandi […]. An-archivos se desarrollan en la perspectiva de una lógica de pluralidad y de la riqueza de variedades. Son especialmente aptos de manejar acontecimientos y movimientos, entonces sensaciones basadas en el tiempo. An-archivos no reclaman un liderazgo. No reclaman el conocimiento sobre la verdad, de donde vienen y a donde van las cosas. […] An-archivos son prácticas lúdicas." (Zielinsky, 2014: 17) (traducción: Rainer Krause)
- ^ Por razones de costos, en la presentación del proyecto en Antofagasta, 2018, las pantallas fueron reemplazadas por un proyector de alta resolución.
- ^ En la exhibición del proyecto en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile, 2018, la instalación sonora consistió en 8 canales de audio. 4 altavoces estaban instalados en la sala de exhibición, los otros 4 en diferentes lugares del Museo: 1 en el primer piso, 2 en los pasillos del segundo piso y el último frente a la oficina del director del Museo en el área administrativa.
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