Texto que trata sobre el arte prehistórico y concretamente sobre la música prehistórica alrededor del proyecto "With hands, signs grow" expuesto en la 59 Bienal de Venecia y comisariado por Alfonso de la Torre.
La prehistoria siempre ha sido para el arte un lugar irresistible, misterioso e inexplicable. Tal vez por ello numerosos artistas de lugares y estéticas tan diferentes, han recurrido a ella para basar sus obras o inspirarse en este origen remoto. Uno afirmaría que la prehistoria tiene mucho más de mito, que de hecho temporal digno de analizarse por la ciencia histórica. ¿Pero no es la historia otro mito más? ¿La historia no es el lugar de la memoria mítica donde podemos dialogar con los muertos? ¿No es la historia un más allá, que aunque repleta de pruebas, datos y evidencias indiscutibles, continuamente es cuestionada imposibilitando su sentido unívoco? ¿No es la historia algo móvil y cambiante, antes que un fósil petrificado? Al fin y al cabo, los mitos nos ayudan a enriquecer ambiguamente la realidad, a entenderla desde la poesía, desde el arte, desde la memoria inmaterial, etc. Tienen mucho más de emoción y pasión, que de rigor y positividad mensurable. ¿No han sido las ciencias modernas quienes han relegado el mito a la superstición, a algo accesorio, carente de autenticidad? ¿Pero los hechos mensurables son más auténticos que todas esas narraciones y sensaciones que la mitología nos aporta y que el arte ha sabido recoger tan bien? Incluso hay algunos, como Jean-Luc Godard en su film The Old Place, que se proponen caracterizar el arte como un mito más. ¿Si los mitos en nuestra cultura (pensemos en los de la mitología greco-romana) se han extinguido prácticamente, en ese sentido podría el arte como otro mito, extinguirse también? Ya hace mucho tiempo que Hegel proclamó que el arte había muerto... ¿Pero la ciencia no es en definitiva otro mito despoetizado que sigue en pie continuamente renovándose? Si rápidamente y de manera simple podemos ver la complejidad que el concepto de "mito" puede aún despertar en nuestras ideas, no podía ser más, que ha día de hoy el "mito prehistórico" continúe creándose y renovándose. Este es el caso del proyecto With hands, signs grow para la 59 Bienal de Venecia expuesto en Palazzo Donà[1]. Comisariado por Alfonso de la Torre[2], se centra en el trabajo de cuatro artistas jóvenes (Ruth Gómez, Nuria Mora, Daniel Muñoz y Sixe Paredes) que han basado sus obras en el arte prehistórico y especialmente en las cuevas de Altamira. Mi parte en este proyecto[3] fue crear una lista musical[4] que tomara diversos ejemplos de lo que podríamos llamar "música prehistórica" o inspirada en ella, que luego explicaré.
Podemos escuchar en el mismo vídeo de la exposición[5] el bello sonido del goteo, que se produce cuando cae el agua desde esas paredes ancestrales que muchas veces contienen estalactitas, digamos ¿una escultura natural, una obra de arte orgánica? Pero si el arte (donde derivan las palabras artefacto y artificial) es una creación netamente humana, la naturaleza, como los animales, no pueden desde este punto de vista producir obras artísticas. Los seres humanos sí que pueden descontextualizar, clasificar y percibir como arte, las "obras de la naturaleza", pero esto ya implica una humanización y por tanto una des-naturalización. Por ello el artista prehistórico tuvo que conocer y reconocer previamente las cualidades naturales de los objetos -su color, peso, proporción, dureza, volumen, etc.-; sólo así pudo aprovecharlas eficazmente para dotar al objeto de unas cualidades que no le pertenecían naturalmente, o sea, las que hoy llamamos cualidades estéticas[6]. Pongamos como ejemplo de hibridación entre la naturaleza y lo humano, un poema inspirado en la Tierra, que nos remite a ese tiempo milenario de la prehistoria que sigue inspirándonos. Escribe Hélène Dorion:
He aquí la Tierra, de vacío y belleza,
viajera sin viaje que nos transporta
desde hace milenios, nos retiene
en su íntimo balanceo.
El mundo gira.
Y, en su girar, el mundo
se abre paso y adviene.
Así también nosotros
transmisores de la luz y el tiempo
entre los círculos del universo[7].
Un día en la Tierra el ser humano se encontró de repente, porque luego de milenios de evolución, su conciencia nació. En ese momento se percató que allí él era algo minúsculo, comparado con todo lo que le rodeaba. Georges Bataille decía que uno de los orígenes de lo espiritual, lo mítico o lo religioso, podría encontrarse en la admiración que los primeros homínidos sentían hacia esos animales salvajes, los mamuts, los bisontes, etc. Esos que hemos visto en tantas pinturas rupestres, porque sin duda, hay mucho de admiración en ellas. El ser humano normalmente en estas es relegado a ser un personaje esquemático y pequeño, frente al trabajo mucho más elaborado de la representación animal. Pero no hemos de olvidarnos que si el arte tiene su origen en la prehistoria, en esa admiración mágica y espiritual, no fue siempre un arte figurativo, sino también nació a su vez como arte abstracto. Nuestra cultura especializada, nuestra cultura del triunfo de la división del trabajo, sigue separando los elementos para poder controlarlos y ejercitarlos. Pero en la prehistoria, todo era Uno, figurativo y abstracto, materia y espíritu, lo visible y lo invisible, no eran categorías totalmente delineadas y separadas. El arte ornamental, el arte geométrico, los trazos abstractos y los grafitis, tiene un origen netamente prehistórico. ¿Pero qué ocurre con la música, ese arte por excelencia volátil, mágico e invisible? Poco se sabe de la "música prehistórica", por no decir, que podríamos directamente eliminar la palabra música (significándola como concepto evolucionado y de gran elaboración cultural), para directamente utilizar el más primigenio concepto de sonido prehistórico. Para que exista música, en cierto sentido ha de existir el sonido articulado, el sonido conceptualizado, pero ello no se daba en la prehistoria. Son varias las teorías que unen el origen de la música en relación al origen del lenguaje. Han tratado de ello desde el filósofo y compositor Jean-Jacques Rousseau, hasta el compositor y algunos llaman también filósofo (no sabemos si para bien o para mal, con orgullo o desdén irónico), Richard Wagner. Por otro lado, Charles Darwin pensaba que la aparición de la música es anterior a la aparición del lenguaje hablado. El grito, la llamada, el golpe sobre el cuerpo, las palmadas, etc., podrían encontrarse entre los "primitivos sonidos pre-musicales", previos a la aparición del lenguaje, necesariamente articulado y con cierta elaboración. Condiciones necesarias también para el desarrollo de la música propiamente dicha, que en palabras de Schopenhauer, es lenguaje universal y expresión de la voluntad.
Volvamos a la imagen visual para explorar sus orígenes y dejemos por ahora la imagen sonora: "¿Tiene algún sentido preguntarse sobre cómo llegó a aparecer sobre la tierra eso que venimos denominando imágenes? Sólo a condición de saber que la respuesta será válida menos para una investigación histórica, que por lo que tenga de hipótesis de trabajo a partir de la cual extraer derivaciones productivas. Román Gubern ha propuesto la sugestiva hipótesis del lago como motor desencadenante de la producción icónica [...] En ese sentido mítico hay que entender la propuesta de Gibson cuando habla de acto gráfico fundamental. Mucho antes de que pudiera pensarse en el concepto de representación en el sentido que hoy se da a esta palabra, es previsible pensar que el hombre observase con asombro el trazo que su dedo dejaba sobre el barro o sus huellas sobre la arena de ese lago"[8]. Como Santos Zunzunegui escribía, pensar el origen, en este caso del sonido, es un punto de partida que nos puede ayudar en el trabajo futuro, no en la evidencia histórica. Meditar sobre la historia del sonido prehistórico, además implica una doble dificultad. A diferencia del arte visual, que se conserva como objeto material conservado hasta el día de hoy, la música, sin un registro fonográfico o un tipo de escritura (como las partituras), es imposible de materializarla para escucharla. Es verdad que se conservan los instrumentos musicales, pero los de la prehistoria son escasos, como mucho alguna flauta hecha con un hueso, además de que el mismo cuerpo humano prehistórico, seguro que fue el "instrumento más utilizado" y de este, poco se conserva... Por un lado, el cuerpo contiene el instrumento más antiguo que se "conoce " que es la voz humana y por otro lado, el cuerpo fue a su vez elemento resonador, elemento de percusión para golpearlo, no muy diferente a como continúan haciendo algunos primates o "personajes de Hollywood" (llámese Tarzán). Desde nuestra actual voz y cuerpo, podemos imaginar cómo sería aquél sonido prehistórico. Pero la historicidad del sonido también puede rastrearse en su inmanencia, más allá de sus instrumentos o escrituras. ¿Hoy en día seguimos escuchando los sonidos de la prehistoria? Podríamos decir que en nuestros oídos continúan escuchando esas vibraciones que escuchaban los "seres míticos" de la prehistoria, como son el mar, el aire, el fuego, la tierra, los bosques, etc. Sin duda estos elementos también evolucionaron desde aquél tiempo remoto, pero aún se conservan (o queremos pensarlo) en esa imagen virginal, inviolada por la corrupción civilizadora. Pero antes de afirmar la fantasía como verdad, hemos de entender que el sonido prehistórico puro, es un concepto idealista, no es real, sino una neta construcción teórica. La pureza es un concepto que a veces se ha llevado a terrenos peligrosos, como en el ejemplo de la raza pura. Igualmente, el arte puro es más bien un espejismo, que una realidad. Todo arte en su virtuosa historia, es arte impuro, es decir, un arte híbrido, un arte que se ha mezclado innumerables veces y por eso ha llegado a ser lo que es. Nuestro concepto de ser, esencialista y de tradición platónica idealista, nos lleva a innumerables errores. Pero en el ser, está contenido su no ser, he ahí su verdad dialéctica, que mientras esta no se entienda en su exclusividad dualista y totalitaria, nos permite investigar toda nuestra realidad en su transformación contradictoria. Por ello, el sonido puro es una simple hipótesis que puede hacernos soñar, inspirar nuestra creatividad, pero nunca se puede alcanzar como meta verdadera.
Luego de explicar todo lo anterior, ya podemos describir nuestra aportación al proyecto With hands, signs grow, consistiendo en buscar "músicas prehistóricas o sus derivados", que dialoguen con las obras expuestas. La playlist que acompaña las obras visuales se puede encontrar dentro del Palazzo Donà, fotografiando un código QR que rápidamente enlaza a la lista para escucharla. La primera de las pistas pertenece al álbum Civilisations disparues: Préhistoire, Vol. 1 (Prehistory). Como ya indica el nombre del CD, esta música se ha perdido y no existen huellas fiables para reconstruirla. Por tanto, esta "música prehistórica" es más bien resultado de reconstrucciones o incluso "nuevas composiciones". Algo muy parecido a lo que ocurre con la música del antiguo Egipto o incluso la más reciente greco-romana, de la que apenas han quedado partituras o los pocos documentos que existen no se sabe cómo descifrarlos. Es evidente la dificultad y la utopía de querer encontrar la "música prehistórica", por tanto, la mejor manera de poder abarcarla y "entenderla" es a través de su metáfora, y la categoría de lo primitivo (rechazando obviamente sus connotaciones coloniales y eurocéntricas que en algún momento tuvo). Es el caso de la famosa obra de Stravinsky La consagración de la primavera, que es la siguiente pista de la playlist. Aunque esta obra no se ambiente explícitamente en la prehistoria, sino en la antigua y pagana Rusia antigua, su relación con la prehistoria es bastante plausible y ya existen estas asociaciones (por ejemplo el film de Walt Disney Fantasía 1940). La cultura prehistórica influyó muy fuertemente en las vanguardias de inicios del siglo XX, donde la obra de Stravinsky se inscribe. Otros ejemplos influenciados en el espíritu primitivista son el expresionismo alemán, algunos cuadros de Picasso (amigo de Stravinsky), etc. La tercera pista de la playlist, es otra obra "metafórica" en referencia a la prehistoria y también primitiva. Pero esta vez no en el espíritu violento de la anterior, sino más bien con un carácter meditativo y pacífico, como es Stimmung de Stockhausen. Realizada durante los años que el compositor se interesó por el exotismo, la música hindú, el gamelán, el mantra, etc., aunque Stockhausen es un compositor que ideológicamente pueda ser bastante cuestionable, la obra es de innegable cualidad estética y formal. El texto de Stimmung se compone de los nombres de múltiples dioses de todas las culturas, recordándonos ese ingenuo esperantismo (creado por los occidentales) muy propio de aquellos tiempos sesenteros. Justamente por basarse en un simple acorde que explora las técnicas vocales multifónicas y que en su precursor minimalismo, esta obra abre todo un campo de nuevas maneras de hacer música que luego serán exploradas en los años posteriores. La "estética prehistórica" de Stockhausen, quien no es ajeno al espíritu de las cuevas[9], puede evocarnos en su minimalismo, esencialismo de los materiales, depuración y rigurosidad formal, un "Stonehenge sonoro".
La cuarta pieza de la lista, en principio es bastante curiosa y va un paso más allá en la relación con lo prehistórico. Jean Dubuffet, además de ser un artista visual y teórico, también fue un interesante músico que registró varias de sus improvisaciones con instrumentos de diferentes culturas y objetos sonoros, produciendo una música muy emparentada con la improvisación libre. El informalismo que practicó Dubuffet tiene ese espíritu que busca los "orígenes" o el rechazo a lo civilizado, en las formas que practica la infancia, los locos, los pueblos no occidentales, etc. Ese Otro, fuera de todo ornamento artificioso, y que podemos encontrar en las prácticas prehistóricas. Algo similar al ejemplo de Stockhausen, está la siguiente pista de Steve Reich, The Cave, en una estética netamente minimalista y esta vez ya explícitamente basada en la cueva, como queda claro en su título, aunque no sean las prehistóricas (sino en la cueva de los patriarcas en Hebrón). Pero podemos tomar este ejemplo desde nuestra posición que explora los márgenes de la imposible música prehistórica, reinventándola desde nuevas estéticas (como hacían los artistas de With hands, signs grow). Y por último y siguiendo la estela del arte practicado dentro de las cuevas, existen dos músicas ya no contemporáneas, como las otras, sino relacionadas con cantos populares, folclóricos y de raigambre telúrica. La primera es la música flamenca en la guitarra de Manuel Cano, y la segunda los cantos indios practicados en las cuevas del parque nacional Mesa Verde.
Ya explicadas brevemente cada una de las pistas de la lista, concluimos que el sonido de la prehistoria, más que cerrarse en un momento histórico, ancestral y limitado, es más bien una utopía abierta. Esta continúa renovándose en su infinitud, para que la música y todas las artes, sigan inspirándose en ese momento mágico y único que fue la prehistoria.
Notas
- ^ https://whsg.odalys.com/es
- ^ https://www.delatorrealfonso.com/
- ^ https://open.spotify.com/playlist/5es0c1g3gXtz65TUF0rEub
- ^ Realizamos previamente un aproximación similar en otros dos proyectos comisariados por Alfonso de la Torre. El primero sobre "música y espiritualidad", del que contamos con otro artículo publicado en Sul Ponticello https://sulponticello.com/iii-epoca/musica-espiritual-en-la-exposicion-comisariada-por-alfonso-de-la-torre-arte-y-espiritualidad-imaginar-lo-extraordinario/ El segundo sobre los astilleros y la obra de Martín Chirino, aportando a este proyecto ideas musicales junto a las de Tomás Marco y Jon Bandrés https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20210618/martin-chirino-viaje-origenes-herrero-fabulador/589942750_0.html
- ^ https://www.youtube.com/watch?v=7FMTEXC0Cu0&t=20s
- ^ SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Adolfo. Las ideas estéticas de Marx. México: Biblioteca Era, 1979, p. 69.
- ^ Citado en TORRES MONREAL, Francisco. Introducción básica a la poesía. Madrid: Cátedra, 2019, p. 215
- ^ ZUNZUNEGUI, Santos. Pensar la imagen. Madrid: Cátedra/Universidad del País Vasco, 2010, p. 102.
- ^ Para ello ver este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=bHTUiR0XRO8&t=1805s
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