Trabajo visual que forma parte de una serie de creaciones de la artista Mariana Gallay inspirada en el presente texto.
I
"El futuro es oscuro, que es, en general, lo mejor que el futuro puede ser, creo"
Virginia Woolf
El jeroglífico de un cuchillo. Un alambique de cobre en el que descansa un pájaro. La imagen de un círculo atravesada por un triángulo cuadrado. Tobas vítreas en el interior del fuego. Un conejo atrapado por un perro atrapado por un buitre. Una piscina olímpica de oro. Una cruz ansada dibujada en un muro de una calle cualquiera del centro. Lejanas provincias donde brota verbena y caña en flor.
Yuxtaposición de caracteres, un espacio no atisbado hasta entonces se esculpe haciendo que el entorno se organice como un lenguaje: signos, trazos, figuras que atrapan la sustancia de un espacio para liberarlo definitivamente del tiempo.
En el antiguo Egipto, si una persona era declarada muerta por error, no podía volver a considerársele viva –aunque sus signos vitales físicos estuviesen en funcionamiento- hasta que se le diera un nuevo nombre. Se le había dicho muerto y muerto había sido. Sólo a través de una palabra –como si su combinación singular de letras funcionara como una contraseña- podía resucitarse al cadáver.
Los signos –y, por consiguiente, los símbolos– encierran posibilidades potenciales de infinitas configuraciones energéticas existentes. Cada configuración energética encierra un particular poder. Tienen, los signos, entre otros, el poder de capturar sonidos, capturar mundos, capturar contingencias. Axiomático en el caso del sigilo: la firma gráfica de algo que no es visible, pero si evidente. Asimismo, tienen el poder complementario de liberar imágenes, derribar mundos, destruir tautologías.
¿Cómo consideras, Rommel, que actúan estos dos influjos, el poder de capturar y el de liberar, en el desarrollo de la escritura qalítica?, no sin antes introducirnos en el universo qalítico y una pequeña ilustración de su procedencia.
En mi infancia tenía por objeto de juego el tenedor, con él construía ciudades y mundos en la tierra, era un símbolo. A los seis años dejé huella caliente en el brazo de mi hermana mayor con este objeto. En el año 94, al inicio de la universidad, retomé esas imágenes e hice unas exploraciones sobre unos círculos de arcillas, de unos 10 cm de diámetro. Luego esos círculos los adherí sobre una madera de unos 30 x 40 cm. Poco tiempo después hice un juego descomponiendo la palabra tenedor, del que surgieron las palabras: teneqalita y teneqalo. A las impresiones sobre la arcilla le llamé: teneqalitas y al conjunto (texto) teneqalo. Tiempo después surgió teneqalia, piedra que contiene letras, la palabra que generó una etimología importante, lo entendí como en nombre de una ciudad, de ella surgieron las palabras qalios, habitantes de teneqalia y qalitica escritura de los qalios.
Sobre la pregunta: lo considero como un proceso profundamente intuitivo, que se ha impregnado de impresiones, observaciones y sobre todo de silencio, como estar escuchando mensajes de un lugar desconocido, una obsesión porque se me permita escuchar el silencio. El ruido me afecta sobremanera. En este sentido el proceso nace como respuesta al ruido, sobre todo el arbitrario, el sin sentido, el que enajena, somete y deshumaniza. De allí la idea de que cada cual posee su propia lengua para interpretar al mundo, esa lengua primera, sagrada, como le he llamado sino atraviesa la lengua segunda, nada tiene sentido, pues nos erigiríamos como alienados del ruido.
Es un proceso muy lento, atemporal y que debe estar fundamentado sobre la fe como fundamento para la creación. No puedes crear sino crees en lo que has creado. Así, si mundo no entiende lo que creas no puedes desanimarte, debes configurar ese proceso a un flujo interior-exterior-interior. Luego entendí que era la construcción de un cosmos, estructurado por el número, en este caso la trinidad: montaña, mromg (forma-cuerpo-naturaleza); la escritura, tênli (concepto-escritura-hombre) y finalmente el silencio, Shiel (símbolo-espiritu-Misterio). El número se lleva a la simbología doce palabras sagradas, que se convirtieron en Têqram (unidad gráfica que es letra, fonema y concepto), cada una de las doce palabras, según la suma de sus letras adquiere un número, de estas doce palabras, entre otras formas, se genera gran parte del lenguaje. De modo que capturar y liberar es un proceso que se fundamenta en esta trinidad que luego se libera en las doce palabras y estas en otras. Este proceso lo vivo, lo entiendo y lo acciono como una forma de oración, como una forma de agradecer, de crear, de contemplar, de saber esperar, de fe, de estar en mi ser interior,de sabiduría, de montaña, de saber estar en luz, de saber estar en armonía y de ser silencio, he allí las doce palabras que se simbolizan como doce templos. Esgrafiado sobre la piedra, yeso, es fundar, conjurar, soplar aliento.
Por eso entiendo estás piedras, desde 2006 en México, como oráculos.
Respecto a tus investigaciones sonoras, ¿como es el procedimiento para capturar –o liberar- sonidos a través del desarrollo de fonemas?
Aquí describo algunos procesos metodológicos, formas en las que he llegado a construir con la materialidad sonora:
- Durante los primeros años de mis investigaciones (tal vez a principio de la década de los noventa), advertí que desde tiempo atrás resonaban en mi mente extrañas palabras, les llamé intuidas, una de ellas jromshemin, la cual reduciría al fonema Jrom, y se construiría todo el significado relativo al concepto del Ser, y el aliento, jrämsh, como su menisfestacion. Otra palabra fue Shielomi, que luego reduje al fonema Shiel entendida como Silencio, y de la que luego realicé una justificación de origen; cielo + om, de este último fonema, del Sánscrito, tomé la letra (m) para producir las resonancias de ciertas palabras.
- Una segunda forma de apropiación sonora, o construcción de los fonemas, es a través de la síntesis de palabras en español, su resonancia, por ejemplo la palabra montaña se convierte en Mromg y de ella se genera una etimología fluida, porque Mromg tiene su propio Têqram (unidad gráfica sonora y conceptual), así como cada una de las doce palabras que generan vocabulario, que representan a los doce templos, en este sentido el fonema mromg, señalaría o significaría lo que tiene que ver con la naturaleza. Al ser el volumen más notable de la creación, su principal significación sería el de construir palabras que tengan que ver con la forma, cuya fonema es Mro y su Têqram selría, Otro ejemplo, otra palabra que deriva de este fonema es cumbre, mrolsm, se construye con el fonema mro más la letra (L) que corresponde a lo que se eleva, o desciende, (Lshiz, la luz), más la letra (S) que corresponde al silencio de las alturas y finalmente la letra (m), la paradójica resonancia de ese silencio. Otro ejemplo es la palabra nudo, se sintetiza como el fonema nru, cuyo significado es el infinito, al ponérsele como prefijo el fonema nro (negación en qalitico) se construye la palabra nronru significando, límite. Del fonema Jrom (ser) se deriban todas las palabras, verbos y significados que tienen que ver con la vida (Jriash), por ejemplo, Jrämsh, aliento, y Jär soplo.
- Una tercera forma surge de la palabra tenedor: teneqalo, teneqalita, teneqalia, qalios, qalitico, qalom. O también de palabras que han sido creadas por síntesis sonoras de las que se genera una una fluida etimología, como las que se han mencionado anteriormente: mromg.
- Otra forma fundamental tiene que ver con la mínima unidad sonora, la letra y en este caso las consonantes, ellas no solo aportan una riqueza sonora sino de significado: la letra (M) construye sonidos y significados con lo infinito, con lo resonante y con lo no-temporal; la letra (L) construye sonoridades que se relacionan con la elevación, la altura; la letra (Q) por su cierre seco y tajante es muy determinativa en la sonoridad qalitica para construir lo que
ha pasado, lo pesado, lo que cae; las letras que se deslizan como la (S) y la (Z) corresponden al presente, a lo sutil; la letra (J) determina una sustancia gutural de exalación, de entrega, donación, participación de nombrar; la letra (R) de dinamismo, continuidad. - Una quinta forma es la construcción de palabras intercalando las letras (L) y la letra la (R), ambas son de vital importancia en la elaboración de la sonoridad consonántica, por ejemplo en las negaciones no (nro) y ni (nri) o en montaña (mromg), en la construcción de pronombres: mi (jri); mio (jrli) o míos (jrli), así como muchas palabras y verbos.
II
"Energía es delicia eterna"
William Blake
En la segunda guerra mundial, Aleister Crowley propició la victoria de los aliados sobre los nazis configurando el poder implícito en el signo de la "V", contrarrestando así el poder esotérico del símbolo de la esvástica. ¿Es este acto de Crowley el que quizá logró, al fin de cuentas, dragar la peste nazi que invadía Europa por aquel entonces? Probablemente sí. Crowley conocía los elementos mágicos presentes en el hitlerismo. La esvástica, antigua cruz hindú que simboliza la energía radiante del sol y la potencia creativa, que invertida como la emplearon los nazis, presagiaba involución. Entendido de este oscuro augurio introyectado en las entrañas del símbolo, Crowley comenzó una guerra esotérica, y el emplazamiento del signo de la "V" fue tal vez el gesto capaz de detener a Hitler.
Otro es el caso el de las secuencias numéricas creadas por el polémico psíquico ruso Grigori Grabovoi. Todos estamos interconectados electromagnéticamente y todas las formas de vida comparten este espacio común, así es que estas configuraciones numéricas pretenden evocar y luego capturar una vibración en particular de este campo. La potencia vibrátil de cada secuencia resulta de la interacción de las vibraciones de cada número (como sucedía con las vibraciones de las letras en el caso del antiguo Egipto que, combinadas, podían resucitar al muerto a través de un nuevo nombre).
.....
¿Sería posible que este poder, el de usar configuraciones energéticas a través de signos, trazos, números, frases, fonemas o escritura, pueda usarse hoy en día para impactar de algún modo con nuestra cada vez más profiláctica normalidad artística?… ¿podría el desarrollo de prácticas espirituales experimentales –cada vez más en boga– ser de real utilidad –ya no como un bálsamo de trascendencia para substanciar una cultura esterilizada o como un halo de salubridad new age para espiritualidades burguesas de fines de semana- sino para invocar el espíritu indómito de la antigua anormalidad ("Es sorprendente que, en la antigua imagen, lo extraordinario sea la norma") para atentar, por ejemplo, contra el estado de vigilancia en que estamos viviendo? ¿Por qué, hoy en día, hacer artísticamente algo y porque no dejar definitivamente de hacerlo?
Podría decir, a modo de introducción a esta pregunta, que el hecho de ejecutar el esgrafiado sobre piedra o papel –experiencia plástica- lo entendería como un acto evocativo que posibilita un viaje al interior. De ese proceso y de sus relaciones, con la escritura-dibujo, lo narrativo y lo escultóricoespacial, surge una forma de oración continua –experiencia sonora- cantos sagrados. Evocación que suscita, ya no como metáfora, sino como experiencia transformadora, la interpretación a través de la escritura interior. Intérprete del misterio. Lengua sagrada que cada cual posee.
Leyendo a Jorge Luis Borges, he encontrado una resonancia relacionada con esa idea de intérpretes del Misterio, en uno de sus cuentos: La escritura del Dios[1]. Y cito: "Consideré que estábamos, como siempre, en el fin de los tiempos y que mi destino de último sacerdote del dios me daría acceso al privilegio de intuir esa escritura” (Borges. 2005 pág 426).
Esa búsqueda, claramente, anuncia una experiencia espiritual, esta emana de una necesidad de armonizar un desbalance en un mundo; anegado por la regurgitación de los ruidosos, en donde el silencio es denunciado como un error, por no poder dar respuesta en la inmediatez. Siguiendo con J. L. Borges, "[…] Horas después, empecé a avistar el recuerdo; era una de las tradiciones del dios. Éste, previendo que en el fin de los tiempos ocurrirían muchas desventuras y minas, escribió en el primer día de la Creación una sentencia mágica para conjurar los males." (Ibidem)
Todo proceso creativo, de contenido espiritual, demanda una disciplina interior para que pueda surgir una respuesta honesta, la comunión con la prístina vibración, la cual difícilmente podría entrar en órbitas ideológicas “humanizadoras”. Formas de conjurar el caos al explorar sus límites.
El arte contemporáneo ha perdido el riesgo de explorar esos márgenes y órdenes inescrutables, la cultura del espectáculo se ha apoderado y ha intentado ceñir sobre la piel de las almas humanas, creadoras, una vestidura de pétreo tejido.
Si existe un poder transformador en las prácticas creativas, de contenido espiritual, ese tendría que ver con la capacidad de asumir el difícil ejercicio de la lengua propia, la cual no escapa del riesgo de ser rechazada, ridiculizada y no entendida, se despliega contra ella una batalla para que esa voz propia sea abandonada y se cimiente sobre ella una voz segunda, complaciente.
Asumir la desnudez del margen es vivir en un silencio y soledad, al ser abandonados aparecen todas las seducciones del mundo que petrifican el aliento de participación.
Entender a la montaña como objeto de estudio que me condujo a vislumbrar esa participación y entenderla como símbolo mediador, y de encuentro, que al aplanarse con el tiempo se vuelve voz y luego silencio. “En el ámbito de la tierra hay formas antiguas, formas incorruptibles y eternas; cualquiera de ellas podía ser ese símbolo buscado” (Ibidem).
Hacer hoy día algo, artísticamente, supone aceptar la búsqueda inalienable de la propia voz, voz que se configura como el aliento de la propia lengua, la espiritual, la cual en su plena corporeidad debe atravesar las lenguas segundas para resguardarse de los continuos y “necesarios” condicionamientos que, a través de ellas ejerce el mundo. Asumir esa lengua, a través de la creación artística, vislumbra relaciones entre las diferencias “irreconciliables” de los elementos fundamentales: de la naturaleza, de lo humano y del misterio. Somos participantes de nombrar el mundo (Gen 2, 19-22), pero no como ha devenido ser nombrado, desde una sola voz, más bien desde una forma enigmática, de manera que el poder del “mundo” no lo pueda utilizar como beneficio para deshumanizar, tal vez como el resguardo que utilizaban ciertas etnias indígenas[2] de Venezuela, al no compartir su verdadero nombre, el cual era secreto, para no ser despojados de su ser.
Ejercer la voz significa, así no sea entendida por los consensos, rozar la plenitud, si se ejecuta como un acto de fe transformará, no solo a la persona, sino a su entorno. Cuando se escucha a alguien, sin interrumpirlo, sin que medie el ruido interior, se le permite a ese otro transfigurarse. Dejar de hacer lo que demanda el espíritu es sucumbir a los dictámenes de la nada, al mercantilismo del talento, al abandono de ser intérprete, que abre diálogo con el Misterio.
III
"El exterior es conquistado como figura del interior;
como figura del exterior es sacralizado el interior"
Peter Sloterdijk
Observad los misterios que Isis representa:
En la frente tiene el signo de la liga, que representa la generación universal. El fuego está representado por una espada, el aire por una argolla, la tierra por una rama en flor y el agua por un vaso. Una serpiente rodea el cuello de Isis, que es el manantial de la vida, el magnetismo, la electricidad, la luz: el gran agente mágico… Así es que Jonas Sufurino –un legendario monje alemán del año 1000 de nuestra era- diserta sobre cada símbolo al comienzo de su libro Magia suprema. Lo interesante es que toda la moral de esta figura se encuentra resumida en un solo símbolo: la mano que sostiene la rama en flor hace el signo del esoterismo, que recomienda el silencio. Así es que deja abiertos los tres primeros dedos, que en quiromancia son la fuerza, el poder, la fatalidad; y luego los
dedos anular y auricular ocultos, que representan la ciencia y la luz.
El silencio propiamente dicho, es un concepto que atraviesa transversalmente todas las prácticas esotéricas y ocultistas de la historia, desde la filosofía vedanta hinduista hasta las recetas saludables de Paracelso, desde el Egipto antiguo hasta los místicos sufíes y presente incluso en la Biblia.
Me gustaría que señalaras, Rommel, la importancia del silencio en tu obra y en tus investigaciones artísticas, y como se articula lo esotérico (lo que permanece en silencio) con lo exotérico (lo que se devela).
Esta pregunta es fundamental, pues el Silencio se entiende como el principio y fin, necesidad por la cual se construye toda la cosmogonía qalitica. El libro de Er lo aborda como su contenido esencial. Es la experiencia que señala el viaje de una mente ruidosa a un espíritu silencioso. En qalitico la palabra silencio sería Shiel, conjunción del fonema Shi, energía, aunque pudiera ser la palabra más compleja de catalogar, pues surgió como una intuición que luego entendí como una deducción de la palabra cielo, como Shielo. El Silencio es uno de los tres conceptos fundamentales de la investigación –junto a la palabra Montaña y a la palabra Escritura- no solo como palabra, concepto sino como experiencia que se relacionan e interpenetran, logrando una unidad, como concepto de trinidad. Del silencio partimos y hacia el silencio tendemos. Sino aprendemos a estar en silencio en la montaña, no podremos penetrar hasta las cavernas donde mora nuestra escritura interior, lengua prístina, que nos permitiría construir nuestro propio cosmos. El mundo que se construye como arbitrariamente ruidoso
no le permite al ser lograr su plenitud.
Me refiero a que cada persona tiene su propia lengua interior que debe desarrollar a espaldas del mundo, en la incomprensión, en el silencio y la soledad, ya que aveces motivaciones exteriores desvían y confunde el desarrollo de esa lengua, por añadidura se harán interpretaciones desde afuera que puedan dar cuenta de su relaciones con circunstancias propiamente del espíritu humano. Su fin es subvertir lo establecido, decolocarlo y desquiciarlo. El arte y todo lo que ese concepto signifique no puede ser interpretado de manera tal que le sea sustraído su misterio, porque ese es su esencia, el de la lengua interior. No puede ser petrificado en absurdas y pueriles banalidades. Si tuviera que darle cualidades al silencio, serían: intuición, espíritu, misterio.
Copyright © 2021 - Todos los derechos reservados
A excepción del contenido de terceros y de que se indique lo contrario, éste artículo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International Licencia.