El presente texto es la primera entrega de una serie de escritos en los que buscaré realizar una reflexión con respecto a la idea de imagen-sonido. En esta entrega en particular, se indaga principalmente en cuanto a la escucha y las imágenes sonoras que esta plantea, principalmente asociadas a una fuente o causa. Teniendo en cuenta lo anterior, se reflexiona en cuanto al concepto de escucha reducida e i-sonoro.

Gabriel Mora-Betancur
1 marzo 2023
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El presente texto nace de una inquietud vinculada al concepto, o idea, de imagen-sonido. El primer acercamiento que tuve con respecto al mismo fue por medio de las lecturas sobre el cine impartidas por Deleuze, sin embargo, éste lo aborda de manera muy somera. Por otro lado, las lecturas que he realizado de Mitry, Metz y Kress, entre otros, han resuelto algunas dudas, pero también gestaron otras más, afortunadamente. Por otro lado, el lector podría pensar con justa causa que tal vez lo mejor habría sido abordar dichas inquietudes a partir de un marco referencial enfocado al sonido mismo, sin embargo, estas inquietudes no han disminuido por medio de lecturas enfocadas al sonido, sino que han seguido aumentando.

El propósito de este texto no es abordar todas estas inquietudes sino iniciar una serie de entregas en donde se abordan diferentes aspectos de esta relación ¿Cuántas entregas? Aún no lo sé, así como tampoco estoy seguro que vean la luz de manera consecutiva. Sin embargo, como ayuda al lector interesado y a mí mismo, esta serie conservará el mismo encabezado: “Imagen-Sonido”.

Por otro lado, se podría decir que la primera sección en esta serie de textos cuyo eje central es la imágen-sonido no es este sino otro previamente publicado bajo el título de “De la imagen sonido al diseño sonoro[1]” en donde también abordo inquietudes que se vinculan con dicha relación. No obstante, para la presente entrega el tema central será la escucha y la “imagen sónica”.

La escucha reducida

Este apartado se fundamenta principalmente en las reflexión de Michel Chion concernientes a la escucha de manera general y a la escucha reducida en lo particular. Para empezar Chion propone tres tipos de escuchas llamadas causal, semántica y reducida.

Chion afirma que la escucha causal es la más común y sucede cuando al escuchar algo tratamos de obtener información conserniente a su fuente o, precisamente, su causa.Se podría agregar a esto que generalmente este tipo de escucha suele darse de manera involuntaria, si escuchamos de repente un ruido muy fuerte solemos preguntarnos qué habrá ocurrido para que esto sucediera e inmediatamente se crea una posiblemente imaginaria. La acción más natural sería realizar una exploración que confirme o niegue nuestras suposiciones. Ahora si ese sonido que nos puso en alerta ya lo hemos escuchado y sabemos su fuente el vínculo se hace automáticamente al repertorio de causas y efectos que vamos elaborando en nuestra vida. Si por el contrario a este sonido no le podemos asociar una fuente y luego descubrimos qué lo provocó, pasará a hacer parte de nuestro repertorio de sonidos asociados.

Este tipo de escucha, la causal, está estrechamente relacionada con el concepto de índice Peirceano. Lo anterior, porque lo que escuchamos principalmente a partir de este tipo de escucha es un índice. Algo que llega a nuestros sentidos para indicarnos que ha sucedido o está sucediendo algo. De ahí la asociación directa a una fuente que en un principio no es visible, el sonido en representación de la acción.

Por otro lado, de acuerdo a Chion la escucha semántica implica un código o lenguaje para poder interpretar el mensaje. Es decir, un sistema de códigos común entre emisor y receptor ya que sólo a partir del dominio de estos se puede realizar el proceso de codificación y decodificación concerniente a una intención denominada como acto lingüístico. Ahora, conocer el código no garantiza la comprensión total del mensaje ya que habría que tener en cuenta el grado de información insertada en el propio acto comunicativo. No obstante, para nuestro propósito actual si el lector escuchara pronunciar lo que ahora lee, requeriría de una escucha semántica que le permitiera comprender tanto la semántica como la sintaxis de lo que se ha tratado de comunicar.

Por último, la escucha reducida, de acuerdo con lo estipulado por Pierre Schaeffer, es un tipo de escucha cuyo centro de interés principal es el sonido en sí mismo. Es decir, para este tipo de escucha lo importante son las características propias del sonido y no su causa o significado. En otras palabras, los sonidos se convierten, o más bien, se consideran como objetos hasta cierto punto aislados, que deben ser explorados por sí mismos en lugar de hacer parte de algo más como un mensaje semántico o una asociación a las fuentes de producción.

Sin embargo, escuchar cualquier sonido solo por sí mismo suele ser muy difícil sobre todo si se es escuchado una sola vez. Lo anterior debido a la escucha causal y semántica la cuales suelen operar más comúnmente en nuestro día a día. Es decir, si escuchamos algo que suena como haber golpeado una lata seguramente cuando lo escuchemos en lo primero que pensaremos no será en el espectro inarmónico del sonido, su decaimiento y textura sino que pareciera que alguien ha golpeado una lata.

Por lo tanto, otra característica de la escucha reducida consiste en la fijación del sonido para su escucha repetida, con lo cual se busca que quien escucho suspenda momentáneamente en una especie de epojé los otros dos tipos de escucha y se concentre en el objeto sonoro en sí mismo. Un ejemplo muy claro de esto sucede con la ilusión auditiva descubierta por Diana Deutch en 1995 llamada The speech-to-sound illusion, en donde una frase hablada es repetida varias veces sin ningún tipo de modificación, la cual posteriormente se empieza a percibir como una canción.

Imagen de lo sonoro

En este apartado retomaremos de manera general el concepto de I-sonoro propuesto por François Bayle. No obstante, para poderlo abordar deberemos tener en cuenta dos aspectos importantes: el factor acusmático, del cual surge y en el que se aplica, y el de imagen. De manera muy sucinta la acusmática hace referencia a los sonidos que se escuchan, pero cuya fuente no es visible. Ahora bien, este término también se aplica a la música obteniendo la llamada música acusmática, que además de la ausencia visible de la fuente sonora también implica otro tipo de rasgos estéticos y técnicos.

Por otro lado, abordando el concepto de imagen, la rae define imagen de la siguiente manera: “Figura, representación, semejanza y apariencia de algo.” Su raíz viene de la palabra latina imago que puede ser traducida como retrato, copia o imitación. Es decir, que una imagen es una copia y representación de algo. De esta misma raíz también deriva la palabra imaginar.

Ahora bien, esta definición de imagen no solo se quedaría en el campo de la representación visual sino que también se podría hablar de imágenes sonoras ya que perfectamente estas pueden entrar en dicha categoría. Por medio de síntesis o manipulación sonora podemos generar sonidos que se parecen a otros sin ser producidos realmente por los que imaginamos. Sin embargo, para nuestra percepción hay un vínculo entre lo que escuchamos y la fuente a la cual los atribuimos. En otras palabras, habrá un vínculo entre mi voz grabada y proyectada por un dispositivo de reproducción y yo. Claro, esto será evidente para las personas que nos han escuchado hablar. No obstante, en la reproducción la fuente real no somos nosotros y muy seguramente la grabación o síntesis no es exactamente igual al original pero sí lo suficiente como realizar un vínculo y tomarlo como análogo. Lo anterior es más que pertinente en la música acusmática ya que como afirma Edith Alonso:

"Hay que tener en cuenta que, en la música acusmática un sonido no está, a priori, unido a su origen. Por ello una “fuente” en la música electroacústica debe ser definida como lo que el oyente deduce de la “corriente sonora”, es decir que será una fuente aparente, más que una fuente actual. Se puede realizar un “eje de reconocimiento de la fuente”. En el origen de este eje estarían los sonidos que el auditor puede identificar sin ambigüedad, como proviniendo de una fuente actual que existe en el mundo. Cuanto más nos alejamos de este origen, menos reconocible será la fuente de los sonidos."(Alonso, 2013, p. 116)

Otro aspecto a tener en cuenta es el de fijar el sonido, éste implica que ha habido algún proceso en el cual la relación de causalidad ha sido fracturada, se ha perdido la inmanencia. Es decir, el sonido hasta cierto punto deja de hacer parte del flujo del tiempo y puede ser expandido, comprimido, repetido y variado de muchas maneras. El sonido es un índice al cual se puede volver a voluntad, por lo menos para el artista creador, y por otro lado, el sonido ha pasado por un proceso tecnológico de fijación y reproducción que añade en sí mismo un determinado color al elemento fijado.

Esta imagen sonora o imagen-de-lo-sonoro (i-sonoro) suele ser definida en tres niveles similares a las categorías faneroscópicas de Pierce, en realidad son los conceptos de icono, índice y símbolo llamados im-sonoro, di-sonoro y me-sonoro, los que constituyen o forman al i-sonoro. A manera de breve paréntesis, una opinión personal es que los sonidos no se deberían evaluar netamente a partir de las categorías ontológica y fenomenológicas de la segundidad sino más bien desde la propia primeridad, segundidad y terceridad. En resumen, así como la semiótica estudia los signos, algo que está en representación de algo, el concepto de i-sonoro busca reflexionar en cuanto a las imágenes sonoras que creamos en representación de la ausencia de la fuente que probablemente las generó. O las que creemos o imaginamos que pudieron haberlas creado. Como afirma Alonso (2013):

"El sonido que procede realmente de una causa es un “sonido-de-piano”; sin embargo, el sonido que corresponde a la imagen sonora tipo de la causa, es denominado “sonido-piano” (sonido con las características de un piano). Así, la causa real es el cuerpo sonoro o el complejo causal que ha contribuido a crear ese sonido. Sin embargo, la causa atribuida es la que, en función del contexto, hace “reconocer” el sonido." (Alonso, 2013, p.115)

Algo que también valdría la pena explorar con relación a la imagen de lo sonoro son las diecinueve unidades semióticas temporales. Soy consciente que son marcos referenciales distintos sin embargo, si abordamos cada una de ellas, en realidad, en muchas encontraríamos vínculos visuales. A mí por lo menos me evocan muchos conceptos de la animación. Ahora bien, son unidades semióticas porque ellas representan a un objeto musical y todo parece indicar que la representación nos lleva a crear asociaciones visuales.

BIBLIOGRAFÍA:

  • Alonso, E. (2013) / El concepto de “imagen-de-lo-sonoro” en la música acusmática según el compositor François Bayle.
  • Chion, M. (2012) / The Three Listening Modes. En Sterne, J. The Sound Studies Reader.

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