La reciente muerte de Luis de Pablo nos hace preguntarnos sobre algunas cuestiones que pensamos son importantes en nuestro tiempo.
El pasado 10 de octubre murió en Madrid Luis de Pablo (1930-2021). En nuestro anterior editorial precisamente nos hacíamos eco del estreno de su última obra. Este hecho triste constata que las generaciones van pasando y, la suya, la llamada (o mal llamada, según quién la mire), “Generación del 51”, va quedando ya clausurada. Esto, que podría ser un hecho lógico y “natural” (el tiempo pasa…), se convierte en pregunta en torno a varios asuntos que pensamos pueden ser de interés.
El primero, ¿qué sentido tiene hablar de generaciones cuando sus componentes son estéticamente tan diferentes y no han tenido un vínculo estético realmente troncal? El hecho de ser los primeros compositores españoles –junto a otros menos nombrados- que salieron fuera del país para traer aires nuevos en una época como la dictadura franquista no parece razón suficiente para engloblarlos en nada más allá de su vínculo de nacimiento. Halffter, de Pablo, García Abril, Hidalgo, Barce, Acilu, Prieto, Bernaola… tenían poco que ver en el plano estético y esa confusión de vínculos temporales con los de “movimiento artístico” es lo que parece que viene a enturbiar una época que no se puede juzgar si no es a partir de cada obra y de la personalidad y la poética de sus autores.
Por otro lado, también surge la pregunta sobre qué ocurre con la obra de estos compositores. En un contexto de programación como el actual, en el que lo que prima es el estreno de obras, poco tienen que hacer los que ya no están. Aquí deberíamos preguntarnos por la validez de estas composiciones en nuestro tiempo, y cómo observarlas, si desde un punto de vista ya histórico o con una perspectiva de otro tipo, que logre imbuirlas de una forma coherente en nuestro tiempo.
Por último, –y aunque seguro hay muchas más cuestiones alrededor- cabría preguntarse qué papel tiene esta generación en una realidad internacional que sigue teniendo escasa mirada para la producción de este país. Si realmente fue una puerta que abrió a los que les continuaron o si fue un momento específico que no ha tenido unas consecuencias tan pomposas como en algunos lugares se lee. Quizá lo que vino después, las siguientes generaciones tampoco lo tuvieron tan fácil y esta generación impulsora no lo fue en tanta medida. Obviamente, no decimos que esto fuera así. No tenemos una respuesta clara a esto, en absoluto. Formulamos preguntas que pensamos que deberían dar lugar al debate, nada más. Por eso esta revista se limita a exponer ideas de personas muy diferentes en sus planteamientos y a proponer diálogo, que no es otra cosa que formular preguntas.
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