Cada inicio de año empieza con promesas, que tal vez se cumplan el próximo año, y buenos propósitos. No obstante, aparte de estas promesas y buena voluntad, siempre hay un factor de temor por saber si el año que viene será mejor o peor que el anterior. La idea general es que el 2021 no puede ser peor que el traumático 2020. Sin embargo, creo que el temer a lo desconocido, a lo extraño, o a lo nuevo hace parte de nuestra naturaleza humana. Por otro lado, no hay nada más oculto para nosotros que el propio futuro.

Gabriel Mora-Betancur
1 febrero 2021
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Como esta es una época de buenos propósitos y de incertidumbre por lo que vendrá, creo que vale la pena reflexionar en cuanto a algunos comportamientos y actitudes que nos acompañan en el día a día. Para dicho propósito, se me ocurrió realizar una breve reflexión de la situación actual pero a través de dos puntos de vista, el primero una obra vocal y el segundo un libro de sociología. Creo que ambos trabajos ejemplifican y resumen muy bien la situación actual.

Instinkt de Carola Bauckholt

Instinkt[1] (2007-2008) es una composición para seis voces de la compositora alemana Carola Bauckholt (1959). La primera vez que escuché esta composición quedé sorprendido. Y la sorpresa fue bastante grata, después de escuchar muchas obras del siglo XX y XXI como Aventures y Nouvelles Aventures de György Ligeti,  Sequenza III de Luciano Berio,  Strypsody de Cathy Berberian, Eight Songs for a Mad King de Peter Maxwell Davies o Stimmung de Karheinz Stockhausen, por nombrar algunas, se podría llegar a creer que ya se ha escuchado todo. Sin embargo, afortunadamente creo que este no es el caso y eso se pone de manifiesto desde el inicio en Instinkt. Aunque la obra por sí misma merece todo un artículo para su análisis ese no será el objetivo de esta breve mención.

Instinkt, está basada en sonidos de animales, principalmente en sonidos de perros de trineo, y es de allí de donde surge la materia prima de la obra misma. Es interesante, no sólo escuchar la obra, sino también ver la interpretación de la misma.  Tres mujeres y tres hombres aullando, gimiendo y realizando todo tipo de sonoridades poco, o nada, “cantabiles” pero increíblemente naturales. Y es precisamente la búsqueda de este instinto primigenio que solicita la obra, tal vez, lo que me parece que se percibe en escena de manera fantástica. Ya desde las notas de interpretación se menciona dicha búsqueda “Die Imitation der Klangbeispiele ist wichtiger als die exakte Ausführung der Notation, die zum Teil die Genauigkeiten der Tierstimmen nur unvollständig wiedergibt.[2]

De todos modos, aunque seis personas estén aullando no podríamos pensar del todo que efectivamente han regresado a un estado anterior evolutivo, aunque la puesta en escena lo podría justificar. Debo confesar que por momentos al escuchar Instinkt recuerdo The Square de Ruben Östlund con esta escena del personaje imitando el comportamiento de un gorila. Sin embargo, creo que aquí también hay un acierto de Bauckholt, en el sentido de que en la obra no sólo se escuchan las exploraciones vocales antes mencionadas sino también elementos perfectamente cantados y entonados ¿cómo si estuviera emergiendo el lado humano? Bueno, no sé si esa fue la intención, pero creo que el efecto y la puesta en escena pueden llegar a justificar esta idea.

Otro elemento importante, que aparece casi al final de la obra, es el uso de hojas de papel, los cantantes deben colocar hojas de papel de manera que tapen sus bocas y emitir sonidos de esta con esta condición. Este requerimiento evidentemente modifica el timbre, muy agudo y creo que algo inarmónico, pero para mí tiene un contexto más de fondo, evidentemente el carácter tímbrico es notable, pero creo que también se puede tomar como una obstrucción más, en términos de Lars von Trier, de las capacidades del habla y de la entonación “musical” que hacen parte del bagaje cultural de los propios intérpretes, y de lo que nosotros como público muchas veces damos por sentado como “sonido musical”.

Como lo veo, una de las cosas que pone en evidencia magníficamente esta obra es la vuelta a los instintos y a las posibles obstrucciones que se dieron, y se siguen dando, en el desarrollo humano. Si se me permite, creo que este retorno no es solamente desde el punto de vista de la mise en escène sino también como individuos y como sociedad. Habría que plantearse qué cosas y actitudes que demostramos en la actualidad no hacen parte de un telón de fondo mucho más instintivo y primigenio. Como dice Antonio Damasio, el identificar y señalar a los extraños probablemente era muy útil para una manada o una población tribal, porque era una manera de reconocer amenazas externas, pero hoy en día es algo obsoleto para un mundo globalizado.

La sociedad del miedo de Heinz Bude

En las sociedades modernas el miedo es un tema que incumbe a todos. El miedo no conoce barreras sociales. (Bude, 2017, p. 13)

La sociedad del miedo es un libro escrito por el sociólogo alemán Heinz Bude (1954). En este libro, Bude, hace un análisis de cómo el miedo se difunde y afecta a la sociedad. Aborda los diferentes tipos de miedos, o más bien los diversos temores que surgen en la sociedad moderna. Sin embargo, principalmente, se centra en los temores y dificultades de la clase media.

Aunque el libro se enfoca en los diferentes temores actuales como el miedo a no sobresalir, el miedo a no gustar, el miedo a no rendir y muchos otros, creo que además de todos los factores políticos y sociales que aborda Bude también se le podrían sumar el relativamente reciente miedo a la pandemia, ya que el libro fue escrito antes de este acontecimiento, y para este momento vale la pena mencionar el miedo, a causa de la incertidumbre, de iniciar un año sin saber si será mejor o peor que el anterior.

En este momento muchas personas dicen que el iniciar o terminar un año es simplemente una convención social que no tiene un impacto de fondo relevante para la humanidad, cosa que es cierta a medias. Ya que, si de manera general las personas se preocupan por esto es innegable que algún efecto tendrá en la visión social, por lo menos desde un punto de vista psicológico.

Aparte de la incertidumbre que causa cada inicio de año a esto ahora se le debe sumar la idea de la vacunación por la Covid-19 ¿vale la pena vacunarse? ¿la vacuna es segura? ¿se repartirá de manera justa dicha vacuna o simplemente el poder económico predominara? ¿será un requisito para ingresar a los países de ahora en adelante?[3] ¿qué tipo de efectos secundarios podrá tener una vacuna que salió al mercado tan prontamente?

Como puede verse los miedos actuales no responden simplemente a cuestiones económicas y políticas, cosa que parece que siempre hará parte de la sociedad, sino que ahora debemos sumarle a estos los miedos que surgieron por la pandemia como enfermedad, y curiosamente, también a la “cura” de la enfermedad.

Me pregunto, si esta desconfianza es justificada o si como mencionaba en el apartado anterior es más bien algo que proviene de un instinto primigenio de fondo. Hasta donde sé, en Estados Unidos, y al parecer en otros países, han tomado fuerza los movimientos antivacunas[4]. En algunos casos justifican el rechazo a las vacunas por un posible temor a causar autismo, en otros escenarios responde a una visión paranoica de control y espionaje, para eso ya están las aplicaciones de los teléfonos móviles y la internet. Además de esto, hay que sumarle como dice Bude (2017) que “La angustia que provoca el miedo es una angustia a causa del sentido, de la que ningún Estado ni ninguna sociedad lo puede salvar a uno.” (p. 21)

No es mi intensión aquí promover o no la vacuna de la Covid-19, lo único que espero generar una reflexión. Si se desconfía de la misma, sugiero consultar informes médicos de portales científicos reconocidos y no quedarse netamente con lo que las redes sociales, las cadenas de Whatsapp o los videos de Youtube puedan decir. No debemos olvidar que la desinformación, las fake news o la llamada posverdad son pan de cada día para nuestra sociedad. Lo único que no debemos, ni podemos, olvidar es mantener un pensamiento crítico, y como mencionaba Roosevelt, “de lo único que debemos tener miedo es del propio miedo”. Tal vez, el miedo sea como un aullido, en cuanto se hace presente instintivamente respondemos al mismo como manada.

Bibliografía:

  • Bauckholt, C. (2007-2008) Instinkt für sechs Stimme. Türmchen verlag.
  • Bude, H. (2017) La sociedad del miedo. Herder

Notas

  1. ^ https://www.youtube.com/watch?v=JOUbixXaluM
  2. ^ N.T: La imitación de las muestras sonoras es más importante que la ejecución exacta de la notación, que en parte solo reproduce de forma incompleta la precisión de las voces animales.
  3. ^ Escribo esto iniciando Enero, y hasta el momento no es un requisito, pero no se me haría raro que después lo sea.
  4. ^ Increíblemente también los terraplanistas.

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