Presentamos a la escucha la obra Estado Interior I. Meta-instrument Etude Nr. 1 de Alberto Arroyo, una pieza que analiza brevemente otro compositor y colaborador habitual de Sul Ponticello, Joan Gómez Alemany. Como es propio de esta sección, este texto sirve como sugerencia a una escucha crítica.

Joan Gómez Alemany
1 octubre 2020
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Estado Interior I. Meta-instrument Etude Nr. 1 de Alberto Arroyo es una obra especial y difícil de catalogar por tres motivos. Primeramente, porque siendo su plantilla la del clásico Pierrot Lunaire de Arnold Schönberg (flauta, clarinete, piano, violín y violoncello), no suena en ningún caso a una instrumentación clásica. El segundo motivo es que, sonando de forma muy nueva y original, no utiliza ningún instrumento no convencional o recurso tecnológico, electrónico u otro factor que nos podría remitir rápidamente a nuestra contemporaneidad inmediata. Como tercer y último motivo hay que añadir que, en su base sonora, tampoco hace un uso extremo de las llamadas "técnicas extendidas", preparaciones u otros recursos que podrían crear una nueva sonoridad fácilmente identificable a partir de instrumentos convencionales.

Por contra, el nombre “meta-instrumento” perfila muy bien eso especial que llama la atención en esta obra: su posición "meta", es decir, más allá. No estamos frente a instrumentos viejos ni a instrumentos nuevos, sino frente algo "entre ambos". ¿Cómo consigue esto el compositor? Repensando los instrumentos que le vienen dados para darles un nuevo significado. Muchas veces se recurre a instrumentos o tecnologías nuevas y poco comunes, pero la idea que las sustenta o su uso son convencionales y por tanto su novedad suele quedar en algo más superficial. A estas alturas de la historia de la música, recurrir a instrumentos convencionales como los de nuestra tradición parecería estar condenado al fracaso después de tantos siglos de su uso y “recontextos”. Pero hay un campo aún por explorar y del que el pasado no sacó todas sus consecuencias, ya que pensó siempre el instrumento como instrumento en sí. Es decir, el instrumento en su individualidad o la suma de individualidades. Este campo contrario que aquí tratamos se llama, consecuentemente, ”meta-instrumento”. En él los instrumentos individuales se despersonalizan para unirse entre ellos, creando así un nuevo instrumento. No se trata de una suma de elementos individuales, sino de algo que no se deja enumerar.

En este sentido no sólo los instrumentos son transformados, sino también los mismos sonidos que emiten. Por ejemplo, es posible que los sonidos llamados “viejos”, tales como las alturas clásicas, adquieran nuevas formas de ser repensados a través de diferentes contextos. Sin duda uno de los factores para repensarlos es la temporalidad. En la obra de Arroyo no sólo encontramos un nuevo uso de los instrumentos y sus sonidos, sino también de su temporalidad. Entendiendo ésta en un primer momento como el camino que traza la relación entre sonido y silencio en mutua configuración. Al ser repensada, la temporalidad se expande y adquiere un estatus no dependiente de los otros parámetros musicales (como lo fue antiguamente en nuestra tradición occidental), llegando a transformarse en un "nuevo instrumento". Sonido, silencio y tiempo casi devienen la potencia de este "nuevo y a la vez viejo" meta-instrumento, pero que debido a que su creación es reciente y difícil de comparar, escapa a esta dicotomía clasificatoria.

En la obra de Arroyo tal vez haya algo que los occidentales no hemos aprendido plenamente aún, pero por lo que siempre hemos sentido cierto interés. Una nueva forma de pensar el sonido, el tiempo y su "meta" (en el doble significado de más allá, como de direccionalidad o llegada). En Estado Interior I. Meta-instrument Etude Nr. 1 existe algo que se encuentra en la música japonesa, repleta de silencios y ciclos, sin comienzo ni final. Algo que nos hace recordar al último Luigi Nono, Giacinto Scelsi o Morton Feldman, pero incorporando un uso mucho más amplio de los recursos de los instrumentos, recursos que los compositores anteriormente citados aún estaban explorando. Ellos no habían llegado aún a la "conquista" de las innumerables posibilidades que un simple instrumento convencional nos puede aportar hoy en día, si se le aparta de su uso ordinario para repensarlo. Como oyentes, Estado Interior I. Meta-instrument Etude Nr. 1 nos pone de esta manera delante de una realidad expandida que no sabemos muy bien clasificar. Nuestros oídos se quedan en un terreno movedizo sin poder respaldarse sobre algo seguro y esa es una de sus mejores y más originales características.

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