Repasamos la trayectoria de un compositor olvidado en nuestro país, pionero en la música electrónica y la contracultura hippie, fundador del San Francisco Tape Music Center organizador del Trip Festival.

Manuel Estévez Mouriño
1 abril 2023
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El padre de nuestro compositor fue el famoso escritor y periodista Ramón J. Sender, conocido por obras literarias como Réquiem por un campesino español, Crónica del alba o Imán y su compromiso político con el gobierno de la República durante la Guerra Civil Española.

Su madre Amparo Barayón se trasladó de Zamora a Madrid para trabajar en Telefónica. Era una mujer culta, con diferentes intereses artísticos, que daba conciertos musicales de piano en cuidades como un natal Zamora o Salamanca. Conoció a Ramón J. Sender en una huelga de periodistas de Telefónica.

Cuando comienza la Guerra Civil Ramón J. Sender y su mujer Amparo Barayón quedan atrapados en la Villa de San Rafael en la sierra de Guadarrama, que había quedado bajo la zona de domino falangista. Ramón Sender estaba siendo buscado. Junto con su amigo, el director general de montes, consigue huir del pueblo atravesando los bosques y cruzando el Alto del León, para unirse a la defensa de Madrid en la propia sierra de Guadarrama. Ramón le dijo a Amparo antes de irse que si las cosas empeoraban se fuera a Zamora, donde fue fusilada.

En 1939 Ramón Sender se embarcó con su hijo Ramón Sender Barayón y su hija Andrea Sender Barayón el transatlántico Manhattan a los Estados Unidos para evitar ser represaliado por el franquismo y que sus hijos fueran criados por miembros del bando nacional. Ramón J. Sender dejó a sus hijos a cargo una amiga llamada Julia Davis en una casa de campo.

En su adolescencia Sender Barayón comienza a estudiar música durante los veranos con George Copeland. Este compositor estuvo en Mallorca durante la Guerra Civil y era especialista en música española: Albéniz, Granados, Falla… Fue la primera persona en tocar Debussy en América. Como vivía con su pareja cerca de la casa de Julia Davis, esta le invitó un día a escuchar a su hijo adoptivo Sender Barayón. Él tocó la Malagueña de Lecuona. George Copeland puso como condiciones para que fuera su alumno que obtuviera un buen piano, fuera a conciertos sinfónicos, ballet, museos… Le dijo que tenía que esforzarse en conseguir una formación artística lo más completa posible. Empezó entonces a ir a la fonoteca a escuchar música clásica, pensando que quizás su verdadera identidad era la de ser un compositor. A medida que pasó el tiempo lo envió a estudiar en Nueva York con un compositor todavía joven, pero que obtendría una gran fama más adelante: Eliott Carter. Eliott introdujo a Sender Barayón en la música contemporánea (puesto que su maestro no le enseñaba nada más allá de Ravel), especialmente en la música de Alban Berg. Posteriormente Copeland le recomienda terminar su formación musical en Europa, lo que le lleva a pasar el año 1954 en el Conservatorio de Roma.

A la vuelta se casa con Sybil, la bisanieta John Humphrey Noyes quien fudó en el siglo XIX una comuna que practicaba el amor libre llamada Oneida (Sybil se crio en esta comunidad). Este hecho dejará huella en Sender Barayón y será el motor de sus futuras experiencias comunales propias de la contracultura hippie. Se van a vivir juntos alternando trabajos temporales. Cuando nace su hija Severine la relación entre ambos se rompe. Estaba naciendo el amor libre, y esto iba a causar problemas a la hora de intentar mantener una relación monógama. Sybil deja a Sender Barayón temporalmente por su antiguo novio. Nuestro protagonista quiso cambiar de aires y encontró entonces un anuncio en la que pedían que alguien condujera un coche de Nueva York a California para una mudanza. Sender Barayón aceptó. Recuerda con intensidad como en su trayecto de 14 horas de Albuquerque Los Ángeles, en el desierto del Mojave a las cuatro de la madrugada pudo observar a lo lejos un ensayo nuclear en Nevada mientras escuchaba un quinteto de Brahms en la radio.

Cuando llego a Los Ángeles consiguió otro viaje que le llevó a San Francisco. Al llegar se acercó a la librería City Lights. Dentro estaban hablando Lawrence Ferlinghetti y Michael McClure (ambos poetas pertenecientes a la Generación Beat). Les preguntó por compositores locales y ellos le recomendaron a Morton Subtonick, a quien conocería más adelante y con quien fundaría el San Francisco Tape Music Center. Pero antes de ello Ramón, en consonancia con la nueva ola contracultural, llevo a cabo un breve retiro espiritual en los Red Wood lo que lleva a desplazarse de nuevo a Nueva York para entrar en contacto con una comunidad religiosa de origen alemán llamada Bruderhof. Trató de llevar una nueva vida con Sybil en la que pudiera criar juntos a su hija Severine en la comunidad de los Bruderhof. Pero desgraciadamente su hija falleció (sin que ningún miembro de la comunidad avisara a Ramón de la gravedad de su enfermedad) y se separó definitivamente de Sybil. Esto desembocará en el fin de esta etapa mística, pero no será última de ellas, pues para Sender “Todo se remonta a la existencia de dos caminos espirituales: el Gran Sí y el Gran No. El Gran No es muy alabado en el cristianismo, con la autoflagelación y otras técnicas antiguas para extirpar el ego. Pero es doloroso, y no lo recomiendo. Pero si sigues ese camino, tienes que seguirlo hasta el final. Cuando estás totalmente vacío, lo que yo llamo: <>, suceden cosas increíbles. El otro camino es el gran Sí, que era el de los hippies.”

Al regresar a San Francisco y Ramón decide matricularse en el conservatorio por recomendación por consejo del compositor Bob Erikson. Su madre adoptiva Julia les dijo a Ramón y a que ya no necesitaba la casa de veraneo en Connecticut y les preguntó si preferían quedársela o que la vendiera y se quedaran con el beneficio económico obtenido por su venta. Ellos prefirieron lo segundo. Con el dinero que le correspondía, Ramón pudo pagar la matrícula del conservatorio, cubrir los gastos de su vida cotidiana de su estudiante y el equipo necesario para montar su estudio de música electrónica. Compró dos grabadoras Ampex de segunda [1]mano a un amigo que dirigía un estudio de grabación y construyó algunos artefactos, todo a pequeña escala. Este estudio lo instaló en un espacio en el ático del conservatorio. Organizó una serie de conciertos llamados Sonics y en el concierto de apertura invitó a Pauline Oliveros y Terry Riley (ambos alumnos de Bob Erikson y futuros grandes compositores). Propuso también a Terry Riley y Phil Winsor ir a su estudio y juntos y componer piezas para cinta. En el concierto hubo un total de cuatro estrenos internacionales. Al final del concierto se les acercó Morton Subtonick (recordemos que los poetas) para comentarles que les gustaba lo que hacían y preguntarles si podía hacer música con ellos. Aceptaron con mucho gusto. Como Morton Subtonick tenía muchas grabadoras en su garaje y Ramón en su ático, decidieron buscar un sitio para juntarlas y llevar a cabo un proyecto musical común. Este proyecto recibió el nombre de San Francisco Tape Music Center. Fue creado en 1961 y era un taller experimental para compositores donde se hacía música con instrumentos nuevos como el sintetizador. Morton se puso en contacto con la marca de grabadoras Ampax (la misma marca a la cual pertenecían las dos primeras grabadoras que compró Ramón), teniendo la fortuna acabar congeniando con uno de los comerciantes. Este les prestó su mejor grabadora y no tardará un convertirla en la máquina principal del proyecto. De vez en cuanto el comerciante de Ampax aparecía para venderles piezas rebajadas por haberse caído del camión de transporte. Así iban consiguiendo poco a poco buenas piezas para el equipo.

Una anécdota bastante curiosa relacionada con el comerciante sucede cuando este les dijo: “Esto es una unidad para probar ordenadores, pero hace ruidos extraños si lo conectas a un ordenador”. Lo enchufaron y Ramón se dio cuenta de que podía ralentizarlo tres octavas. Lo hizo, y en sus propias palabras esto dio lugar a “una espacie de jungla electrónica llena de sonidos de pájaros”. Esto resultó finalmente en la pieza Woridfood XII.

La libertad creativa era primaba en todas y cada una de sus actividades, como buenos músicos experimentales. Un día Ramón llevó un acuario con peces tropicales que le habían prestado en una tienda y les dijo a sus compañeros: “esta es nuestra partitura”. De aquí surgió Tropical Fish Opera. Cada uno de los intérpretes tiene que ponerse en uno de los lados del acuario Los peces son notas, si nada por arriba son una nota aguda; si nada por abajo, son una nota grave. Cuanto más cerca están del intérprete mayor intensidad, cuanto más lejos están del intérprete menor intensidad.

Morton y Barayón querían un ingeniero que les pudiera diseñar un instrumento que lo hiciera todo y para ello pusieron un anuncio: “Se busca: Ingeniero. Diseñar algo.” Se presenta entonces un hombre en su estudio y les preguntan si sabe construir un modulador de anillo. Él le respondió: “Claro. Os dejo un croquis”. Lo dibujó, se lo dio a Bill Maginnis y él les construyó un modulador. Luego le pidieron el instrumento de sus sueños. Pudieron pagarlo con el apoyo de patrocinadores con 200 dólares. Meses más tarde apareció una caja con oscilador, modulador de anillo, generador de onda cuadrada, mezclador y secuenciador. No tenía teclado, sino paneles táctiles (esto último fue una idea de Morton Subtonik). Con este novedoso instrumento realizaron numerosas composiciones.

Una de sus piezas más conocidas, Desert Ambulance se realizó con desechos que un grupo de misioneros cristianos sacaron de sus oficinas. Sender Barayón encontró entre ellos una colección de fotografías que llevaban el título de Desert Ambulance que mostraba una ambulancia con un conjunto de nativos negros operarios, vestidos en uniforme. Después conectó a esta fotografía con el recuerdo de él y su hermana siendo evacuados por la Cruz Roja francesa en Zamora durante de la Guerra Civil Española, y de esa forma surgió el nombre para la pieza.

Después de sus experimentos en con la San Francisco Tape Music Center organizará Trips Festival con Steward Brant (y contó con la participación de Ken Kesey) en enero de 1966. Duró durante tres días y combinó rock, proyecciones de películas, espectáculos de luces y consumo masivo de LSD. Fue un gran éxito, asistieron miles de hippies y personas ligadas a la contracultura.

En 1966 Ramón es uno de los primeros de irse a vivir en una de las primeras comunas rurales hippies.  En estos momentos la ciencia ecológica todavía era una ciencia extraña y la práctica ecológica marginal, sólo llevada a cabo en las profundidades de la contracultura. Morning Star era una finca de 13 hectáreas a poco más de 100km de San Francisco, en el condado de Sonoma. Los Diggers promovieron comedores y centros de salud gratuitos, a la vez que plantaron diferentes huertos en la finca de Morning Star para poder proveer a la ciudad de San Francisco de alimento gratuito. Aquí Barayón tuvo sus primeras experiencias con el LSD, que según lo conectó con las fuerzas atávicas de la tierra, en consonancia con los indígenas cazadores-recolectores. Estas nuevas experiencias cristalizaron creativamente en la composición una serie de cantos y ceremonias para un grupo de neotribales.

Tras varios meses de presión judicial y policial algunos de los miembros de la comuna de Morning Star decidieron trasladarse a una nueva comuna en la zona de Wheelers. Aquí nuestro protagonista conoce a Alicia Loren, autora de la guía para vida hippie Viviendo en la Tierra. Este encuentro dará lugar a un viaje juntos a Colombia, del cual regresarán en 1974, año en el que publicarán Being of the Sun, un manual para crear una religión propia que tenga como principal principio encontrarse en armonía con la naturaleza.

En esta nueva década de los 70 Ramón decide irse a la ciudad y comenzar a escribir, actuando en paralelo como payaso. Comenzará a vivir con Judy Levy. En el año 82 Ramón viaja con Judy (que hablaba español) para investigar acerca de la muerte su madre, investigaciones que se harían públicas en su libro Muerte en Zamora. Allí descubrió que Amparo Barayón fue fusilada por los falangistas debido una denuncia de hombre llamado Miguel Sevilla, por su afiliación anarquista, por tener dos hermanos republicanos, y, sobre todo, por estar casada por Ramón J. Sender. Para Ramón Sender Barayón España no era un lugar físico, sino una herida en su corazón que sólo pudo cicatrizar con su viaje y la ayuda de Judy Levy.

En conclusión, Ramón Sender Barayón cuenta con una variopinta carrera: heredero de la tape music de John Cage, pionero de la música electrónica, organizador de unos de los primeros festivales psicodélicos, compositor de música neotribal a partir de sus experiencias en comunas hippies… Un compositor con un pintoresco legado todavía a descubrir.

Notas

  1. ^ Cuando alquiló una grabadora por primera vez se sintió emocionado y liberado al poder componer música sin partitura. Para Barayón componer mediante una partitura era una forma en la que uno se podía hacer idea de su obra lentamente, la grabación le permitía componer con la misma libertad que un pintor que da una pincelada en el lienzo y tiene una idea inmediata de lo que acaba de hacer. Para un compositor tradicionalmente no era así, puesto que oye la música solamente en su interior, pero no puede oír el sonido real hasta que consigue juntar algunos intérpretes. Esto ocurrió después de oír por primera vez un concierto de música electrónica: el programa incluía Canto de los Adolescentes de K. Stochkhausen y la banda sonora de la película Forbidden Planet a cargo de Louis y Bebe Barron.

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