Las obras electroacústicas reunidas en este registro del netlabel Inkilino Records comparten la necesidad de responder a una práctica artesanal sobre decorrelaciones entre flujos y objetos sonoros, explorando volúmenes ficticios y temporalidades aletargadas. Reproducimos en esta reseña las notas sobre el disco.
Y es que está claro que la materia en movimiento no se asienta compacta, pues vemos menguar cada cosa y advertimos que a lo largo del tiempo todo, por así decirlo, fluye.
Y es que si no tuvieran por costumbre desviarse, todas las cosas hacia abajo como gotas de lluvia irían cayendo a través del hondo vacío, y no surgirían encuentros ni se producirían golpes entre los principios: de esta manera la naturaleza no produciría nada.
(Lucrecio, De rerum natura, II, 65, 220)
Lucrecio era poseedor de un secreto. Él sabía que por detrás de las formas y los cuerpos no se esconden dioses caprichosos ni ideas trascendentes, sino que late una materia animada, impredecible. Clinamenes el nombre con el que designó la capacidad de los átomos para apartarse de sus trayectorias de manera espontánea y recombinarse en agrupamientos novedosos, permitiendo el surgimiento de concatenaciones que no respondan a una necesidad impuesta desde afuera. De acuerdo con Deleuze, el clinamen es una relación diferencial que habita dentro de la materia: artífice de una causalidad sin destino, lo material ya no es topos de la pasividad, sino el escenario donde las potencias de lo diverso juegan con la declinación de sus causas y la conjugación de sus efectos. Contra las implicancias teológicas del vacío y la unilateralidad, todo acontecimiento surge de un encuentro.
Simón Pérez propone un devenir-con la materia sonora. Allí, la máxima rigurosidad técnico-compositiva y el formalismo transmutan en exploración de las fuerzas narrativas inmanentes al sonido, y la música, en exploración especulativa. Sensibles a sus capacidades morfogenéticas para desplegar desde sí estructuras que condensen sus estados posibles, estas obras pueden escucharse como micromontajes que escenifican prácticas de intimidad y alianza. Nos llevan a pensar que el espacio y el tiempo jamás anteceden a las cosas, sino que son efectos poéticos que emanan de ellas. Fluyendo entre inercias y pequeñas desviaciones, hacen evidente que las fuerzas plásticas del sonido y sus inscripciones intensivas tienen la capacidad de expresarse a sí mismas en objetos, estructuras y relatos.
¿Cuáles son los límites para el juego de transposiciones entre lo concreto y las abstracciones disectivas de lo sonoro? La sobreimpresión de causas y efectos en la confluencia bidireccional entre compositor y material nos brinda una matriz en la cual desde ambos polos se proyectan funciones formales y narrativas. Quizás de los agujeros que uno imprime sobre el otro emerja ese lugar donde se confunda, por fin, la agencia real de los estados de las cosas y los mundos posibles que la ficción arrastra consigo.
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