Comienza un largo camino de digitalización de la biblioteca más importante de Argentina, su biblioteca nacional, que ha implantado la herramienta Registro Nacional de Objetos Digitales, RODNA, un sistema algo problemático si se piensa en la consulta online.
Las bibliotecas nacionales se modernizan, y uno de los aspectos imprescindibles para esta modernización es la digitalización de sus fondos. Con la Biblioteca Nacional de España se lleva haciendo un trabajo intenso desde hace bastante tiempo. Ahora le ha tocado el turno a la Biblioteca Nacional Argentina, que en el pasado verano ya había presentado más de 65.000 objetos entre los diferentes formatos y tipos de documentos que se ofrecen de sus fondos.
La herramienta que se ha utilizado se llama Registro Nacional de Objetos Digitales, RODNA, y es una aplicación web que permite búsquedas simples y complejas, y devuelve los documentos digitalizados. El problema principal es que el registro en el sistema, que permite acceder a estos contenidos, debe solicitarse físicamente, lo que hace muy complicado que investigadores y usuarios de otro tipo de otros países puedan tener el prometido acceso online. De poco le sirve al investigador actual –que trabaja desde otro lugar del mundo- el saber que tal o cual documento se encuentra disponible a la escucha si tiene que pasar por el lugar para poder escucharlo. Es un problema que, a nuestro modo de ver, se debía dar mucha más prioridad de la que se da, ya que si colocamos en la balanza los costes de poner a disposición del público los materiales (un simple registro online, con los requisitos que sean precisos) y las ventajas que ello conlleva, el desequilibrio a favor de lo último es evidente. Es algo que en la BNE ya está resuelto en gran medida, a través de diferentes herramientas y secciones (un ejemplo es la Biblioteca Digital Hispánica), algo que resulta muy satisfactorio, como decimos, para el usuario que no puede desplazarse.
Nuestra sección de archivos sonoros se preocupa especialmente por todos los que conciernen al audiovisual, pero no está de más echar un vistazo a otras secciones de la biblioteca, especialmente la dedicada a partituras donde pueden encontrarse ya más de 1600 registros, aunque parece que engloban también los 350 audios, ya que la aplicación unifica en “partituras/grabaciones” al devolver estos resultados.
Resumiendo, un paso más en la universalización de la cultura pero todavía con algunas trabas en un mundo en el que las fronteras cada vez pesan menos (o deberían).
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