¿Puede el 4'33'' de John Cage generar a día de hoy reacciones? El contexto global de pandemia, un lugar y/o momento preciso pueden crear el contexto para que una famosa composición vanguardista como esta pueda programarse y volver a generar respuestas y más preguntas. Como ejemplo, lo ocurrido el pasado octubre de 2020 en la Berliner Philharmonie.
El pasado 31 de octubre de 2020, la Berliner Philharmoniker ofreció dos conciertos muy especiales y simbólicos dirigidos por Kirill Petrenko (Omsk, 1972), su director titular elegido en junio de 2015 y que se presentó al frente de la orquesta el 23 de agosto de 2019[1]. En dos sesiones[2], a las 11:00h y a las 19.00h (esta segunda disponible para ver online)[3], el programa estaba formado por tres obras: para empezar, un arreglo para orquesta de cuerda de Sabina de Andrew Norman[4] (Michigan, 1979). La segunda pieza, Metamorphosen de Richard Strauss (Múnich, 1864 - Garmisch-Partenkirchen, 1949), también para cuerda, pero en este caso para 23 instrumentos solistas. La tercera y última composición fue la Sinfonía Nº9 en Mi bemol Mayor Op. 70 de Dmitri Shostakovich (San Petersburgo, 1906 - Moscú, 1975).
El contexto jugó aquí un papel fundamental. En la crisis que está suponiendo la pandemia de la COVID-19, la música y los músicos están ejerciendo su papel, de una forma u otra, y del que se ha hablado, reivindicando y escrito mucho, no es para menos. Seguramente teatros, compañías, revistas especializadas, orquestas, grupos, músicos, etc. desaparecerán, dejarán el oficio, se disolverán, entrarán en quiebra, abandonarán. Pero, algunos se reinventarán, aparecerán otras formaciones, nuevos formatos, nuevas publicaciones y salas, porque tras las crisis hay rupturas, nacimientos, transformaciones, extinciones y supervivientes. El modelo de las orquestas públicas ya hacía aguas en muchos lugares antes de la pandemia y ahora, además de las administraciones públicas que las subvencionan, gestores culturales, curadores y programadores se devanan en qué hacer para justificar su continuidad. Incluso en el escenario de que el 2021 traiga el fin de las mascarillas y una población inmunizada, las preguntas ya se han formulado, la crisis ya se ha producido y es complicada una vuelta atrás al modelo pre-pandemia como si nada hubiera sucedido. La perdurabilidad de ciertas instituciones musicales, grupos de música u orquestas subvencionadas de manera pública (que serán auditadas por las administraciones y la opinión pública) dependerá, en algunos casos, del papel que han realizado, realizan y realizarán durante este tiempo, un trabajo sin precedentes ni referentes mientras las duras medidas han impedido un concierto típico. Claro está, en su continuidad influirá y mucho cómo la industria musical y sus integrantes van gestionando cada momento de esta crisis sanitaria y social que está arrasando con las artes performativas en vivo. Veremos, una vez superada la situación o controlado el virus, cómo queda el panorama. No ha habido ni mucho menos una respuesta uniforme, aunque el virus nos vea todos iguales, paradójicamente. Muy al contrario, murallas de piedra medievales que pensábamos caídas hace años se han vuelto a erigir, esta vez invisibles o como mucho de metacrilato. Europa se ha dividido en Estados, y los Estados, dependiendo del país. En España, cada Comunidad Autónoma su modelo y, dentro de estas, cada ciudad, pueblo, tantas respuestas como administraciones, entidades o particulares de la industria musical.
Hay músicos y agrupaciones que simplemente han optado por no reaccionar y esperar, o más bien porque la reacción sea la inacción o la negación de la realidad, la espera a la vacuna y una vuelta a lo anterior como si nada hubiera sucedido. Otras formaciones musicales en cambio no han parado, quizás por su propia naturaleza opuesta a la orquesta mainstream: MusicAeterna[5] es buen ejemplo de ello. En este caso, me gustaría destacar la reacción ejemplar de la Berliner Philarmoniker[6] en toda la crisis hasta el momento, pero especialmente un gesto musical que tuvo el pasado 31 de octubre. Y es que, además de las obras antes mencionadas, se interpretó 4'33'' de John Cage (Los Ángeles, 1912 - Nueva York, 1992), obra que no aparece programada en la Web de la orquesta[7], pero sí en su plataforma Digital Concert Hall del concierto grabado de las 19:00h[8]. Aquí el video de la interpretación, disponible en YouTube en abierto:
Como se puede ver, los músicos mantienen una postura estática, en su gran mayoría absolutamente quietos, con los instrumentos reposados y no esperando ninguna entrada, ya que la obra no es una espera al sonido. Mientras algunos miran al director, otros lo hacen al atril. Los únicos gestos de dirección los ejecuta Petrenko, en los tres movimientos de la obra: I Tacet, II Tacey y III Tacet, adecuadamente rotulados en el audiovisual. Entre movimiento y movimiento, algunos miembros de la orquesta se mueven ligeramente, quizás para descansar de la postura y cambiarla, mientras otros continúan quietos. Hacia el minuto 2'25'', en pleno tercer movimiento, se ven los ojos húmedos de la solista de segundos violines. Decide cerrar los párpados en el 2'41'' y posteriormente abrirlos, contenida, hay lágrimas. La obra acaba antes de lo previsto (vistos los comentarios al video), hacia el minuto 3'25''. Kirill Petrenko pide a los músicos que se levanten y la sala aplaude, fin. El vídeo contiene la siguiente descripción: “Tras las medidas tomadas por las autoridades Federales y Regionales en Alemania para contener la pandemia del coronavirus, la Orquesta Filarmónica de Berlín permanecerá cerrada del 2 al 30 de noviembre de 2020. En vista de ello, la Orquesta Filarmónica de Berlín y su director titular Kirill Petrenko agregaron otra obra, 4'33'' de John Cage, a su concierto del 31 de octubre”[9].
Como se puede comprobar, una obra como 4'33'' puede seguir generando sorpresa desde que fuera presentada por primera vez en 1952, interpretada por el pianista David Tudor (Filadelfia, 1926 - Nueva York, 1996). En aquel estreno, el compositor y el intérprete, jugaban con la baza de que el público no sabía qué iba a suceder, por lo que las reacciones se pueden contar por tantas como asistentes había en la sala de Woodstock (Nueva York). Por muy abiertos de mente que fueran los asistentes, la propuesta era rompedora, incluso teniendo en cuenta que se trataba de un recital de música contemporánea y que el publico podía esperar algo diferente. Esta obra de Cage generó un montón de preguntas que fueron la puerta de entrada a otras formas de pensamiento, a más preguntas, a otras corrientes vanguardistas musicales, y en definitiva, a seguir dando pasos en la música (o quizás en el en arte sonoro) cuando parece que está todo dicho. Pero, una vez sucedido el estreno, la crítica, los artículos de musicólogos hablando de su significado, las palabras y los textos del propio John Cage, surgen todavía más preguntas. Una vez que el público ve que se va a programar esta obra, la respuesta inevitablemente es diferente, aunque siempre puede haber alguien en la sala que no la conozca y que no sepa cómo actuar, si es que hubiera una forma “correcta” (entiéndase) de actuar como oyente de 4'33''.
Es imposible conocer lo que les rondó por la cabeza a cada músico y a cada persona que el pasado octubre se encontraba en la Berliner Philharmonie. YouTube nos da la oportunidad de ver los comentarios al vídeo, que pueden ser un reflejo de la reacción que sigue causando la obra de Cage y que justifica su vigencia. Hay comentarios en tono de enfado y otros en tono humorístico, que son la mayoría. Es cierto que la sección de comentarios es propicia para ver quién hace, desde el anonimato, el comentario más ingenioso. Es un comportamiento que se ve en todas las redes sociales. Como no podía ser de otra manera, cualquier reacción a la obra es completamente legítima, aquí algunos ejemplos: “El traje nuevo del emperador”[10], “Por fin una pieza donde puedo tocar todos los instrumentos de la orquesta”[11], “Esta pieza parece un infierno para memorizar”[12]. Se establecen hilos de discusión con usuarios ofendidos con los comentarios de otros. Tommaso Furlan dice: “En tiempos del Coronavirus, publicar algo así es una auto-admisión muy simple y trivial de sumisión total a la dinámica del desapego de la realidad. Qué triste”[13]. Legítimas también, hay otro tipo de reacciones: Leona Kapus dice “Esto es tan triste 🙁 ”[14]. Salvador Olvera Cháidez escribe: “Entiendo que en la génesis de esta obra, John Cage se nutrió de conceptos de la filosofía zen: nos invita a escuchar los sonidos del entorno. Considero que la gestualidad de Kirill Petrenko está en perfecta sintonía con estos nuestros tiempos de incertidumbre, angustia, inconformidad e incluso ira, ante los agravios sociales, el daño a la Naturaleza, la amenaza de la pandemia, y sí... el futuro del mundo de la música como lo habíamos conocido hasta ahora: el rugido es ensordecedor. La interpretación de 4'33'' requiere del entendimiento de cada individuo específico que formamos parte del público. ¡Profundo mensaje de Kirill Petrenko y la Filarmónica de Berlin!”. Un motivo de comentario muy recurrente de la versión de la Berliner Philharmoniker es la duración de su interpretación, algo que (me) asombra por lo superficial de la lectura de lo que es esta obra (como si su duración exacta fuera determinante), pero sigue siendo un debate legítimo. Un usuario llamado chickenringNYC aclara: “La pieza se titula 4'33'' solo porque la primera interpretación duró eso. La partitura en sí no indica la duración de la interpretación, por lo que la elección depende del intérprete. Cualquier período de tiempo es adecuado y aceptable para el 4'33'' de John Cage, por lo que, ¡calma a los sarcásticos! ¡Bravo Berliner!”[15]. Flutepage dice “Estoy llorando! ¡Gracias!”[16]. Cada persona, una respuesta a la obra de Cage y al momento en el que se disfruta. No se cómo hubiera actuado yo de haber estado en la sala ese día, o de mis pensamientos durante la interpretación de la misma. De lo que no hay duda es de su vigencia. Por cada persona, una reacción. Por mi parte, creo que el que decidió incluir esta obra en ese preciso día en ese preciso año y en ese preciso lugar, acertó de pleno. Hago mío el comentario del usuario llamado nakamoz: “La banda sonora de 2020”[17].
Notas
- ^ https://www.digitalconcerthall.com/en/playlist/10
- ^ https://www.berliner-philharmoniker.de/en/concerts/calendar/from/2020-10/
- ^ https://www.digitalconcerthall.com/en/concert/53117?a=bph_webseite&c=true
- ^ http://andrewnormanmusic.com
- ^ https://musicaeterna.org
- ^ https://www.berliner-philharmoniker.de/en/
- ^ https://www.berliner-philharmoniker.de/en/concerts/calendar/details/53117/
- ^ https://www.digitalconcerthall.com/en/concert/53117?a=bph_webseite&c=true
- ^ “Following measures taken by the Federal and regional authorities in Germany to contain the corona pandemic, the Philharmonie Berlin will be closed from 2 to 30 November 2020. In view of this, the Berliner Philharmoniker and their chief conductor Kirill Petrenko added another work, 4'33'' by John Cage, to their concert from 31 October”.
- ^ “The Emperor’s New Clothes”.
- ^ “Finally a piece where I can play all the instruments in an orchestra”.
- ^ “This piece looks like hell to memorize”.
- ^ “In tempi di Coronavirus pubblicare una cosa del genere è una semplicissima e banalissima auto-ammissione di totale asservimento a dinamiche di scollamento dalla realtà. Che tristezza”.
- ^ “This is so sad :(”.
- ^ “Piece is titled 4'33" only because the first performance happened to last that long. The score itself does not indicate a performance length so the choice is actually up to the performer. Any length of time is suitable and acceptable for John Cage's 4'33", so, calm the snark! Bravo Berliner!”.
- ^ “I am crying! Thanks!”.
- ^ “2020 soundtrack”.
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