El confinamiento a causa de la COVID-19 en 2020 supuso un gran cambio en la vida en todos los niveles. La música y el silencio ocuparon una parte importante de nuestro día a día durante aquellos meses de encierro, dando lugar a experimentos alrededor del sonido, a proyectos musicales vía online, incluso a nuevas maneras de escuchar y oír. Estas son algunas de las temáticas que trataremos en el artículo, mencionando algunos proyectos que tuvieron a la música y al sonido como objetos de acción.
La música y el sonido existen en cada aspecto de nuestras vidas, aunque es en determinados contextos cuando toman unas formas distintas a lo que estamos habituados socialmente. Por ejemplo, como ocurrió en el confinamiento, cuando el silencio inundaba las calles, los parques e, incluso, en ocasiones, nuestras casas. Si abríamos las ventanas podíamos escuchar el sonido de los pájaros, el viento, etc., pero también el silencio. Podríamos decir que se normalizó esa ausencia de sonidos urbanos y, cuando volvieron, nos extrañamos o nos sorprendió. Personalmente, recuerdo cuando los niños pudieron volver a salir a jugar y era lo primero que escuchabas cuando te despertabas, algo que, en otros momentos quizás no hubiera tolerado, en ese momento mi cerebro lo resignificó, ya que suponía que poco a poco se iba volviendo a lo que considerábamos la antigua normalidad.
La pandemia nos arrebató también, entre multitud de cosas, la música en directo. El placer de poder asistir a un concierto, del tipo que fuera, desapareció, y cuando ha vuelto algunas personas todavía nos sentimos extrañas cuando asistimos. La música se encuentra intrínseca en nuestra cultura y los contextos influyen notablemente en cómo la percibimos y cómo también podemos ser agentes activos que la emitan. Muchas personas aprovecharon ese confinamiento para entrar en este mundo y experimentar con los sonidos, además de que muchos artistas tuvieron numerosas iniciativas para que, de alguna manera, la gente pudiese seguir accediendo y consumiendo nueva música. Un ejemplo es el recopilatorio que realizó Sergio Sánchez en la Cometa Roja Studio en el año 2020, Confinescapes[1](confinamiento y paisaje sonoro), donde varios artistas expresan a través de la música experimental sus sensaciones y experiencias vividas durante aquel confinamiento. Este conjunto de piezas presenta un mensaje propio que gira en torno a la experiencia de haber estado encerrados durante meses mientras la pandemia aumentaba fuera de nuestras casas y muchas personas continuaban falleciendo a causa de ello. Muchas composiciones tienen un carácter onírico, que podemos relacionarlo con cómo toda esa situación parecía incluso de pesadilla.
Otro de los proyectos que surgieron en la pandemia fue Historias sonoras del COVID-19[2], desde la plataforma Paisaje Sensorial con José Luis Carles y Cristina Palmese. Como bien hemos mencionado con anterioridad, durante esos meses experimentamos unas ciudades desiertas, sin ruidos artificiales, algo que, posiblemente, muchos y muchas de nosotros nunca habíamos conocido. La idea de Paisaje Sensorial es interpretar y escuchar lo que quiere decir el propio entorno a través de grabaciones de sonido, audiovisuales o, incluso, en forma de instantáneas de distintos puntos, barrios y calles de las ciudades. Algo a tener especialmente en cuenta es el hecho de que cada material será distinto a los demás, pues no existe una objetividad plena en la interpretación y recepción de sonidos y atmosferas sonoras.
Experimentamos un nuevo modo de vida que hasta entonces no habíamos conocido, mientras que, paralelamente, el mundo avanzaba a otro ritmo y de otra forma. La cultura audiovisual en la que nos encontramos inmersos se vio influida por aquel contratiempo, alejándonos de esas vivencias musicales en vivo a las que podíamos responder materialmente y de manera recíproca.
Es necesario hablar también de cómo la música ha servido también como un mecanismo que ha ayudado a muchas personas a mantenerse en la realidad dentro de esas semanas tan irreales. La ausencia de sonidos, ruidos y música propiamente dicha no se encuentra dentro de nuestra cultura, ni de nuestra manera de entender y vivir la vida.
A excepción del contenido de terceros y de que se indique lo contrario, éste artículo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International Licencia.