Durante esta excepcional situación provocada por la pandemia del coronavirus, el artista visual y compositor Joan Gómez Alemany y el ensemble de instrumentos históricos para la música antigua y contemporánea Continuum XXI han trabajado en la distancia en un proyecto interdisciplinar llamado CONTINUUM XXI: TRACES. Éste parte de la idea de archivo, huella y vestigio como forma de creación y presenta al espectador un vídeo atípico con imágenes y música en un interesante diálogo.

Alberto Arroyo de Oñate
1 junio 2020
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CONTINUUM XXI: TRACES

La imagen nunca es sólo una incisión en el mundo de la visibilidad.
Es, aún más, una huella, una estela visual del tiempo […]
Es ceniza mezclada, más o menos caliente, de distintos hornos.

Georges Didi-Huberman

Trabajo interdisciplinar durante la pandemia

A pesar de que la crisis del COVID-19 ha hecho reflotar parte de los problemas del sector cultural español[1], también ha permitido encontrar ingeniosas ideas para seguir trabajando, cooperando y creando desde el aislamiento y la distancia. Desde esa nueva estrategia nace Continuum XXI: Traces, un trabajo interdisciplinar en formato audiovisual a manos del compositor y artista visual Joan Gómez Alemany y del ensemble Continuum XXI. En él, la huella dejada por obras sonoras y visuales actúa como impulso inicial para crear una dramaturgia donde imagen y música dialogan en una interesante relación.

Las imágenes de partida de Gómez Alemany apuntan a esa idea de “estela visual del tiempo y arte de la memoria” (Didi-Huberman), pues muestran imágenes agrietadas y consumidos por el paso del tiempo de la mitología e iconografía egipcia y cristiana, de la escritura mesopotámica, de esculturas romanas así como texturas de superficies enormemente ‘matéricas’ (piedra de una rugosidad extrema o madera carcomida). Todo ello fotografiado por el joven compositor valenciano desde una óptica actual y con un empleo de la luz muy particular: en ella domina un alto contraste entre luz y sombra que pretende potenciar esas texturas saturadas y rugosas, camuflar ciertas figuras, iluminar sólo fragmentos de la iconografía religiosa y, en definitiva, mostrar esa estela del tiempo de una imagen como forma de memoria. Al contemplarlas desde un prisma actual se abre un espacio donde la imaginación del oyente-espectador puede participar de forma activa, pues no se busca que la imagen imponga y diga todo, sino que sugiera algo poético, cuasi virtual, que va más allá de sí misma.

CONTINUUM XXI: TRACES

Joan Gómez Alemany

De igual modo es abordado el acercamiento a manuscritos y partituras tanto de la Edad Media, del Renacimiento y del Barroco europeos como de piezas escritas en los últimos 50 años para instrumentos históricos. Algunos ejemplos que dan muestra de ello son el Salve Regina gregoriano, la tablatura para laúd a partir de Susanne un jour de Orlando de Lasso o la Trio Sonata en re menor TWV 42:d10 de G. Ph. Telemann. En esa misma línea han sido intervenidas partituras interpretadas por el ensemble Continuum XXI: es el caso de los compositores Alberto Bernal, Sergio Blardony, György Ligeti, Caros Rojo, Manuel Sánchez García o José Mª Sánchez-Verdú. Sus partituras actúan aquí como material visual donde procesos de superposición juegan un papel importante en la estrategia en cuanto a la relación entre notación musical, manuscritos, texturas abstractas e imágenes de las diferentes culturas arriba mencionadas. Del mismo modo apuntan a la idea de archivo, a la que más adelante regresaremos, como forma de memoria y de creación.

Imagen + música = ¿un tercer espacio?

¿Qué ocurre, pues, cuando se establecen relaciones entre las citadas imágenes y nuevo repertorio tocado en instrumentos históricos? El resultado no es una simple superposición de ambas disciplinas sino un tercer espacio o “tercera cosa” (Edgard Reitz) que va más de la suma de sus partes y que actúa de forma autónoma. Para dotar de coherencia y variedad a ese tercer espacio en Continuum XXI: Traces se ha optado por emplear varias estrategias de diálogo e interacción.

En ese sentido las imágenes no buscan ilustrar la música sino establecer un diálogo abierto con ella. En él encontramos relaciones incluso contradictorias, donde cambios cuasi microscópicos en el material musical se contraponen a repentinos cortes en las imágenes[2]. Es el caso de la primera parte de este trabajo interdisciplinar, donde la imagen y la música empiezan a crearse y a nacer de forma paulatina a partir de un primer impulso más bien abstracto. Las imágenes son también una suerte de luces abstractas: luces que no buscan iluminar nada particular sino conformar una serie de brillos y reflejos de un je ne sais quoi (de un ‘no se sabe qué’) que sugiere más que afirma.

La idea sonora inicial articulada en un impulso-resonancia no siempre es sincronizada con el ritmo de las imágenes, que llegan a contradecir la estructura de la música –en este caso, de los impulsos en forma arpegiada en la pieza Al tempo del’ affetto del autor de este artículo. El tratamiento electrónico a partir de Preludio (Fragmento) de Carlos Rojo y Extremos-Simulacrum de Manuel Sánchez García propone un viaje precisamente hacia los extremos del espectro sonoro: graves con formantes que van transformándose en el tiempo y en el espacio y agudos extremos, casi sinusoidales, que apuntan a ese hieratismo, austeridad y tinieblas de algunas imágenes románicas.

CONTINUUM XXI: TRACES

Joan Gómez Alemany

Fotogramas de Continuum XXI: Traces

Sobre viajes hacia el interior también trata Una historia donde nieva fuera, pieza dedicada a Continuum XXI y compuesta por Sergio Blardony a partir de un poema de Pilar Martín Gila. Los versos de la poeta apuntan a una bella y casi imposible imagen de frío, invierno, interior, noche, nieve, etc. a partir del cuento de Andersen La cerillera[3]. Las imágenes fotografiadas por Gómez Alemany poseen una naturaleza más abstracta que en otros ejemplos y muestran cambiantes texturas abiertas a ser interpretadas y relacionadas con los versos de Pilar Martín Gila:

Por la noche escribí el relato con que pasaría el invierno.
Llegó a parecer imposible hablar de otra cosa.
Y que fuera verdad. Y que contuviera la sed.

Ese es el interior: una historia donde nieva fuera.

Lo difícil era morir de frío sin haber roto las ventanas.

La fascinación del compositor José Mª Sánchez-Verdú por la arquitectura y las alfombras persas se vincula en este trabajo a través de la superposición de ambos elementos así como por la muestra de fragmentos asociados a esa Melancholia que da nombre a su pieza para violín barroco. Prueba de ello son algunos elementos pertenecientes a la llamada naturaleza muerta o al bodegón barroco: un cráneo, un reloj de arena, la superposición de imágenes de libros que van desde la Antigüedad hasta el Leviathan de Anselm Kiefer –el libro, además, es un concepto importante en la obra del compositor algecireño y hace referencia también al ars longa, vita brevis por la cantidad de conocimiento inabarcable para el ser humano. De igual modo el Salve Regina gregoriano aparece en forma de palimpsesto como superposición de una suerte de bigrama microinterválico creado por Sánchez-Verdú y el canto gregoriano original.

CONTINUUM XXI: TRACES

Joan Gómez Alemany

Fotogramas de Continuum XXI: Traces

En una línea parecida actúa la interrelación de la música[4] de Alberto Bernal con fotografías que poseen una ya mencionada esencia ‘matérica’, una especie de reminiscencia al bloque y a la dureza del propio material. La estrategia en cuanto a la relación de música e imagen contrapone de forma brutal la abstracción y la figuración. Ejemplo de ello son la sucesión o superposición de bloques de materia y músicos tocando instrumentos barrocos. Todo ello articulado en un ritmo rígido y muy estructural que concluirá en un cúmulo de estructuras superpuestas que van desde una escritura cuneiforme hasta un muro de ladrillos. Es por ello por lo que el ritmo, en sentido tanto musical como fílmico, cobra aquí una gran importancia. El trabajo culmina así presentando una suerte de sombra de la Trio Sonata 42:d10 de Telemann; ésta es alcanzada como consecuencia de la preparación del clímax, de la insistencia en la idea de construcción hacia una especie de ‘arriba’ permanente.

La idea estética de Continuum XXI: Traces es por tanto propositiva, es decir, que disocia imagen y sonido en el sentido que estamos acostumbrados a ver en las pantallas de nuestro día a día: el sonido de una persona que habla en televisión lo asociamos a lo que dice, la música de cine ilustra la acción o las emociones de los personajes, etc. En este trabajo la propuesta para el oyente-espectador es abrirse a nuevas formas de creación audiovisual: con ello se quiere crear y profundizar en nuevas interacciones entre sonido e imagen que no dominan el lenguaje audiovisual cotidiano. Eso mismo apunta Arlette Farge al afirmar que “el archivo destruye las imágenes estereotipadas” al mismo tiempo que “da acceso repentinamente a un mundo desconocido”. El acceso a ese mundo forma parte del objeto de este proyecto interdisciplinar.

El sonido (dis)continuo

Si bien el ensemble Continuum XXI nació para romper esa discontinuidad que existe en el repertorio escrito para instrumentos históricos y apostar por nuevas piezas compuestas para su plantilla, en su búsqueda también apuesta por formatos interdisciplinares que van más allá de la sala de concierto. Potenciar ese diálogo con otras disciplinas es una parte importante de su trabajo y su objetivo es la revisión del arte del pasado y de la memoria desde una óptica actual. Con ello se pretende preguntar al ser humano qué relación tiene con sus huellas para entender quién es hoy en día. En esa misma línea van proyectos futuros como Scelsi Reloaded o la serie Poesía de los extremos, cuyo horizonte mira ya no sólo a España, sino también hacia Alemania y Suiza.

Estética de la resistencia

Partiendo del contexto económico-cultural en el que nos encontramos, es decir, de la lógica de mercado, la industria cultural comercial y ese aparato orquestal clásico-romántico al que apunta Helmut Lachenmann, este trabajo pretende reaccionar a él de forma propositiva. Esto significa que en el formato empleado en Continuum XXI: Traces domina la imagen estática en contraposición a la velocidad y bombardeo de las imágenes actuales procedentes especialmente de las nuevas tecnologías y plataformas llamadas streaming. Con ello se propone una alternativa estética al producto de mercado interesado en la producción rápida y en una tecnología eficiente que busca crear ciudadanos consumidores en lugar de pensantes.

Dicha propuesta va en la línea de lo que podemos llamar estética de la resistencia[5]. El objetivo de la misma es activar el potencial imaginativo del espectador-oyente y confrontarlo con su propio interior, su background y expectativas. Al mismo tiempo deseamos que este trabajo artístico, como indica Malreaux al referirse a toda forma de arte, resista al paso del tiempo.

Huella, vestigio y archivo

El concepto y material de este trabajo parten de la idea de vestigio o huella que resiste al paso del tiempo, y lo hace también porque queda grabada: en el caso de un retablo, en forma de pigmentación sobre madera o sobre la piedra de una iglesia, en el caso de una partitura, como tinta sobre un papel. Desde una óptica actual, la huella dejada es casi siempre en forma digital y por tanto no material: una grabación, una fotografía, un vídeo. Son expresiones artísticas diferentes que se abrazan porque se graban, se escriben, quedan plasmadas en alguna forma de memoria. Al acercarse a esas huellas y tomarlas como material, aparece la idea de archivo como forma de creación.

Y al igual que el archivo es entendido como un concepto no cerrado, este trabajo interdisciplinar pretende abrirse y generar otros trabajos a partir de él mismo. Apunta a esa idea de work in progress o de obra inacabada. El propio Alberto Bernal, al que podemos considerar junto al resto de compositores como una suerte de co-partícipe en este proyecto, reflexiona en torno a la idea de archivo en un artículo doble. En él se acerca a la multiplicidad de autores como contraposición al autor único. Conceptos como lo dispar, lo diverso y lo plural ganan aquí en favor de una confluencia que permite un discurso y una interpretación de la obra más abierta.

Es precisamente esa multiplicidad de fuentes y autores la que caracteriza nuestro trabajo: una imagen encontrada en una iglesia románica que se transforma en fotografía, la interpretación de una composición convertida en una grabación y posteriormente editada, la superposición de partituras y de tratamiento electrónico de las mismas… La “ceniza mezclada de distintos hornos” a la que apuntaba Didi-Huberman juega aquí un papel importante tanto en el nivel concepcional del trabajo como en el proceso de creación y de ejecución del mismo. Continuum XXI: Traces se transforma así en una obra abierta en sí misma, pues puede verse en forma de vídeo en un concierto o en internet, puede reproducirse y superponerse a música tocada en vivo por el propio ensemble y, finalmente, puede aislar y hacer autónomos sus dos materiales artísticos: la música y la imagen. De igual modo genera otras creaciones como el artículo-montaje del propio Joan Gómez Alemany o el presente artículo.

Los frutos de este trabajo vendrán, durante o tras la pandemia, de una forma que aún desconocemos. Hasta ese momento esperemos que Continuum XXI: Traces genere interés en un amplio público pues, como apunta Didi-Huberman, “la imagen arde de memoria, es decir, flamea aún incluso cuando ya es ceniza: una forma de dar expresión a su vocación de vida póstuma”.

Notas

  1. ^ Al mismo tiempo en el Deutscher Bundestag (el Parlamento Alemán) eran citadas la Orquesta Barroca de Friburgo y el Ensemble Modern como agrupaciones a las que apoyar ya que la música y la cultura suponen un bien de primera necesidad.
  2. ^ No sólo algunos de los primeros trabajos experimentales en torno al dadaísmo, surrealismo, y ciertas prácticas vanguardistas, etc. sino también ejemplos posteriores de autores como Satie, Cage o Match de Mauricio Kagel.
  3. ^ La cerillera, Pilar Martín Gila. Bala perdida. El cuento de Andersen también ha inspirado la ópera de Helmut Lachenmann Das Mädchen mit den Schwefelhölzern.En el libro de Pilar Martín se plantea qué pasaría si la cerillera no hubiera muerte de frío… ¿se convertiría en terrorista?
  4. ^ Portraits – Telemann por Alberto Bernal, escrita y estrenada por Continuum XXI.
  5. ^ Véase también Poesía de lo oculto, Alberto Arroyo, Sibila nr. 59. 2019, Sevilla.

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