Miljenko Prohaska: Suite. Tomislav Uhlik: Sonatina (2012). Alfi Kabiljo: Friendly Trio (trompa, trombone, piano) (2014). Davor Bobic: Capriccio (2013). Dalibor Grubacevic: Solid Pictures (2014) . Sanda Majurec: Dreamers. Branko Okmaca: Fantasy. Laura Mjeda Cuperjani Tuga; Horn Play (2012).
El trompista Hrvoje Pintaric y la pianista Tamara Jurkic Sviben, ambos menores de cincuenta años, ofrecen un repaso a la nueva música para trompa y piano de Croacia, casi toda de compositores que habrían alcanzado su madurez artística tras la disolución de Yugoslavia y la llegada de las distintas repúblicas que la sustituyeron. Las tres obras de varios movimientos que abren el disco pertenecen a los compositores más veteranos representados. Miljenko Prohaska (1925-2014) es el único de los ocho que ha obtenido una entrada en Grove Music Online. La Suite está muy en el lenguaje del jazz (la “Canción” de apertura presenta un slide de la trompa), sin armonías acerbas o desafiantes (los "Juegos" finales me recuerdan a Jobim y a la bossa nova). La Sonatina en tres movimientos de Tomislav Uhlik (nacido en 1956) se adentra en un lenguaje erudito, pero no difícil: se trata de un estilo lo suficientemente internacional como para que pueda ser escrito por un compositor de casi cualquier lugar de Europa o América. El Friendly Trio de Kabiljo (nacido en 1935) es una mezcla de estilos, pero quizá más neobarroco que otra cosa, con contrapunto imitativo entre la voz del tenor (trompa) y el bajo (trombón), y un acompañamiento muy eficaz del piano.
Todas las obras restantes, salvo una, son piezas relativamente breves de un solo movimiento (de tres a seis minutos). El Capriccio de Bobic (nacido en 1968) es una giga enérgica, llena de arpegios característicos de la trompa, y de oscuras armonías románticas. Solid Pictures (Grubacevic) es más bien sencilla en su lenguaje e incluso conservadora en sus armonías modales. La Fantasía de Okmaca me recuerda más que nada a Hindemith, y tiene una parte de piano prominente y activa. Laura Mjeda Cuperjani aporta dos obras líricas, la primera una canción con trompa obligada.
Tal vez la obra más moderna y original del disco sea el movimiento Dreamers de Sanda Majurec (1971), la única mujer, con imágenes de Solitude, Flow y Mystery of Blue Rain, con armonías del piano más enigmáticas y motivos de la trompa más inquisitivos que declarativos.
Las grabaciones son claras y cercanas, y las interpretaciones eficaces. Sin duda, será de interés para quienes se dedican a la música de cámara y, en particular, para los amantes de la trompa.
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