La British Library ha creado el programa Save our Sounds, que tiene como objetivo guardar las grabaciones raras y únicas del Reino Unido, no sólo de sus fondos, sino también de otros archivos públicos. También la Biblioteca Nacional de España inició en 2018 la digitalización masiva de vídeos y casetes producidos desde los años 70 del pasado siglo hasta el 2000.
No podía ser de otro modo. La British Library sigue siendo un ejemplo a seguir y nos muestra un camino claro a transitar en lo que se refiere al patrimonio sonoro, aunque en España también es un asunto en el que se está trabajando desde hace algún tiempo. Es un hecho que este patrimonio está en peligro en cualquier parte del mundo, si pensamos en los soportes que lo contienen. La British Library calcula que tenemos aproximadamente 15 años para guardar las colecciones de sonido de sus fondos, digitalizándolas antes de que no se puedan reproducir y se pierdan definitivamente. La propia IASA (International Association of Sound and Audiovisual Archives), recuerda que ha llegado el momento de preservar los millones de vídeos que se produjeron entre los 70 y los inicios de los años 2000 y que se encuentran en archivos de todo el mundo.
Para todo ello, la British Library ha creado el programa Save our Sounds que responderá a esta necesidad urgente de preservación, y que tiene como objetivo guardar las grabaciones raras y únicas del Reino Unido, y no sólo de sus fondos, sino también de otros archivos públicos. Y es más, el programa no sólo pretende salvaguardar este patrimonio sino crear un sistema abierto accesible para todo el mundo. Por otro lado, el programa contempla crear un archivo de radio nacional que recopile, proteja y comparta una parte sustancial de la producción radiofónica del Reino Unido, estableciendo acuerdos de trabajo con la industria de la radio y otras entidades. Para cumplir estos fines, otro objetivo del programa es invertir en nuevas tecnologías que permitan el almacenamiento de música en formatos digitales, colaborando para ello con sellos musicales y socios de la industria para garantizar su preservación a largo plazo. En este sentido, también contempla el desarrollo –ya en proceso- de un innovador reproductor que se llamará “Universal Player”, financiado por la Fundación Andrew W. Mellon, y que tiene como objetivo ofrecer una experiencia de usuario mejorada para escuchar archivos sonoros desde la web de la biblioteca y en sus salas de lectura. El reproductor se está programando en código abierto y utiliza el estándar IIIF para la interoperabilidad, por lo que estará abierto a los desarrolladores de otras organizaciones que tendrán libertad para usarlo en sus propias colecciones.
En definitiva, un programa puntero y muy lúcido que debe hacer pensar en cómo gestionar este problema en otros lugares. No obstante, en nuestro país no estamos parados en este sentido. Existe también una iniciativa importante impulsada por la Biblioteca Nacional de España, que en 2018 inició la digitalización masiva de vídeos y casetes producidos desde los años 70 del pasado siglo hasta el 2000. Al igual que en el caso británico, la BNE colabora con diferentes entidades, en especial con la entidad pública empresarial Red.es, cuyo convenio de colaboración dotado con 5 millones de euros quiere hacer posible esta digitalización de soportes magnéticos y su puesta a disposición del público en formatos accesibles online.
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