No decimos más: un nuevo mundo se abre a nuestro alrededor. Pasen y vean… Y luego despierten.

Redacción
1 septiembre 2022
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¡Qué grandes, enormes noticias! El Ministerio de Cultura acaba de aprobar una propuesta por la cual se quintuplicará (sí, señores, cinco veces) el presupuesto para el próximo año, donde la música de nueva creación tendrá una atención especial y se prevén partidas extra que harán posible no sólo la llegada de grandes intérpretes al país sino también la producción de, por ejemplo, abundante ópera contemporánea a gran escala, con acuerdos con los principales teatros europeos, americanos y asiáticos.

Por si esto fuera poco, se aprobará –por fin- la tan ansiada Ley del Mecenazgo, que centrará sus objetivos en los proyectos más necesitados, por encima de otras recomendaciones que intentaban volcar la ley hacia el deporte o los grandes eventos del llamado “entretenimiento”. Sin duda, un logro sin precedentes en un país tan necesitado de llamar a las puertas de la financiación privada en condiciones favorables que no sólo atiendan los deseos e intereses de las grandes corporaciones.

Además, el Alcalde de Madrid inaugurará un monumento a Carl Orff en el Parque del Retiro, con la siguiente placa: “Al autor de los Carmina Burana; ahora sí”. Estará en una zona muy arbolada, con setos y césped convenientemente regado con aspersores programables. Varios e importantes Goliardos asistirán al acto de inauguración, invitados personalmente por el edil.

Y finalmente… finalmente… finalmente…

Lo sentimos, pedimos mil disculpas, fue sólo un maldito y triste sueño (¿quizá provocado por un verano de excesiva temperatura?). En realidad sólo podemos dar la bienvenida a una nueva temporada, que deseamos sea lo menos mala posible teniendo en cuenta este espacio de guerra y crisis en que nos encontramos. No logramos ser más optimistas ni levantarnos con mucho más ánimo si miramos al fondo, a un horizonte muy incierto. Esperemos, eso sí, que los focos de los escenarios puedan seguir encendiéndose en este contexto donde poner la lavadora se ha convertido en un lujo para casi todos. No obstante, no nos abrumemos en exceso, todavía no se detecta nada anormal en Zaporiyia.

Finalmente (ahora sí), aunque no lo parezca por este desliz editorial, en realidad llegamos con muchas ganas y –sobre todo- muchos contenidos, deseando sumar, aunque sea mínimamente, algo valioso a este panorama complejo del arte. Así que, lean, lean

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