¿Puede ser la muerte bella? ¿Es la muerte de un compositor, aún más bella que la de otro mortal? ¿Será que durante su muerte por arte de magia, suena de manera sublime su música, al son de las orquesta más esplendorosas que durante su vida nunca interpretaron su obra?
¿Qué es lo que tienen un común geniales compositores tan diferentes como Gesualdo, Mozart, Schubert, Schumann, Tchaikovsky, Bruckner, Schönberg, Berg, Webern, Viktor Ullman, Erwin Schulhoff, Prokofiev y tantos otros? Más allá de las obvias razones musicales, que todos tuvieron una bella muerte... ¿Pero qué es una bella muerte? ¿La muerte de la belleza, o la doncella de la muerte? Paz y sosiego, es decir, la muerte acompañada de un reposado y placentero Requiem, es lo que deseamos todos para viajar al otro mundo... ¿Pero esto, lo tuvieron los anteriores compositores?
¿Algunas de las muertes de nuestros camaradas serán tan bellas como esta fotografía[1] tomada por Alphonse Bertillon de un asesinato? ¿El cadáver de nuestros artistas citados podrían incluirse en un "bello" y rico salón como este?
¿Es el asesinato una de las bellas artes, como decía Thomas Quincey? ¿O son las bellas artes un asesinato? ¿Es el artista el más apto para morir bellamente? ¿O es la bella muerte un derecho exclusivo del artista? ¿Qué asunto e influencia podría motivarle para crear (como sus magnas obras maestras) una muerte tan bella y genial? En otra fotografía[2] de ese policía (¿artista?) llamado Alphonse Bertillon, está vacío el asunto (Affaire) ¿Qué asunto podríamos poner para las muertes de los nombrados aquí?
Este fotógrafo que une tan siniestramente arte y muerte, fue descrito así: Bertillon fue considerado por muchos puntos como extremadamente excéntrico. Según Maurice Paléologue , quien lo observó en la segunda corte marcial, Bertillon "ciertamente no estaba en plena posesión de sus facultades". Paléologue continúa describiendo el argumento de Bertillon como "... un largo tejido de absurdos", y escribe sobre "... sus ojos deslumbrantes, su voz sepulcral, el magnetismo saturnino" que lo hizo sentir que estaba "... en la presencia de un nigromante"[3].
La influencia y melancolía de los artistas responde a Saturno, como el magnetismo saturnino de Bertillon. ¿Qué ocurre cuando la muerte de alguien es simplemente previsible, aburrida, e incluso la persona que la padece, es totalmente intercambiable por otra, sin que por ello no cambie nada? Kennedy siguió siendo orador hasta pronunciar su elogio sobre su propia tumba, puesto que Theodore Sorensen continuó hasta ese momento redactando los discursos para el sucesor en ese estilo que tanto había servido para hacer reconocer la personalidad del desaparecido. Las personalidades admirables en quienes se personifica el sistema son bien conocidas por no ser lo que son; han llegado a ser grandes hombres descendiendo por debajo de la más mínima vida individual, y todos lo saben[4]. Posiblemente en el mismo momento que Kennedy fue elegido presidente, ya ciertas organizaciones con mucho poder, estaban tramando y organizando su muerte. Para ellas era cuestión de método, una simple frivolidad. Un asesinato político es algo muy encomiable en las Historia de los Presidentes Estadounidenses. Lincoln "Padre de la Patria", dio un buen ejemplo al modelo Star System. La muerte de un político, asesinato, muerte natural o lo que sea, poco sorprende. Hay muy pocas Bellas Artes en esas muertes. Pueden ser sustituidas tan fácilmente, como sus responsabilidades y creaciones en este mundo. Cualquiera podría hacerlo, sólo es cuestión de tener el "cargo o la suerte", casi una cuestión de estadística. Como quien juega a apostar a los caballos... Pero qué inmensa diferencia encontramos en la muerte de genios únicos como Mozart y Alban Berg, esos que "musicalizaron" tan bien el "Réquiem" de su propia muerte. Ningún funeral de Estado (por no decir lo contrario), sería mayor honor que morir bajo aquellas circunstancias y esos sonidos tan bellos. El Réquiem de Mozart le acompañó hasta sus últimos momentos, según se relata, los últimos suspiros de Mozart fueron como si hubiera querido con la boca, imitar los timbales de su Réquiem[5]. Pero no resulta tan famoso el "Réquiem" de Berg. Ese concierto para violín, el cual fue escrito A la memoria de un Ángel:
Alban, en la cama, enfermo y torturado por el dolor, trabajaba frenéticamente y sin interrupción para concluir la composición de su Concierto para violín. Rehusando detenerse ni para comer ni para dormir, movía inexorablemente la enfebrecida mano. "Tengo que continuar" respondía a su esposa "no me puedo parar, no tengo tiempo."
El concierto quedó finalizado en agosto, cuando Berg tenía 50 años. En diciembre hubo de ser llevado al hospital, aparentemente víctima de un envenenamiento de la sangre producido por abscesos. A pesar de las operaciones y de las transfusiones de sangre, no mejoró. Él trataba de mantener el buen humor por el bien de su esposa. Pidió por ejemplo, conocer al joven que le había dado la sangre, el cual resultó ser un vienés ordinario e indiferente. Berg comentó: "¡Ojalá me convierta en compositor de operetas!" El 23 de diciembre anunció: "Hoy será un día decisivo." Murió poco después de medianoche del día 24. Su máscara mortuoria fue tomada por Anna Mahler. El Concierto para violín se convirtió en su propio réquiem[6].
¿Cómo comparar el relato y la grandiosa obra de ese "Ángel" llamado Berg, quien murió al parecer por la nimia picadura de un insecto, con la obra y sucesos de un servidor del Estado? ¿Sobre todo del país que posee una tan poco bella ciudad llamada "Los Ángeles" LA (= SA = Sociedad Anónima = Sturm Abteilung)?. Allí se encuentra Hollywood que recibió entre otros el exiliado compositor Eisler. Donde aislado de toda estupidez, escribió su memorable lied basado en un texto de Brecht, titulado Die Stadt ist nach den Engeln genannt, citémoslo:
LA CIUDAD RECIBIÓ SU NOMBRE DE LOS ÁNGELES
Y por todas partes se encuentran ángeles.
Huelen a petróleo y llevan pesarios dorados
Y con anillos azules en torno a sus ojos
Alimentan todas las mañanas a los escritores en sus
piscinas[7].
En 1942 (Hanns Eisler) se instaló en Hollywood, donde retomó contacto y colaboración con Bertolt Brecht (que por entonces atravesaba grandes dificultades económicas en lo que llamó el “centro internacional del comercio de narcóticos”)[8].
¿Si ya en el temprano 1942, Brecht calificaba así la ciudad, qué pensaría hoy de ella? Pero en esa ciudad llamada la fábrica de sueños (o de espejismos), hay otro gran artista quien tuvo la "suerte" de contarse también entre sus residentes. Nos referimos al poeta sonoro llamado Charlie Parker. El cual en fecha tan reciente (2021) para nosotros (pera tan lejana y tardía para Parker), ha recibido uno de los "máximos honores" que se otorgan en esta ciudad, tener en el Paseo de La Fama una estrella (en este caso, obviamente póstuma)[9]. Aquí tenemos otro gran músico que su amado país lo dejó morir en la máxima miseria, con una "muerte muy espectacular" que se "parece" y recoge la mejor tradición hollywoodiense, al estilo del más puro melodrama (a lo Douglas Sirk):
En 1954, a causa de la muerte de una hija por carecer de dinero para la adecuada atención médica de una neumonía, protagonizó dos intentos de suicidio y, finalmente, murió en marzo de 1955 a los 34 años como consecuencia de un colapso cardiocirculatorio[10].
Ooohh! Dulce poesía... porque nos matas tan tiernamente... Aceptamos tus órdenes complacientemente... En su Agencia general del suicidio, escribió el suicida de Jacques Rigaut: la muerte es el único de todos los desvanecimientos que no se disculpa jamás[11]. Además nos enseñó un sabio consejo: Cuida de la muerte, amigo mío. Coloca un cojín sobre su asiento. Distráela, halágala, hazle la vida agradable, no vaya a ser que te abandone. Es gracias a ella, única garantía de tu existencia y de todas la más incomprendida, que recibes todo. Privada de su compañía, no te queda más que jugar a las canicas[12].
Acercándonos ahora a nuestras tierras ¿Quién puede apreciar estéticamente la muerte de un Carrero Blanco, tan previsible y poco sorprendente (e incluso necesaria)? Pero la muerte que comentábamos al estilo Berg, es tan original, tan artística... Ooohh... qué gran montaña cubierta de Oro nos dejó... Pero volvamos a la poesía de Brecht y sus Elegías de Hollywood:
Los ángeles de Los Ángeles
Están cansados de reír. Por la tarde
Compran detrás del mercado de verduras,
Con desesperación, pequeños frascos
Con olor a sexo[13].
¿Y esto no nos recuerda a esa obra maestra llamada American Way of Life, de ese otro gran artista visual llamado Josep Renau, quien después de un largo exilio de 43 años, ni murió en su tierra natal, porque ya muerto Franco, a su "patria" no se le quiso dignamente invitar?
Uno de los fotomontajes de American Way of Life Renau[14]
¿Y qué pensar de otro artista como Pavel Filonov? Se negó a vender sus obras a coleccionistas privados. Quería regalar todas sus obras al Museo Ruso para poner en marcha un Museo del Realismo Analítico. Murió de hambre el 3 de diciembre de 1941 durante el Sitio de Leningrado[15].
¡Ooohh! Poesía... cuán bellamente nos dejas morir... Después de la "incierta muerte" de Tchaikovsky, nos dejó para la posteridad como obra magna de despedida (para algunos un oculto Réquiem), la "Sinfonía Patética". ¿A ver qué presidente del gobierno nos deja una obra de tal calibre? Generalmente su legado es un Estado lleno de deudas, inversamente proporcional a los ingresos de su cuenta bancaria. Pero las muertes vulgares de estos políticos, tan comunes como el césped, tan poco imaginativas como un pato en un estanque, no nos interesan... Muertes por sobredosis rodeado de billetes, muertes por hincharse a comer, ataques al corazón por exceso de sexo, muertes por pensar tan poco, y un largo etc. Demasiado banales como para escribir sobre ellas y legarlas a las generaciones futuras.
¿Por qué el artista necesita de una muerte tan bella y no de otro adjetivo? ¿Por qué la belleza de su arte es aquello que uno admira en su indefinición? ¿No podría ser una muerte previsible, vulgar o mediocre? Esas sin duda no pertenecen a los artistas citados, más bien, a sus enemigos... La de los referidos políticos, pero también militares, funcionarios y burócratas del Estado. La "justa" sociedad que rodea al artista, parece muchas veces obligarle a la apoteosis de la bella muerte. Porque como aquel que murió forzosamente desterrado y en la clamada profundidad de la pobreza, Oscar Wilde, escribe: Ningún crimen es vulgar, pero toda vulgaridad es un crimen[16]. Así que no nos horroricemos (incluso arrepintamos) por las bellezas heredadas de la "historia del arte", es decir, las bellezas de nuestra cruda e impuesta realidad... Citemos nuevamente a nuestro venerado y bestial poeta, con su epístola llamada De profundis, de Oscar (Hollywood) Wilde (Salvaje): Viniste a mí para aprender el Placer de la Vida y el Placer del Arte. Acaso se me haya escogido para enseñarte algo que es mucho más maravilloso, el significado del Dolor y su belleza[17].
¿Pero que sería Mozart hoy si no se hubiesen gastado más dinero en la búsqueda e investigación de su cráneo (posterior a su muerte), que en haberlo mantenido con mucho menos dinero antes de su muerte? Oohhh! Cuánto desearíamos ser enterrados en un Hotel de Lux o en un Palace Cartier, y no en una fosa común... ¿Pero a dónde acabaron otros compositores como Viktor Ullman y Erwin Schulhoff, asesinados en un campo de concentración nazi?
Campo de concentración nazi Sachsenhausen 1936[18]
Ooohh! Qué bello es morir!! Dice una estadounidense película estrenada un año después (1946) de terminada la guerra, y es llamada Qué bello es vivir (de Frank Capra). ¿Pero qué le pasó al amigo de Berg, Anton Webern, quien parece "serialmente rimarle" en otra "cinematográfica muerte? Éste fue asesinado en manos de un soldado estadounidense al dispararle sin motivo aparente en la borrosa noche. Ningún tribunal juzgó al militar quedando plenamente libre. Como se pregunta Chris Marker en su película Cartas desde Siberia ¿Si el soldado que disparó hubiera sido soviético, habría sucedido lo mismo? ¡Pero no politicemos la muerte! Sólo se le puede asociar la anestésica estética de la belleza. ¿No es el arte un mundo totalmente diferente o incluso opuesto al mundo de la ética?
No nos olvidemos de nuestros camaradas los escritores y acudamos a ellos. Como los citados compositores, todos llevaron con "facilidad y ligero esfuerzo", la "vestimenta del artista". Como nos enseñan hoy en la Universidad, esa gran gente es el orgullo de nuestra Nación, por tanto hay que respetarlos y sacralizarlos. Por eso en nuestro presente (y no en su presente) ocupan los gloriosos peldaños de la Academia Inmortal. Si a Paul Valéry fue la visión de un libro y la curiosidad de leerlo, lo que le libró del suicidio, una vez ya tenía la soga en el cuello[19], no le ocurrió lo mismo a otro escritor francés llamado Gérard de Nerval. Quien fue durante toda su vida un espíritu atormentado, que en los últimos años, los más fecundos, sufrió graves trastornos nerviosos, depresión, sonambulismo y esquizofrenia, lo que lo llevó a temporadas en varios hospitales psiquiátricos, en donde, lejos de curarse, aumentaba su locura leyendo libros de ocultismo, cábala y magia, pero también escribiendo. Una de las situaciones que provocó su internamiento fue el pasear a una langosta con una cinta azul. Tales sucesos, unidos a sus problemas económicos, lo llevaron a suicidarse ahorcándose de una barra en la verja de la cloaca en la 'rue de la Vieille-Lanterne' ('calle de la farola antigua'), de París, en 1855. Baudelaire escribió que lo hizo para "librar su alma en la calle más oscura que pudo encontrar"[20]. ¿Pero en el cuello, qué produce un cosquilleo más placentero, la cuerda o el acero? El admirable y por desgracia poco conocido poeta asesino Pierre François Lacenaire, quien murió a los 32 años en la guillotina, se pregunta en sus memorias: yo estaré muerto, no me atrevo a decir que enterrado, pues no estoy seguro de que vaya a tener ese honor[21]. La seguridad no es una cualidad de los artistas, sino de la policía de los políticos (o los políticos de la policía, da lo mismo). Incluso si uno de ellos es asesinado, casi parece una consecuencia lógica de su trabajo, o incluso tal vez le sienta bien para limpiar su nombre en la posteridad. ¿Qué memorias nos dejaron? Generalmente no escriben, les da pereza hacerlo, no están hechos para la poesía... Directamente hablan y sus palabras son mecánicamente mecanografiadas, o muchas veces se las escriben otros. De alguno de ellos recientemente se escuchó en su lecho de muerte, que sus últimas palabras fueron: En el prostíbulo donde están las bolsas de cal, son las bolsas de la heroína desaparecida. Las ganancias que obtengas, inviértelas en mi empresa que se cotiza en la Bolsa de Nueva York. Seguro que aún ganas más[22]. En ese momento expiró... Cuán diferentes fueron los últimos deseos de Alfred Jarry, quien antes de morir, al preguntarle sus amigos cuál era su último deseo, pidió un mondadientes[23]. Tampoco las ganancias fueron exactamente las últimas palabras de un gran compositor: Liszt murió el 31 de julio de 1886 en Bayreuth mientras se celebraba el Festival dedicado a la obra de Wagner. Seis días antes, estando ya muy enfermo, había encontrado fuerzas para asistir a la representación de Tristán e Isolda e incluso circuló por Bayreuth el rumor (totalmente infundado, según Walker) de que la última palabra de Liszt antes de expirar había sido "Tristán". Tal rumor apareció recogido en la prensa internacional de la época[24]. Cómo podríamos comparar tanta poesía en las últimas palabras de estos genios, comparadas con la de políticos, que suelen ser del estilo: "Lo dejo todo atado y bien atado", "Por favor, rápido, llamen a la compañía de seguros", "Oh Capital, cuánto te echaré de menos...", "fue todo culpa de la Gestapo, ups, no, de la CIA... ¡Yo no lo asesiné!", etc., etc.
Rue de la Vieille lanterne [El suicidio Gérard de Nerval] obra de Gustave Doré[25]
Añadamos las últimas palabras de un hombre de negocios perteneciente a la mafia ilegal (la minoritaria, frente a la legal), que antes de ser llevado a la silla eléctrica, reveló a su abogado: Acordaros de los kilos de cocaína que guardé en el sótano del banco. Os dejo en mi testamento que vendáis esa mierda que el vulgo tanto ama. No la toquéis, que ese veneno apesta a sangre. Pero sin duda vendedla al doble de precio, según la lógica de la especulación explotadora, y también en honor a mi propia muerte. Así sacaréis un buen fardo de billetes, no os olvidéis de contarlos. Alguno que otro morirá en el instante del susto, al saber el precio y no poder pagarlo. En ese momento, de mi parte, robadle lo que lleve[26]. ¿Es esta actitud hacia la muerte de uno mismo y hacia la de los otros, que los hombres de negocios han practicado (y practican); igual a la que tuvo uno de los más modestos y geniales compositores que haya existido nunca? Bruckner, el calificado por Brahms como "calabaza de campo". Extendámonos largamente en esta cita porque no tiene desperdicio, y podremos comprobar las actitudes que la música inspira en un compositor, frente al dinero que inspira a la gente de negocios: tenía la compulsión de contar las cosas continuamente. [...] Contaba obsesivamente las ventanas de los edificios, los adoquines de la carretera y la cantidad de ladrillos en una pared. Peor aún, contó continuamente el número de compases en sus enormes partituras orquestales para asegurarse de que sus proporciones fueran estadísticamente correctas. [...]
Toda su vida, Bruckner estuvo fascinado con la muerte. Por un lado, cuando su madre murió, Bruckner encargó una fotografía de su cadáver y la guardó en su sala de enseñanza. No tenía una sola imagen de su madre cuando estaba viva, solo los ojos de la mujer muerta mirándolo a él y a sus alumnos. Bruckner finalmente desarrolló una obsesión por ver cadáveres. Se convirtió en un visitante frecuente en las funerarias y en los cementerios, viendo los restos corporales de completos extraños. Pidió permiso para exhumar y ver el cuerpo de su primo muerto, solicitud que fue rechazada por las autoridades locales. Bruckner incluso solicitó ver el cadáver del emperador Maximiliano, cuyo cuerpo había sido devuelto a Viena después de su ejecución en México en 1867. Cuando los restos de Beethoven y Schubert fueron trasladados al cementerio central de Viena en 1888, Bruckner simplemente tenía que estar allí. Los relatos de testigos oculares recuerdan que Bruckner "tocó y besó los cráneos de ambos compositores". Dada la obsesión de Bruckner por la muerte, no es de extrañar que diera instrucciones muy específicas sobre cómo lidiar con su propio cadáver[27].
Volviendo a la chusma, perdón, digo a los políticos ¿Sería realmente uno de ellos, el que ayudó a Poe a culminar su "obra maestra en su muerte"? Citemos las inciertas teorías que rodean la detectivesca investigación del canto de un cuervo mientras se come a un cisne: sobre las causas de la muerte de Poe incluyen el suicidio, el asesinato, cólera, rabia, sífilis e incluso haber sido captado por agentes electorales que lo indujeron a beber para hacerlo votar y luego, ya en estado de embriaguez, lo abandonaron a su suerte[28]. ¿Estos elegidos electores que tan bien eligen, tendrían algún remordimiento luego de su encomiable acto, por "amor" a sus políticas instituciones? ¿Se arrepentirían de su "asesinato" como lo hizo Gesualdo al asesinar a su esposa? Así se relata su muerte: Para expiar su sentimiento de culpa, se sometió a prácticas masoquistas que incluían escenas de flagelación a manos de sirvientes para, según sus palabras, "cazar a sus demonios". Después de una de estas sesiones, se encontró a Carlo Gesualdo muerto y desnudo el 8 de septiembre de 1613. Según algunas fuentes, su muerte fue un suicidio, lo que parece poco probable dada su firme fe católica, y algunas otras indican que podría haber sido accidentalmente muerto por alguno de los jóvenes que lo flagelaba, al excederse con la disciplina sobre un cuerpo debilitado[29]. Esa tranquilidad y seguridad de los políticos que nos dignan continuamente con sus épicas y nobles hazañas, tampoco se adueñó de Guy Maupassant quien intentó suicidarse el 1 de enero de 1892. El propio escritor lo confesó por escrito: "Tengo miedo de mí mismo, tengo miedo del miedo, pero, ante todo, tengo miedo de la espantosa confusión de mi espíritu, de mi razón, sobre la cual pierdo el dominio y a la cual turbia un miedo opaco y misterioso". Tras algunos intentos frustrados, en los que utilizó un abrecartas para degollarse, fue internado en la clínica parisina del Doctor Blanche, donde murió un año más tarde[30].
Prosigamos enumerando esos escritores que la misma realidad, superó la escritura de su libro más imaginario, por ejemplo en Ambrose Bierce: En una última carta, del 26 de diciembre de ese año 13, escribe: “¡Ah! Desaparecer en una guerra civil ¡qué envidiable eutanasia!”. Ese sueño postrero se cumplió tal como lo quiso. Unido a las tropas de Pancho Villa se esfuma, nadie sabe cuándo ni cómo, envuelto por un misterio que le cuadra tan bien como a cualquiera de los personajes de sus relatos sobrenaturales[31]. Pero no sólo este literato murió en el misterio, sin ninguna cobertura de prensa o parafernalia mediática. Otros admirables ejemplos como el poeta asesino François Villon o el inigualable Arthur Cravan, tampoco nadie sabe qué fue de ellos en su muerte.
Nótese el titular "Mysterious death of Ambrose Bierce Cleared" (Misteriosa muerte de Ambrose Bierce clarificada)[32]
Pero volvamos a señalar algunos artistas sonoros que sufrieron una sorprendente muerte, que ninguna mente imaginativa podría crear. Como la de Alejandro García Caturla quien las necesidades económicas no le permitieron abandonar su dedicación profesional al derecho, primero como abogado y más tarde como juez. En esta actividad perdería la vida, al ser asesinado el 12 de noviembre de 1940, con solo 34 años, por un joven al que debía juzgar ese mismo día[33]. Pero si la pobreza tiene muchas veces la culpa de todo, la riqueza y los peculiares gustos de sus practicantes, también puede influir. Sólo la muerte más ridícula podía haber estado reservada y destinada al compositor más influyente (y mediocre) de uno de los Reyes más "importantes" que ha dado la Historia, Jean-Baptiste Lully. Murió por una gangrena en París, en 1687, a consecuencia de una herida que se hizo en el pie con su bastón de director de orquesta, una pesada barra de hierro que servía para llevar el compás golpeando el suelo con ella; esto le provocó una infección que acabó lentamente con su vida, ya que su pensamiento de ser bailarín impidió cortar su pierna para poder salvarlo[34]. ¿Pero la ridícula muerte de Lully, se podría parecer a la absurda de Albert Camus? Quien un día antes de su muerte causada por un accidente de coche, había dicho: No conozco nada más idiota que morir en un accidente de auto[35]. Y volviendo a la muerte de un gran compositor, existe más absurdo y mala suerte que la siguiente: Prokofiev falleció a la edad de 61 años el 5 de marzo de 1953, el mismo día que Iosif Stalin, cuando acababan de comenzar los ensayos para su ballet La flor de piedra (1950), que se estrenó el año siguiente. Había vivido cerca de la Plaza Roja y durante tres días las multitudes se reunieron para llorar a Stalin, lo que hizo imposible celebrar el funeral de Prokofiev en la sede de la Unión de Compositores Soviéticos. Debido a que el coche fúnebre no podía llegar cerca de la casa del compositor, su ataúd tuvo que moverse a mano por calles secundarias en la dirección opuesta a las masas de personas que iban a visitar el cuerpo de Stalin. Cerca de treinta personas asistieron al funeral, entre ellas Shostakovich. [...] La prensa soviética reportó la muerte de Prokofiev con un breve artículo en la página 116, mientras las primeras 115 páginas se dedicaron a la muerte de Stalin[36].
Funeral de Stalin en la Plaza Roja. Fotograma tomado de la película Funeral de Estado de Sergei Loznitsa
Y la muerte de Schumann a los 46 años en el manicomio, y la muerte de Schubert a los 31 en la pobreza, quien su amigo poeta Franz Grillparzer escribió en su tumba: Die Tonkunst begrub hier einen reichen Besitz, aber noch viel schönere Hoffnungen (El arte de la música no sólo ha enterrado aquí un preciado tesoro, sino esperanzas aún más espléndidas).
¡Por favor! ¡Ya basta! No sigamos con el martirologio...
¿Son reales estas muertes? ¿Son ficciones? ¿No es la ficción más real que lo real? ¿La "ficcionalidad" del mundo y su historia es lo que nos ayuda a pensar la muerte? ¿A caso hay algo más real que nuestro pensamiento? ¿Quién quiere morir en la riqueza bajo pirámides de oro o en un desfile multitudinario "honrado" por el Presidente?
La continua extinción del cristianismo con su bello culto a la muerte de Cristo (que tan innumerables gloriosas obras de arte ha producido), parece tener una relación directa con el imparable ascenso del capitalismo, que niega totalmente el culto a cualquier cosa (salvo al Capital). Pero el Capital no resulta muy estimulante para la creatividad, e imaginar la muerte de la persona más rica del mundo (el modelo favorito del Capital), se presenta como algo extremadamente aburrido y sin interés (salvo el económico). Por contra, aquellos que el Capital degrada y margina en la inmundicia, parecen morir tan "bellamente"... ¿Pero esa "belleza" no resulta ser demasiado injusta? ¿Y quien provocó esa injusticia? ¿Qué nos deparará la futura muerte de los artistas venideros? ¿Qué bellas sorpresas quiere darnos la Señora para el Arte? ¿A caso el Capital irremediablemente nos niega morir "bellamente"? ¿Encontraremos un compositor muerto de hambre, que a falta de alimentos, se comió sus propias partituras y por ello se ahogó? ¿O tal vez en su desesperación de que ninguna orquesta le haga un encargo, se realizó un "auto-encargo" y con una bomba se inmoló con ella? ¿Tal vez preferirá clavarle en el culo la batuta al director, el arco al violinista y la tuba al trombonista, para posteriormente suicidarse echándose un piano encima? ¿Qué nos relatará el futuro de la Historia? ¿La podremos predecir cómo Schönberg? Arnold estaba fascinado por la numerología. La fascinación le persiguió por toda su vida, pensaba que podría saber el futuro a través de complejos cálculos numéricos. Y estos cálculos lo llevaron a una obsesión por el número 13. Arnold había nacido en 13 de septiembre de 1874 y por eso estaba perseguido por la idea constante de que el número 13 estaría directamente ligado a su muerte. Como los números siete y seis suman 13, Arnold Schönberg resolvió que moriría cuando cumpliera 76 años de edad. Al verificar el calendario, Arnold vio horrorizado que el día 13 de julio era un viernes. Cuando aquel fatídico día llegó, Arnold intentó evitar la muerte, permaneciendo acostado durante todo el día, para desesperación de su mujer, que no aceptaba esa superstición. Arnold decía a todos que estaba decidido a pasar el día entero en la cama, para evitar eventuales accidentes. Pocos minutos antes de la media noche, su esposa fue a su cuarto. Encontró a Schönberg acostado. Miró a su esposa, pronunció la palabra "armonía" y murió. La hora de su muerte fue 23:47, 13 minutos antes de la medianoche, un viernes 13, en su septuagésimo sexto año de vida[37].

Tumba de honor de Arnold Schönberg, cementerio central de Viena, grupo 3C, tumba 21A; Rudolf Kolisch, Coro Arnold Schoenberg, 5 de junio de 1974[38]
Ohhh! Muerte, ayúdanos a crear un mundo mejor, como incansablemente no has dejado de hacer. Tu sonido y tu música nos embriaga sin igual. A ti, nosotros artistas, te dedicamos nuestra vida. ¡Tómala como quieras! Cuanto antes nos la arrebates, pisándola con tu aliento, nuestra felicidad y belleza será mayor. Y si te falta el valor, nada mejor que recurrir al Valor del Dinero. No dudes que te ayudará a darnos un buen empujón...
En la muerte el sonido va antes que la visión. Nuestros oídos se cierran antes que nuestros ojos. Dejamos de escuchar, pero nuestros ojos siguen abiertos y o los cerramos nosotros en el último momento, o tienen que ser cerrados por otros. El oído nos acompaña y nos ama hasta el final, porque se muere con nosotros. La visión a veces se nos escapa... En nuestros tan orgullosamente proclamados tiempos de relajado y complaciente hedonismo cultural (y de todo tipo), no hay nada más recomendable para no dejarse engañar por el narcótico sueño eterno, que visitar el revelador legado de nuestra "honrada" Historia, en su artístico Museo de la Muerte del Arte (sin punto final)[39]
Notas
- ^ Fuente de la imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a8/-Album_of_Paris_Crime_Scenes-_MET_DP263661.jpg
- ^ Fuente de la imagen: https://www.lemonde.fr/m-actu/article/2015/07/14/la-preuve-par-l-image_4676653_4497186.html
- ^ https://translate.google.es/translate?sl=en&tl=es&u=https%3A%2F%2Fen.wikipedia.org%2Fwiki%2FAlphonse_Bertillon
- ^ DEBORD, Guy. La sociedad del espectáculo. 2010. PRE-TEXTOS. p. 65-66.
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Wolfgang_Amadeus_Mozart#cite_ref-rushton_1992_4_43-0
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Concierto_para_viol%C3%ADn_(Berg)
- ^ Traducción de Àngel Ferrero, disponible en Revista de crítica literaria marxista, nº 4 (2010). Descarga gratuita aquí: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3492902
- ^ EL UNIVERSO MUSICAL DE BERTOLT BRECHT. Dossier de la Fundación Juan March, página 61.
- ^ Quien tenga la fuerza y coraje suficiente, se puede atrever a comprobar este dato, viendo la escoria mortífera de este vídeo "made in Hollywood": https://www.youtube.com/watch?v=fPIZaanMdh8
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Charlie_Parker
- ^ RIGAUT, Jacques. Agencia general del suicidio. 2017. Ático de libros. p. 53.
- ^ Ibíd. p. 68.
- ^ Traducción de Àngel Ferrero, disponible en Revista de crítica literaria marxista, nº 4 (2010).
- ^ Fuente de la imagen: https://www.flickr.com/photos/antoniomarinsegovia/46976131271
- ^ https://en.wikipedia.org/wiki/Pavel_Filonov
- ^ https://akifrases.com/frase/134288
- ^ Fuente: https://citas.in/obras/de-profundis-76/
- ^ Fuente de la imagen: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Bundesarchiv_Bild_183-78612-0003,_KZ_Sachsenhausen,_H%C3%A4ftlinge_bei_Z%C3%A4hlappell.jpg
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Val%C3%A9ry
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/G%C3%A9rard_de_Nerval
- ^ LACENAIRE, Pierre-François. Memorias [de un poeta asesino]. 2019. Gorbs Edicions. p. 16.
- ^ Por ahora no se ha encontrado la fuente exacta de tales "inteligentes" palabras, estamos aún en la búsqueda de ello, seguros de que algún día la encontraremos o ella acudirá para encontrarnos.
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Alfred_Jarry
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Wagner#Wagner_y_Liszt
- ^ Fuente de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Gustave_Dor%C3%A9,_Rue_de_la_Vieille_lanterne_(The_Suicide_of_G%C3%A9rard_de_Nerval),_1855,_NGA_208198.jpg
- ^ Tampoco hemos localizado lo fuente de tal información. Escuchamos rumores que el abogado sólo la revela (es decir, la vende) a gente que sabe de antemano que tiene mucho dinero.
- ^ https://interlude.hk/the-morbid-compulsion-of-anton-bruckner
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_Edgar_Allan_Poe
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Carlo_Gesualdo
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Guy_de_Maupassant#cite_ref-12
- ^ BIERCE, Ambrose. Diccionario del diablo. Texto de Dominio Público, edición digital https://www.infotematica.com.ar/ p. 4
- ^ Fuente de la imagen: https://donswaim.com/bierce-disappearance.html
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Garc%C3%ADa_Caturla
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Baptiste_Lully
- ^ https://www.abc.es/historia/20131107/abci-muerte-albert-camus-201311061518.html
- ^ https://es.wikipedia.org/wiki/Sergu%C3%A9i_Prok%C3%B3fiev#Fallecimiento
- ^ https://www.efemeridespedrobeltran.com/es/eventos/julio/schoenberg.-el-temor-de-schoenberg-al-numero-13.-hoy-13-de-septiembre-de-1874-nace-schoenberg
- ^ Fuente de la imagen: https://www.schoenberg.at/index.php/en/news-e-gh/1950-arnold-schoenberg-s-grave-of-honor
- ^ . (el punto delirando y asustado de tanto siniestro horror, huye del texto)
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