La autora nos habla sobre esta pieza sonora que se presentó en la exhibición Señales Aleatorias, Retrospectiva de arte sonoro en Chile, realizada como parte del X Festival Tsonami en la galería de artes visuales del PCdV, entre el 5 y 31 de diciembre del 2016, en Valparaíso, Chile.

Claudia González
1 noviembre 2019
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The water resistance's laboratory toboggans

Festival Tsonami


The water resistance's laboratory toboggans
es un proyecto que nace a partir de la pregunta por la relación del agua y la electricidad. ¿Es posible que el agua y su naturaleza resistiva controle o modifique las máquinas? Reflexionar sobre el control de este elemento como un medio natural es indispensable hoy. Desde siempre, el agua ha motivado investigaciones, desarrollos y evoluciones tecnológicas aplicadas en diversas áreas creativas como el arte, la música, el diseño de ambientes, la ingeniería, la arquitectura y, por supuesto, también en el campo científico.

En ese sentido, este proyecto pretende estudiar los medios y los dispositivos electrónicos a partir del agua como punto de atracción en el desarrollo tecnológico. De esta forma, la explora como materialidad o interfaz de interacción y la manera en que sus interconexiones con los soportes electrónicos provocan una tensión entre ella y la electricidad, dos elementos de suma relevancia para la vida.

El agua es un componente fundamental que se configura como resistencia variable dentro de los circuitos electrónicos de la instalación, lo que nos permite reflexionar sobre su materialidad física y sonora, como también sobre sus propiedades químicas. Desde el punto de vista del progreso, el agua y la electricidad se presentan en la base del desarrollo de la ciencia y la tecnología, siendo un medio y un fin en sí mismo su control y cuidado, tanto para la producción de energías como para la conservación de la vida planetaria.

Siendo un elemento natural de condición resistiva, permite imaginar diferentes formas de control o interacción con las máquinas, y su comportamiento fluido y errático posibilita y amplía el rango de conexiones. Así, la instalación y sus canaletas de cobre dispuestas en pendiente, predisponen el flujo del agua para que caiga lentamente, conectando en tensión superficial los terminales metálicos de las placas electrónicas: sintetizadores analógicos de audio fabricados artesanalmente.

La superposición sonora de los ruidos es el resultado del ajuste de 12 sintetizadores, cada uno en una frecuencia diferente. De modo que cuando el agua cae, modifica las frecuencias ajustadas. El funcionamiento de la instalación está determinado por datos meteorológicos, promedios mensuales de aguas lluvias capturados durante un periodo de 40 años. El flujo del agua de toda la pieza se distribuye en 12 canaletas, cada una asociada a un mes del año. A través de un circuito programado, se activa una bomba de agua -una por canaleta-, cuya duración es el promedio mensual de aguas lluvia de la ciudad de Valparaíso.

La sonoridad de la obra es ejecutada de acuerdo a la programación del flujo del agua, modificando en tiempos y frecuencias permanentemente, según el ciclo de datos meteorológicos.

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