Joan Gómez Alemany entrevista al también compositor Pere Vicalet al hilo del estreno de una peculiar obra para percusión solista, electrónica solista y orquesta, titulada Peak in Tanz, interpretada por la Orquesta de RTVE.

Joan Gómez Alemany
1 septiembre 2022
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Pablo Gisbert, 2021

Joan Gómez Alemany: No todos los días un joven compositor como tú estrena con la orquesta de la RTVE una pieza tan peculiar para percusión solista, electrónica solista y orquesta ¿Nos puedes explicar más sobre esta obra? ¿Cómo la has ido creando, qué ideas has trabajado con ella y cómo han ido los ensayos y el estreno?

Pere Vicalet: La idea de la obra se empezó a gestar junto con el solista Raúl Benavent hace más o menos cuatro años cuando coincidimos en un curso de dirección. Tras varios intentos de estreno con diferentes orquestas, este último año llegó el sprint de creación al conocer que la obra finalmente iba a ser estrenada con la Orquesta de Radio Televisión Española. Y claro, menudo sprint ya que como bien dices, no todos los días un compositor tan joven como yo tiene la oportunidad de estrenar en una orquesta de estas características, y más si es con percusión solista y artista digital solista también. Con Peak in Tanz, estoy convencido que hemos realizado un necesario (pequeño) salto en la historia de la innovación tecnológica del país en lo que mundo clásico se refiere. Y además, también estoy muy feliz por cómo se desarrolló todo el proyecto. En modo alguno, hemos sido pioneros y el haber tenido la ocasión de aportar mi visión y grano de arena a la cultura actual, me llena de responsabilidad a la vez que de satisfacción.

Con respecto a las ideas principales de la obra, podríamos decir que hay tres ejes fundamentales: la idea de peak o clic, la idea del desarrollo motívico a partir del nombre de Raúl Benavent; y finalmente, la influencia de la música house. Este último aspecto, ha sido derivado de que en un principio la obra era para orquesta, percusión solista y Dj, y aunque en gran parte de la creación me mantuve bastante reacio a esta idea, la verdad es que al final aflora considerablemente mi pasado como Dj en la obra. Así pues, existe una innegable influencia directa y/o abstracta del house durante toda la obra y también de la evolución de los gestos sonoros principales de Peak in Tanz.

En cuanto al proceso de creación, la idea era tener los mismos gestos sonoros o variantes de estos, desde los tres diferentes ejes de creación anteriormente expuestos. Así pues, el peak, puede derivar en beat, además de glitch en lo electrónico o incluso en el scratch, aludiendo incluso a los clics que produce el desgarro de la aguja en un plato tocadiscos, los cuales, a su vez, devienen en pasajes de granulación. Consecuentemente, tanto desde lo acústico como desde lo electrónico, hay varias simbiosis que interactúan al mismo tiempo interrelacionándose y constituyendo un esqueleto estructural y formal complejo.

Cual semblante a la música house, existen varios pasajes de carácter rítmico que, mediante la yuxtaposición y/o superposición de texturas derivan en la ausencia de éste, generando una especie de evolución del gesto sonoro principal en determinadas secciones. Otra característica del estilo de la música comercial que influencia considerablemente a la obra, es que cuando existe la ausencia de ritmo, es el ruido blanco quien invade la evolución sonora. Así pues, la segunda parte de la obra, la invaden pequeños “picos” de sonido a-rítmicos, a modo de ASMR, que, improvisados libremente, son “acompañados” por una base de ruido blanco cambiante y espacializado. Este sonido blanco es reproducido tanto desde el punto de vista electrónico, (desde las tablets de los músicos), como desde los propios instrumentos acústicos, creando una vez más, la simbiosis entre los tres elementos generadores.

Finalmente, entre estos y otros recursos acústico-sonoros, podríamos decir que el leitmotiv que une gestual, rítmica y sonoramente la obra, proviene de múltiples combinaciones del nombre del solista: Raúl Benavent. Estas combinaciones son producidas por la generación de notas o espectros a través de las vocales que componen el nombre, por la mezcla de las consonantes o incluso hasta la recreación de código morse del propio nombre del solista, junto con el título de la obra y el mío como autor, constituyendo a su vez, picos rítmicos que posteriormente derivan en sonido blanco de nuevo por yuxtaposición, o a ritmos folclóricos de Tanzania.

J.G.A.: Como compositor, artista multidisciplinar, director de orquesta, director de banda, profesor de sonología, etc. Pere, nos puedes explicar cómo has llegado a construir un perfil tan peculiar y actual a lo largo de estos años.

P.V.: Al principio de mi formación eran aspectos y facetas diferentes. Luego, con la formación y motivación de profesores de diferentes índoles, los perfiles se fueron acercando. Siempre he dicho que cuando llegue a mis 40 años, estaré como cualquier músico que a los 30 ha estudiado y dedicado su vida a un único perfil. Lo que más me encanta y por qué no decirlo, también me gusta, es que después de estar más dedicado a un perfil durante un tiempo determinado, siempre que vuelvo a otro perfil, he evolucionado desde donde lo dejé. Me ayuda a mantenerme abierto y fresco, así como a replantearme varias opciones para ser creativo y seguir en constante evolución. Repetir lo mismo me aburre. Necesito siempre aires nuevos para crear sinergias entre los campos a los cuales me inmiscuyo.

Es decir, componer me ayuda a entender posteriormente la interpretación como director, especialmente en la música actual y, sobre todo, para entender la interpretación de la electrónica, que es prácticamente en lo que más he estado inmerso en los últimos años. Conocer los protocolos digitales y la organización sistemática de la programación como sonólogo y artista digital, me ayuda posteriormente a ser más eficiente y eficaz a la hora de estudiar o ensayar un determinado repertorio, ajustándose al tiempo que haya como director. Dar clases como profesor de tecnología o de interpretación y análisis me refuerza posteriormente para plantearme ciertos paradigmas creativos. Además, por supuesto que mi pasado como intento de ingeniero industrial está por ahí influyendo en la organización del trabajo trascendiendo lo puramente musical.

Al final, lo que he tratado siempre ha sido arriesgar y buscar sinergias más allá desde donde las haya a simple vista, y aunque a veces me equivoque o me pase de la raya (políticamente correcta), tengo claro que ese salir de la zona de confort y buscar el límite arriesgado uniendo diferentes disciplinas, es lo que hace que a largo plazo cualquier fracaso momentáneo se pueda convertir en un triunfo a largo plazo. En cualquier caso, es ahí donde hallo el arte: en la efímera, fugaz y delgada línea entre lo establecido y lo nuevo por conocer, en el arte de combinar sonidos curioseando hacia lo desconocido. Y quizá este, ha sido uno de los principales motivos que ha forjado mi perfil tan peculiar.

No obstante, no nos engañemos tampoco. Dicho perfil, conlleva mucho estudio, constancia, esfuerzo y mucha dedicación. Al final realizo muchas actividades para mantener el perfil y puedes llegar a no hacer nada. Es necesario encontrar un equilibrio entre esa dedicación a un perfil, a otro perfil, a los medios perfiles, etc., para que se vayan retroalimentando en forma de espiral ascendente a lo largo del tiempo. Y también, por qué no decirlo, es quizá más aún necesario encontrar espacio para lo personal. Encontrar ese equilibrio es complejo. El 100% en todas las áreas es imposible. Aceptar esa imperfección también conlleva sus riesgos con la educación que hemos recibido los de nuestra generación. En cualquier caso, por encima de todo, me apasiona y me resulta muy satisfactorio poder cambiar y aprender transversalmente entre esos perfiles.

J.G.A.: Entre tus últimas creaciones o proyectos, tanto de dirección, composición, tecnología, etc., cuáles son con los que más te identificas o crees que han sido los mejores, si puedes, explícanos sus características y porque los encuentras relevantes dentro de tu carrera.

P.V.: Con esta pregunta… tengo compleja la respuesta. No sabría decir cuáles han sido los mejores. Cada proyecto, tanto de dirección, como de tecnología y composición tiene sus objetivos, sus circunstancias y su momento en concreto. Con lo cual, tal y como dije en la pregunta anterior, gracias a esas motivaciones puedo centrarme en un único momento dedicado al proyecto en cuestión. Consecuentemente, procuro e intento que no exista nada más. Concentración total con ese determinado proyecto para que devenga como lo mejor que puedo hacer en ese momento, con las mejores condiciones posibles y con todos los condicionantes que existen para su creación, elaboración o interpretación. Entonces, es cuando consigo recrearme y obtener un vaciado entero complaciente hacia el mismo. Ello deriva en que no tenga quizá un estilo compositivo único, aunque sí rasgos similares en varios trabajos.

Alex Oltra 2018

Estreno del encargo El Guerrer de la Valltorta en el 50 Aniversario FSMCV

Con esto quiero decir que me identifico y me encantan todos los proyectos que he hecho sin destacar ninguno por encima de otro. Cada uno ha tenido sus particularidades que lo han hecho especial en su momento determinado. Al igual que en su día cuando ejercía de DJ disfrutaba estando conectado musicalmente a una gran audiencia en la noche y lo comparaba con el estar dirigiendo una agrupación en un auditorio de más de 1000 personas, pienso ahora que cada proyecto es lo mismo: dedicación exclusiva para gozarlo al máximo.

Me identifico tanto realizando proyectos pedagógico-educativos sobre texturas en la faceta pedagógica; como compositor estrenando Peak in Tanz en una orquesta profesional como la ORTVE; como director estrenando la ópera con electrónica La mare dels peixos; como director y compositor, dirigiendo y realizando el estreno con más de 5000 educandos del encargo de la FSMCV para su 50 aniversario de una obra con más de 100 dispositivos de electrónica; o incluso realizando el proyecto Noisound live performance como artista digital en cualquier museo o festival junto a electrónica y vídeo. Todos me llenan.

Al final, creo que una posible respuesta sería que me identifico con todo aquello que trate de forzar el desplazamiento de la línea de la zona de confort. Tanto a intérpretes como a público. Me identifico con lo que trate de forzar culturalmente al cuestionamiento, e indague para asumir retos, disfrutando del proceso de los mismos, y por supuesto, aprendiendo siempre a resolver los conflictos que se puedan presentar cual work in progress.

J.G.A.: ¿Cómo relacionas tecnología, creación, innovación y software, tanto en tu vertiente de profesor de sonología como en la de compositor y artista multidisciplinar?

P.V.: Con el paso del tiempo, la relación está derivando en un modus operandi del día a día en el cual incluso hasta noto que mi personalidad vira en determinadas ocasiones hacia esa relación. Me explico. En la tecnología se debe seguir un protocolo de flujo de datos. Así pues, en la enseñanza, voy experimentando y sacando conclusiones a ver para qué alumno, con qué flujo de protocolo de datos aprende más, tanto a corto plazo, como a largo plazo: si en una enseñanza deductiva, si en una invertida donde el alumno tiene el centro de atención, si en la de proporcionar todas las respuestas al momento, o en la guiar el proceso de aprender a aprender, pensando más a largo plazo, según el alumno. Y así para el resto de ideas y perfiles: tengo mis planes de estudio para cada faceta, a veces semanales, a veces mensuales. Los considero necesarios para mantenerme al día. Incluso para lograr conectar sinergias. Por ejemplo, hace unos meses fui a ver a Wozzeck en París, y durante ese tiempo estaba automatizando procesos de otro trabajo en sonología. Consecuentemente, durante la función creé en mi mente un software que integrase todos los actos y condicionantes de una ópera (luces, regiduría, vídeo, etc.), junto con soluciones a posibles problemas que pudieran surgir. Salí de allí con el software casi listo para programar en mi cabeza. Adoro la relación entre los diferentes campos y el estímulo que supone desde el punto de vista creativo.

Al final, es como si tuviéramos una gran tabla de big data, con columnas y filas llenas de condicionantes y valores, y que según el momento o perfil en el que me encuentro, ejecutan un algoritmo u otro dando prioridades a los diferentes elementos, los cuales a su vez condicionan y refuerzan cada proyecto. Cuando estás más en una faceta, si hay tiempo, entonces, salimos un poco a ver las otras facetas en el corto plazo, y si no, a la vuelta, como me he metido tanto en ese proyecto, seguro que nutre al siguiente, sea el proyecto que sea. Así que se va generando la base para las siguientes actividades. Evidentemente, en tres proyectos no se ve materializado. Se trata de un proceso largo. Por eso digo que quizá es pronto aún.

J.G.A.: Desde tu perfil como gran conocedor y utilizador de la tecnología actual ¿Cuál es tu opinión en referencia a los pros y contras en el uso de la tecnología más actual en las creaciones contemporáneas e incluso en las obras antiguas, por ejemplo, en la música clásica, que para actualizarla hoy a los gustos imperantes se le añade una vertiente tecnológica sea mediante vídeo, amplificación, proyecciones, uso de música electrónica y efectos digitales, etc.? ¿Crees que esto es siempre positivo o puede tener su lado negativo?

P.V.: Lo de los gustos y la tecnología me cuesta un poco de conjuntar. Aunque ya somos capaces de crear primitivas máquinas con inteligencia artificial que tienen un comportamiento cercano a los sentimientos, la tecnología de usuario sigue siendo objetivamente simple: 1 si, 0 no. Si hablamos de gustos, a mí me gusta todo. Todo puede ser bueno para un momento en concreto. Me viene a la cabeza el eterno debate sobre que si la tecnología se utiliza para recrear el sonido de la trompeta es una mala utilización porque no se está exprimiendo todo el alcance posible de la tecnología. Lo mismo ocurre con la banda, que si solo se utiliza para hacer transcripciones de orquesta. Y así podríamos seguir hasta el infinito. Para mí, en el equilibrio está la cuestión y según qué objetivos se persigan. El móvil en un ensayo no debe estar prohibido. Se debe educar a tenerlo, pero no para despistarse, sino para tener el afinador, con el espectro, para saber con qué armónicos combina uno mejor con la flauta o con el oboe, según qué pasaje, según qué estilo… Si toda esa información estuviera ya investigada y estuviera al alcance de todo el mundo, que lo está, estaríamos seguramente más cerca de la solución al debate de si la tecnología favorece o entorpece.

ellenguajedelosojos 2022

Ensayando Peak in Tanz

La tecnología es una herramienta que debe ayudar a solucionar problemas (a veces inexistentes). Sobre si el uso que se hace de la tecnología es un problema o un bien común, ya son gustos que no encajan muy bien con la objetividad racional. Y dentro de esos gustos, está la educación, la cultura, la ética y moral de la sociedad con respecto al uso de la tecnología. Tú decides en qué pones el foco: si lo haces con tus prejuicios y limitaciones o mediante tus fantasías y curiosidades.

J.G.A.: De tu faceta como director ¿qué nos podrías decir? ya que por la historia de la música conocemos muchos compositores que han sido también directores, y a su vez directores que posteriormente se atrevieron con la composición. ¿Te identificas por igual en las dos actividades y les dedicas el mismo tiempo? ¿Cómo las relacionas?

P.V.: Aunque últimamente he estado más centrado en la composición, quizá por la sociedad en la cual estamos envueltos del inmediatismo y también, porque ambas son profesiones muy solitarias y a veces necesito un poco de contacto social, me siento más identificado con la del director. Así salgo un poco de la burbuja creativa. Como director, el pensar rápido cómo solucionar un sonido que no está construido como quieres y poder moldearlo con el gesto me encanta. Si además, funciona a la primera, y lo solucionas en menos de un segundo o incluso antes de que aparezca, obtengo una gran recompensa personal. En ese justo momento, me siento realizado. Si no funciona, sigues probando y vas aumentando tu paleta de gestos para entender qué gesto funciona según qué orquesta, qué repertorio, qué autor, etc. y forjas con el tiempo tu bagaje de experiencias profesionales.

Pero también personales: conocer gente de todas las bandas y orquestas con sus particularidades, las diferentes formaciones y preocupaciones, etc., es muy satisfactorio. Poder compartir tiempo y aprender de cada una de las personas a las cuales conoces, de su cultura, de su educación, de sus estrategias e incluso de su vida me mantiene vivo. Por eso me identifico más o “me gusta” más el ámbito de la dirección.

Pere Vicalet - @pablogisbert 2021

Respecto a la composición, el proceso es más largo y constituye un trabajo más de introspección hacia uno mismo, de auto conocerse, de manejar la procrastinación... A pesar que la formación íntegra de un director también es solitaria, la del compositor (no comercial), bajo mi humilde punto de vista, lo es aún más y también más exigente con uno mismo. El contacto social (desde el punto de vista tradicional) es única y exclusivamente a través de la partitura. Y la partitura es muy sufrida ya que hay muchos aspectos acústico-sonoros, e incluso espaciales, que son muy complejos de reflejar en una partitura con grafías de hace más de 2 siglos... Si bien es cierto que la nueva composición trabaja más con intérpretes dedicados al repertorio actual afortunadamente, en muchos ámbitos esa barrera del score sigue existiendo.

No obstante, necesito de ambas. La relación entre las dos es complementaria. Ahora mismo, por ejemplo, vengo de una época de composición. Entonces, ahora necesito salir de mi introspección y abrirme un poco para dejar de estar inmiscuido dentro de mí y conectar con la gente. Eso me ayuda a mantenerme con los pies en la tierra y a encontrar el equilibrio. Después, más adelante, haré el camino inverso ya que siempre después de una época de esfuerzo de una faceta, el equilibrio siempre se resiente.

J.G.A.: Si se pueden revelar ¿Cuáles son tus proyectos futuros, o qué actividades nos has podido practicar y te gustaría en lo posible poder realizarlas próximamente?

P.V.: Las actividades que realizaré próximamente tanto como director y/o como intérprete electrónico, son mayormente conciertos y talleres con agrupaciones profesionales y amateur. En algunas de ellas, realizaré el taller para Dj’s donde realizamos improvisaciones libres a través de gestos sonoros y electrónica utilizando sensores en tiempo real. Además, también visitaré de nuevo el viernes 21 de Octubre el Teatro Monumental. Y hasta aquí puedo decir.

No obstante, sí que me gustaría decir que aunque parezca mentira, el futuro proyecto que sí me gustaría hacer para estas navidades, es descansar. Somos muchos los de nuestra generación que no entendimos la necesidad del descanso. No lo entiendes hasta que realmente te arrolla por imperiosa necesidad. Tras un pico de trabajo como el de ahora de final de curso, de post pandemia y de creación para el estreno de la obra Peak in Tanz, además de un verano donde también he impartido un curso de dirección en Pereira (Colombia) entre otras actividades, empieza a ser más que necesario, por salud física y mental parar un poco. Así que ahora mismo necesito de paz para reubicar ideas y recargar pilas para lo que me depare creativamente el próximo 2023. Nada más, feliz final de verano e inicios de otoño a todos, sobre todo, a los que hayan tenido la paciencia de leer hasta aquí. Y a los que no, también, claro: ¡Que haya música para todos y feliz vuelta al cole!

A continuación mostramos un fragmento de la obra Peak in Tanz y, seguidamente, como muestra del trabajo interdisciplinar de Pere Vicalet, la pieza Manage your time..., realizada junto a Góbi Rita. Una performance con coreografía, live electronics, sensores e iluminación.

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