¿Tiene la policía rusa una cultura musical de primer nivel? Nos preguntamos por esto a raíz de un reciente vídeo que se ha hecho viral y lo comparamos con otras situaciones más cercanas.
Desde este enlace a Twitter se puede ver un vídeo que retrata bien el tiempo que vivimos: un pianista ruso interpreta en Moscú la música de un compositor ucraniano vivo, Valentin Silvestrov (Kiev, 1930); entra la policía e intenta interrumpir el concierto –en el que también participaba la soprano Yana Ivanilova-, hablando con el músico y con el público para que desalojaran la sala. El pianista termina de tocar la pieza y el público lo ovaciona calurosamente.
Este vídeo, que casi todos los lectores conocerán, se hizo viral como símbolo de una población rusa que rechaza la invasión de Ucrania. Sin embargo, nos llama la atención algunas cosas. La más llamativa es observar una policía (o quien les enviara) tan al día de la música ucraniana producida en nuestro tiempo. No es muy normal que un funcionario, alejado de lo musical, tenga estos conocimientos, aunque siempre cabe la posibilidad de que los herederos del KGB -el FSB- sean los que hayan informado. Aún así, es llamativa la profesionalidad en lo relativo a conocimientos musicales de los rusos. También resulta curiosa la actitud de los policías que, lejos de cortar el concierto de forma violenta, dejan que el pianista termine la pieza. Algo similar ocurría en la detención de la doctora Anastasia Vasilyeva, que había protestado por el arresto del opositor Navalni, y que recibió a la policía tocando Beethoven al piano. También aquí la policía esperó al final de la pieza para llevársela.
Nada que ver todo esto con una antigua anécdota (no sabemos si del todo verídica) ocurrida en la España de los años 70 del pasado siglo, cuando se interpretaba la Sinfonía fantástica de Berlioz en una iglesia o catedral de una capital de provincia. El director, en un gesto virtuosístico de espacialización sonora, decidió que el famoso pasaje de oboe y corno inglés en el comienzo del tercer movimiento "Scène aux champs" se hiciera de una forma especial. Colocó al oboe fuera de escena y, para dar todavía más distancia al corno inglés, lo sacó de la iglesia a la calle, de forma que su parte se escuchara todavía más lejana. El caso es que pasó por allí una pareja de la Guardia Civil y, viendo a un señor de frac tocando un instrumento, lo quiso detener hasta que el músico consiguió hacerles entender el contexto.
Ha pasado mucho tiempo desde ese incidente y el nivel cultural general ha subido algo, así que esperamos que hoy la Guardia Civil, al igual que la policía rusa, sepa ya quién es Berlioz y su idée fixe. Quizá sería pedir demasiado que reconociera la música de alguno de los recientemente desaparecidos Cristóbal Halffter o Luis de Pablo, aunque no lo descartamos.
A excepción del contenido de terceros y de que se indique lo contrario, éste artículo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International Licencia.