Es una excelente noticia la aparición en formato e-book del Tratado de Carmelo Saitta, compositor, percusionista, pedagogo y director argentino nacido en Italia en 1944.

Jorge Sad Levi
1 febrero 2021
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Carmelo Saitta

Reorganizado y ampliando una versión anterior en formato físico, el libro de Saitta, revela los hilos lógicos y poéticos de su arte como orquestador para los instrumentos de percusión, manifestado en sus extraordinarias y originales composiciones tales como: Macondo para dos percusionistas y piano, U mare Strombolicchio (e chidda luna)  para tres percusionistas y electrónica, y la seminal La maga o el ángel de la noche pieza electroacústica premiada en el Concurso Internacional de Música Electroacústica de Bourges, compuesta a partir de samples de percusión cuyo influjo irradió hacia toda una generación de compositores en busca de una salida a la encrucijada que constituía la práctica del post-serialismo en latinoamérica y sobre todo a la dependencia acrítica de los grandes centros de producción europeos.

Como pasa habitualmente cuando el pensamiento sigue un camino autónomo, los desarrollos teóricos de Saitta, en especial aquellos relacionados con la lógica de las transformaciones tímbricas y la manera de organizar escalas para modular entre diferentes estados espectrales, fueron sorprendentemente sincrónicas a las investigaciones en el campo de la percepción del timbre de David Wessel en el IRCAM. La diferencia radica en que Saitta desarrolló dichas teorías en un espacio colmado de instrumentos de percusión en una antigua casa del centro de Buenos Aires con el apoyo de discípulos y colegas con los que construye un vínculo basado en la reflexión, el humor y la experimentación.

Su  versión de Ionisation de Edgar Varèse al frente de su Ensamble y las conclusiones formales, estructurales y estéticas que deriva de ella en los años 70, parecen estar a la base de toda la arquitectura de su pensamiento musical y sin duda inspiran muchas de las ideas que irrigan el libro.

En los años 80, años del retorno de la democracia en el país, Saitta aborda el tema del regionalismo crítico y la reflexión sobre la post-modernidad apoyado en las teorías del arquitecto Kenneth Frampton, proponiendo el pensamiento situado, localizado geográficamente como modo de resistir a la imitación insustancial de la gestualidad de las músicas europeas.

Continuando el espíritu de agudo polemista y riguroso crítico de ciertos prejuicios académicos del gran compositor Juan Carlos Paz, Saitta  sigue su arriesgada apuesta: la fidelidad a la modernidad no se puede construir siguiendo lineamientos externos sino construyendo hipótesis inauditas, divergentes, centrífugas.

Si como sostiene el semiólgo Oscar Steinberg, la vanguardia tiene tres momentos, el ingenuo, el refinado y el cínico, la producción de Saitta, contemporánea de esta última etapa, salta esta trampa de la “modernidad periférica” encarnada en los vestigios vivos del Instituto Di Tella y produce un discurso renovador, anti folklórico, que quiebra el carácter epigonal al que parecía estar condenada la música contemporánea argentina.

Es fundamental en su producción, su trabajo como improvisador al frente del Grupo de Experimentación e Improvisación Musical del LIPM (Laboratorio de Investigación y Producción Musical, institución a la que perteneció por muchos años) entre cuyos integrantes se contaba (como violista) al extraordinario director y compositor Fabian Panisello, junto con compositores e intérpretes relevantes de la escena musical argentina.

Si como decía Wagner, la música es el arte de las transiciones, Carmelo Saitta logra teorizar fuera del marco tonal una teoría consistente de la buena modulación entre instrumentos cuya naturaleza sonora es difícilmente enmarcable en los parámetros de la música clásica de occidente.

Espectralista avant la lettre, Carmelo Saitta, su obra, (que en éste año de pandemia ha sumado cuatro nuevas composiciones)  y su pensamiento emanan una profunda luminosidad que a nuestro entender deviene de la comprensión del “color del sonido”, que sin duda no es un invento francés.

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