Segunda entrega de la conversación entre el célebre violinista Irvine Arditti y Asier Puga, director artístico de la OCAZEnigma, con motivo del concierto de la OCAZEnigma con Irvine Arditti como director-concertino, y que supondrá el final de la temporada XXVI “Sobre lo que no se ve” de la agrupación aragonesa.

Octavio Nava
Traducción de Ana Isabel Parra Expósito y Asier Puga
Asier Puga: Podríamos decir que, por su trabajo interpretativo y tan cercano a los compositores, el Cuarteto Arditti ha sido parte y testigo de la evolución del lenguaje musical, así como de la evolución de la escritura para cuarteto, y en su caso concreto, también para violín. En términos generales ¿cómo ve ahora esa evolución?
Irvine Arditti: Creo que sería completamente cierto decir que el Cuarteto Arditti y yo como solista tenemos una gran influencia en muchos de los compositores que han escrito para nosotros. Normalmente estos no necesitan restringir sus ideas por limitaciones técnicas o complicaciones de la notación, porque nosotros estamos versados en muchos y muy diferentes estilos nuevos de música. Hemos trabajado con casi todos los compositores que interpretamos, e intensivamente con Lachenman, cuya música necesita tiempo para ser realmente comprendida. No estoy seguro de si hemos sido una influencia cuando algunos compositores cambiaron su estilo, cosa que hicieron tanto Xenakis como Ligeti. Si miro hacia atrás diría que siempre hemos estado al servicio de los compositores para llevar a cabo sus ideas.
A.P.: En el programa que va a interpretar con la OCAZEnigma hay compositores muy cercanos a usted, como Lavista, Paredes o Hosokawa. ¿Qué nos puede contar de ellos?
I.A.: Algunos compositores, por supuesto, me son más cercanos que otros.
Recuerdo haber hecho una rueda de prensa hace unos 20 años en el vestíbulo de un gran hotel en Ciudad de México. Hacia el final me preguntaron a qué compositor me llevaría a una isla desierta. Miré al traductor y expliqué por qué a Hilda Paredes. Somos muy compatibles con respecto al desayuno. A ella le gusta la clara de los huevos duros, y a mí la yema. Hilda ha escrito tres cuartetos para nosotros, muchas piezas para cuarteto incluyendo otros artistas y solista, un concierto para violín y una obra para violín solo, la cual que tocaré en el concierto. La pieza es un homenaje a Thomas Kakuska, el músico de viola del cuarteto de Alban Berg que tristemente falleció en 2005. Conocíamos bien a Thomas porque a menudo se quedaba con nosotros en los ensayos cuando tocábamos sextetos con él y con Valentin Erben, el violonchelista del cuarteto. La pieza refleja su maravillosa y alegre personalidad.
Toshio Hosokawa es un amigo desde hace mucho tiempo. Lo conocí en Darmstadt durante los cursos de 1982. Nunca toqué nada suyo durante esos cursos, pero supervisé y ayudé con una pieza para violín y piano con la violinista Melise Mellinger del Ensemble Recherche.
No pasó mucho tiempo hasta que empezamos a interpretar la música de Toshio y él escribió muchos de sus cuartetos para nosotros, así como un concierto para violín para mí. Como con Hilda, el cuarteto y yo mismo, habíamos grabado la mayoría de sus obras para cuerdas. También había compartido muchas comidas con Toshio por todo el mundo, pero especialmente en Japón y sé muy bien cómo sentarse con las piernas cruzadas en el suelo, aunque fue el mentor de Toshio, Takemitsu, quien se sentó por primera vez en el suelo con el cuarteto en Tokio. Toshio es uno de los pocos compositores que incorpora elementos de la música tradicional japonesa a sus obras.
Mario Lavista es probablemente el compositor al que menos conozco de los tres. No ha escrito nada para el cuarteto, pero hace unos años me escribió una pieza para violín solo. Es bastante sencilla y bonita, pero es en su simplicidad lo que la hace tan difícil de tocar. Hay muchas armonías dobles sutiles que son difíciles de hacer sonar, pero han sido pensadas por una mente con oficio. Hemos coincidido en muchas ocasiones cuando he estado en México, y me ha invitado a su casa varias veces para comer y en celebraciones después de los conciertos.
A.P.: En el concierto con la OCAZEnigma nuestro solistas de cuerda interpretarán con usted el cuarteto de cuerda de Webern Fünf Sätze für Streichquartett. Me gustaría preguntarle ¿cómo definiría usted lo que es tocar en cuarteto?
I.A.: Es una pregunta muy interesante para mí. Cuando estudiaba violín en la Royal Academy of Music (RAM) en Londres, nunca imagine que tendría un cuarteto o que sería solista. Mi educación estaba dirigida a tocar en orquestas, lo que he hecho desde mi juventud y adolescencia, eventualmente llegando a ser primer violín.
Continué en la RAM siendo el primer violín también en su primera orquesta sinfónica y en su orquesta de cámara. Temprano en mi carrera, me uní a la Orquesta Sinfónica de Londres como su cuarto violín primero, y en unos cuantos años me convertí en el segundo concertino, liderando a la orquesta continuamente durante la mejor parte del año, y para algunos directores de muy alto nivel que incluían a Previn, Abbado y Celibidache. Formé el cuarteto antes de eso, en mi último año en la RAM, y continuó mientras estaba en la Orquesta Sinfónica de Londres. Pronto me di cuenta de que no podía hacer ambos trabajos. El cuarteto ganó y se convirtió en una experiencia a tiempo completo. Sólo había tenido tres clases de cuarteto en la Academia con amigos hacienda del resto de miembros del cuarteto. Yo era segundo violín y preparamos un cuarteto de Haydn. Nunca había encontrado una experiencia tan estimulante y cuando creé el cuarteto Arditti unos tres años después, nunca lo imaginé del mismo modo. Formé el cuarteto Arditti para tocar exclusivamente música contemporánea, mi hobby desde mi adolescencia y ya había estado en Darmstadt como oyente en 1968, cuando tenía 15 años.
Tocar en un cuarteto era bastante distinto a liderar una orquesta, y requería distintos tipos de escucha. En la orquesta como violín primero tienes que cuidar a tu sección y a toda la orquesta en un sentido político, pero en realidad estás cuidando tu propia casa, cuando tocas y lideras a otros, mentalmente te preparas para tocar solos. En un cuarteto todos en el grupo son igual de importantes y estás escuchando y cuidando de todo lo que se hace. Reaccionando todo el tiempo a lo que hacen los demás. Como líder del cuarteto probablemente estás dando mayor forma que tus compañeros a la dirección en que avanza la actuación. No hay mejor compositor para ilustrar el pensamiento común de un cuarteto de cuerda que Webern, donde las melodía o frases están siempre separadas entre los intérpretes, que se las pasan de un lado a otro. Es una música muy reveladora si el éxito de la actuación se encuentra en el “sentimiento” conjunto de la música grupal.
A.P.: El programa se completa con dos obras de compositores españoles, como Gabriel Erkoreka y Nuria Núñez. Su relación con nuestro país ha sido notable, interpretando obras de Guerrero, Luis de Pablo, Halffter, o recientemente de José Manuel López López y Héctor Parra. ¿Cómo ve la creación contemporánea en España?
I.A.: Trato de mantener las relaciones con compositores de todos los países tan “relevantes” y cercanas como sea posible. Para mí no hay divisiones nacionales. Cada compositor tiene su propia personalidad. Cada uno se identifica consigo mismo y no con una imagen nacional. Siempre he sido aficionado de los compositores españoles, pero no muchos han exhibido una personalidad fuerte y característica cuando se les compara con la escena internacional. Me gustaría formar mayor parte de la nueva escena musical española, pero España no ha reconocido tanto como otros países la importancia del Cuarteto Arditti. Luis de Pablo nos presentó en España hace muchos años, y escribió multitud de cuartetos para nosotros. No ha sido posible conseguir patrocinio español para grabar sus tres cuartetos, y no ha sido por el deseo de intentarlo…
A.P.: De Francisco Guerrero Marín, uno de los grandes compositores españoles y actualmente tristemente olvidado, usted fue una pieza fundamental en la gestación de su impresionante ciclo Zayin. ¿Cómo fue su relación con él?
I.A.: Guerrero tenía mucho carácter. Hablaba sin pelos en la lengua, y a mí me gustaba por eso mismo. Cuando no le caía bien alguien lo dejaba muy claro. No era un hombre muy diplomático, pero era un compositor muy inspirador que escribió música dramática. Creo que no fue completamente apreciado en España en su tiempo, pero en nuestro primer encuentro congeniamos inmediatamente. Le encantó la forma en la que el cuarteto tocó las primeras dos piezas de su ciclo Zayin, y procedió a escribir el resto del ciclo para nosotros; ya sea una continuación del formato trío o un cuarteto, porque vio a nuestro segundo violín pasar las páginas en las actuaciones del trío y dijo que era demasiado bueno para pasar páginas (muy cierto). Pero después de escribir un cuarteto, Zayin IV, se volvió al formato de trío, y luego una extraordinaria obra para violín solo, la cual llegó muy tarde y tuve que aprender en dos semanas antes del estreno en Bruselas; entonces le dije que estaría demasiado cansado para tocar cualquier otra cosa después de eso, y él escribió una pieza de trío que termina el ciclo con un “cameo” mío hacia el final, convirtiendo Zayin VII en un cuarteto.
He visto a Francisco siendo atroz, pero siempre ha sido muy amable y agradecido con nosotros. Nos conocimos por primera vez en el vestíbulo de un hotel en Madrid, para hablar sobre la continuación del ciclo y donde su mujer hizo de traductora. Él dijo que cada movimiento del ciclo de Zayin estaba dedicado a las mujeres con las que no se podía acostar (usando las palabras exactas de Francisco sería "follar"). Creo que nos presentaron a las mujeres de Tomas Marco y de Luis de Pablo. Después nos pidió sugerencias para las dedicatorias del resto del ciclo. Mi mujer se convirtió en una de las dedicatarias.
A.P.: Para terminar, y estando en la situación que estamos, ¿cómo está lidiando con la pandemia?
I.A.: Desde el pasado marzo, después de limpiar mi escritorio y encargarme de muchos asuntos administrativos para los que normalmente no tengo tiempo, he estado inmerso en un libro que empecé a escribir hace muchos años. Es sobre mis experiencias con compositores. Hay unos veinte capítulos, con lo que me he mantenido ocupado.
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