Artículo que aborda el proceso creativo de esta pieza escrita en 2017, que invitó al Taller de Compositoras del Festival de Música Española de Cádiz a participar en un gran proyecto de creación artística sobre la Alhambra vista por ojos de mujer.
El aljibe contiene muchas formas de luz; en su vientre, luces claras y nítidas de aire se trenzan con luces densas y turbias de agua. Arracimados por las paredes, cobijados tras el musgo, abren delicadamente sus pétalos los suspiros de los ahogados.
Mi abuela materna, Encarna, nació en Granada en pleno corazón de calle Elvira. Cuando yo era niña me contaba una historia difícil de olvidar… Su abuelo había sido alcaide de la Alhambra en los años en que ella era aún muy pequeña, y entre sus obligaciones estaba la de supervisar la limpieza anual de sus aljibes. Siempre quería que ella le acompañase; ella obedecía y se cogía de su mano, sin soltarla en todo el tiempo que duraba ese particular descenso a los infiernos. Y es que era habitual que al dejar los aljibes sin agua para poder acceder a ellos apareciera el cadáver de algún ahogado; y eso a Encarnita le aterrorizaba profundamente, aunque por suerte nunca llegara a ver ninguno con sus propios ojos.
En 2017 Reynaldo Fernández Manzano, por entonces director del Patronato de la Alhambra y el Generalife, nos propuso a las integrantes del Taller de Compositoras del Festival de Música Española de Cádiz participar en un gran proyecto de creación artística sobre la Alhambra vista por ojos de mujer, y nos invitó a inspirarnos en el aspecto o el lugar de ella que deseáramos. No tuve elección: el relato de mi abuela se apoderó de mi imaginación al instante.
¿Cómo serían esos aljibes? ¿Cómo se accedería a ellos? ¿Qué textura tendrían sus paredes? Una foto de internet me sacó de dudas. Esta foto fue la base de toda mi obra. Hice corresponder las oquedades de la pared del fondo con la estructura de mi breve pieza: cada una de ellas determina la duración y el carácter de una microsección.
La pieza debía entregarse manuscrita, pues las partituras también formaban parte del proyecto expositivo global, y la plantilla dada era violín y arpa. A menudo las voces de los instrumentistas suelen colarse en mi música con o sin invitación, y esta vez no fue diferente: alientos, notas tenidas, suspiros… Cecilia Bercovich y Cristina Montes[1] dieron vida a la criatura, a una delicada criatura de luces claras y nítidas de aire trenzadas con luces densas y turbias de agua.
Notas
- ^ La obra fue estrenada el 23 de marzo de 2019, en la Sala de Conferencias del Palacio de Carlos V de Granada. El concierto formó parte de las actividades asociadas a la Exposición La Alhambra interpretada: Sonidos, imágenes y palabras.
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