En ocasiones el ruido de las bombas acalla las palabras e, incluso, hace que éstas se conviertan en una falla. Hablamos, como no, de Gaza y el terror de la injusticia.
En la actual situación tan extremadamente dramática como la que vivimos –en realidad, viven ellos, los palestinos- en Gaza, se nos ocurren pocas cosas que se puedan defender o decir desde el arte musical o sonoro. La guerra, en este aspecto –musical y sonoro- tiene muchas aristas, desde las más prácticas hasta las más terribles, pero no tenemos el cuerpo como para la reflexión sobre un asunto u otro –que necesariamente caerá en terreno político y reivindicativo- en un momento tan absurdamente terrible y tan realmente injusto.
Por eso, nos vamos a limitar a recomendar este enlace de nuestros amigos de Mediateletipos que nos habla precisamente sobre esto: ¿cómo afrontar, desde una perspectiva ética, la reflexión en torno a la escucha, a un acto que puede ser político, sí, pero no deja de escucharse cómodamente desde nuestro móvil o nuestro estudio? Así lo transmite:
“¿Qué clase de paisaje sonoro es aquel que es capaz de atender el dolor, legítimo en cualquier caso, de una planta sin agua mientras hace oídos sordos al dolor de miles de personas? ¿Cómo desplegamos la ética de nuestra escucha en el mapa del dolor? ¿Qué refleja un silencio sino la indiferencia de quien no ha aprendido a escuchar y atender en plenitud al mundo precisamente en sus paisajes dolientes? No olvidemos que todo lo que dejamos fuera del alcance y del rango de nuestra escucha y no únicamente del oído, nos traiciona como individuos y como sociedad. Tener orejas en vez de oídos es propio de una práctica basada en lo tecnológico por la condición política de la escucha. Resulta doloroso reconocer que no todos los silencios tienen el mismo valor, ni son atendidos de la misma manera. Si no hay micrófonos en Gaza es porque existe un grito silenciado. Tal vez si la School of Plant Sciences de la Universidad de Tel Aviv escuchara los infrasonidos, en vez de sólo los ultrasonidos, podría percibir el temblor producido por las bombas y el asedio a una ciudad que se desmorona y en ruinas.”
Aquí el artículo completo, que recomendamos leer.
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