Alejandro Bidegain y Estefanía Schanton, saxofonistas procedentes de La Pampa, nos hablan de su proyecto Skat Dúo y de su experiencia trabajando con compositores y estudiantes de composición.

Carmen Martínez
1 julio 2023
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Carmen Martínez (Sul Ponticello): Habladme de vuestra formación.

Estefanía Schanton: Tenemos comienzos parecidos. Empezamos a tocar el saxofón con diez años, en las bandas de nuestros pueblos. La formación ahí era casi nula. No había profesor de instrumento o lenguaje, uno aprendía como podía, con las partituras que le daban… tampoco era la época de internet, entonces bueno, se estudiaba con lo que había y con lo que se tocaba en la banda del pueblo.
A los diecisiete fui a Santa Rosa, la capital de la provincia, y me preparé para ir a la universidad en Córdoba, donde estudié cuatro años de composición. Nunca abandoné el saxofón, siempre recibí paralelamente clases de instrumento.
Luego me fui a Buenos Aires, a estudiar el superior en la Universidad Nacional de Artes. Terminé en el 2018, me llevó varios años porque a la par estaba trabajando. Durante ese tiempo también tomé clases con profesores que iban a Argentina: Claude Delange, Arnol Borknamp… Fue una época linda porque tuvimos un profe que llevaba a Buenos Aires muchos profesores de fuera.

Alejandro Bidegain: Empecé igual, con la banda de mi pueblo. Ahí aprendí a estudiar, experimentar… porque estaba solo con mi instrumento. En esa época, en La Pampa no había escuelas de música, ni públicas ni privadas, así que me fui directo a Buenos Aires y con el tiempo conseguí entrar al conservatorio superior. Me llevó varios años, porque como ella, estuve trabajando mientras estudiaba, pero lo pude terminar. También tome masterclasses con profesores de fuera o argentinos que viajaban al exterior y nos traían las herramientas con las que se estaba trabajando en Europa.

C.M.: He visto que, con el dúo, presentáis dos propuestas de repertorio bastante diferentes, pero hoy nos centraremos en hablar de aquellas obras en línea con la denominada música contemporánea. Al ser un dúo de saxofones una formación tan particular, ¿está, alguna de esa música, escrita específicamente para vosotros?

A.B.: En Argentina hay poco movimiento de música contemporánea en los conservatorios. Como buscábamos tener conexión con compositores de este tipo de músicas, casi todas las obras que hemos grabado o tocado fueron escritas para nosotros.

E.S.: Lo que sucede al trabajar con un compositor, es que se adapta a los intérpretes para los que está escribiendo.

A.B.: Sí, además, lo bueno de eso es que aprendemos a la par qué es componer o qué es tocar el saxofón. Uno explota las habilidades que tiene el otro.

C.M.: Bueno, esto que me decís responde a mi siguiente pregunta, que es que si cuando eso ocurre trabajáis mano a mano con el compositor/a.

A.B.: Sí, la idea siempre fue esa. Estar ahí. De hecho, hemos trabajado con la Universidad de la Plata, con la Cátedra de Composición, y era eso, se escribían obras y obras para nosotros.

E.S.: Para las cátedras de composición, es muy interesante porque los alumnos van mandando los bocetos, vamos probando… es como un ida y vuelta todo el tiempo. Se van creando las obras con las ideas que tienen los alumnos, aprenden bien cómo se escribe para el instrumento, y la obra se va armando de esa manera.

C.M.: Y en estas experiencias, ¿empleáis todos los saxos, limitáis la escritura de las obras a determinadas tesituras…?

A.B.: Si, tenemos la suerte de tener los cuatro saxos. Eso da una paleta de colores dentro de la familia de los saxofones que gusta mucho a los compositores.
E.S: También ponemos limitaciones, lo que está bien cuando se trabaja con alumnos, a veces reducir y limitar a dos saxos, por nuestra comodidad y para acotar las posibilidades y que se use la imaginación quizás con menos recursos.

C.M.: ¿En qué radica ese interés por interpretar músicas escritas por compositores actuales? ¿Cómo comienza esta idea?

E.S.: A mí en particular siempre me interesó tocar cosas nuevas. Siempre me interesa más explorar sonoridades nuevas. El valor que tiene que alguien cree algo nuevo y que se llegue a escuchar. Yo le doy mucho valor a eso, a la gente joven que está componiendo y que quizá nunca se pueda escuchar su obra. Lo enriquecedor, para mi también en lo personal, que es ese trabajo con el compositor. He descubierto un montón de sonoridades nuevas, la única manera que lo habría podido descubrir es trabajando así. Trabajar con ese tipo de experimentación me parece súper enriquecedor y desafiante también para mi. El desafío de estar siempre experimentando es una de mis motivaciones, y que se escuche música nueva y compuesta por gente que está viva hoy.

A.B.: Salvo las obras que trabajamos en el conservatorio, todo lo que he hecho ha sido trabajar con compositores. Con el cuarteto que tenía allá, que trabajamos quince años, si no tocábamos arreglos hechos especialmente para el cuarteto eran obras originales escritas para nosotros. Siempre me gustó estar trabajando con el compositor. Es una experiencia súper linda, un ida y vuelta que está súper bueno.

C.M.: ¿Consideráis que vuestra formación os ha brindado las herramientas suficientes para interpretar este tipo de repertorio? ¿En qué sentido?

A.B.: En Argentina y en la época que estudiamos, la verdad que en el conservatorio la música contemporánea no existía casi. Es lo que te decía, dentro de los conservatorios no hay tanto movimiento, fuera si, hay profes, hay interpretes que viajaron y hay mucho movimiento de estas músicas fuera de la academia.

E.S.: A mí el conservatorio no me dio tantas herramientas. Las herramientas las encontré con las clases magistrales que recibimos de profesores extranjeros, que bueno, de alguna manera, se hacían gracias a los propios profesores del conservatorio.

A.B.: Lo que siento es que no hay incentivo hacia esa música. Nosotros lo que aprendimos fue escuchando la obra de algún francés, algún español, consiguiendo el papel y tratando de tocarlo.

C.M.: ¿Cuál es el mayor riesgo que habéis encontrado a la hora de montar las obras de vuestro repertorio?

E.S.: Para mí lo más difícil es lograr el completo. Uno estudia muy minuciosamente cada efecto y todo, y lograr el efecto de la obra completa, como que ese fue mi mayor desafío en este tipo de repertorio, que por lo general son obras largas con muchos cambios de efecto, de climas…

A.B.: Estaba pensando en que el riesgo puede ser no satisfacer la idea del compositor. Pero a la vez, con los compositores que hemos trabajado hay muchas libertades.

E.S.: Eso hablando desde el punto de vista musical, pero después, un riesgo muy grande es estudiar muchísimas horas y después no saber donde tocar.

C.M.: Como argentinos residentes en España, ¿en qué lugar sentís que vuestro trabajo ha tenido mayor acogida?

E.S.: Todavía no pudimos tocar ese repertorio porque realmente no encontramos espacio.

C.M.: Me consta que en Argentina habéis formado parte de otros proyectos de interpretación de música contemporánea, contadme un poco sobre ello.

E.S.: Yo estuve en GEAM, formado por un grupo de compositores que escribían para ese ensemble, compuesto de saxo, flauta, violonchelo, violín y piano. Con ese grupo hicimos un montón de cosas. Siempre en Buenos Aires. Todos los ensayos era trabajo con los compositores. También hicimos una residencia en el Teatro Colón. Se hizo un concurso de obras para esa formación, y las que salían seleccionadas las tocábamos en la sala del Colón Contemporáneo.

C.M.: Y para concluir, además de músicos, siendo educadores, ¿consideráis que las nuevas generaciones están abiertas a interpretar este tipo de repertorio?

A.B.: Los que tuve en Argentina me sorprendieron, pero por lo general, lo veo difícil. Es un problema institucional, no brindan algo para que esa música se muestre más. Al menos en Argentina, insisto, en los conservatorios no hay ni siquiera profesores que toquen esa música, son poquitos, es difícil que los alumnos se enganchen si su profesor no la toca. Las instituciones deberían inyectar eso de a poco, mismo los compositores, tener obras más accesibles para que niños o músicos principiantes se vayan metiendo. También creo que es una responsabilidad nuestra acercar este repertorio a los alumnos poco a poco.

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