El ruido blanco es un sonido, normalmente de baja frecuencia, que facilita la relajación y la conciliación del sueño en las personas. Estos sonidos hacen que el umbral auditivo alcance su velocidad máxima con lo que la corteza cerebral recibe los estímulos sonoros, pero no se llega a activar, haciendo que una persona pueda estar escuchando estos sonidos, pero sin llegar a ser molestos para poder dormir o evitar el despertarse.
En los últimos años esta “técnica” de ayuda para dormir a logrado una gran cantidad de adeptos. No es raro conocer o ver en redes sociales a una gran cantidad de personas que se valen del ruido blanco para poder conciliar el sueño, y no es de extrañar dada la gran cantidad de medios a través de los cuales se puede llegar al ruido blanco, por ejemplo, YouTube, Spotify o incluso aparatos electrónicos cuya finalidad es reproducir este tipo de sonidos.
Con lo que respecta a qué tipos de sonidos son considerados ruido blanco se podría decir que todo vale mientras se ajuste a un volumen adecuado y sea del gusto del oyente. Normalmente los que más se aprecian son los sonidos de la naturaleza, destacando el sonido de la lluvia y el del mar. Pero también está el sonido del fuego en una chimenea, el sonido de otros aparatos como puede ser un calefactor o un secador, o incluso el bullicio de una calle llena de personas. Existen tantos sonidos como gustos tienen las personas. Lo más normal a la hora de escuchar estos sonidos es que se busquen playlist que tengan los sonidos deseados en bucle durante muchas horas para no interrumpir en ningún momento la calma conseguida.
Hoy en día el ruido blanco también se está implementando en ambientes laborales para conseguir la relajación y concentración del trabajador, aunque obviamente cada uno percibirá estos estímulos de modo diferente, con lo cual los resultados serán totalmente distintos. Con este tipo de enfoque, el ruido blanco se ha ganado un sitio en el mercado, ya que no solo se puede encontrar en plataformas musicales o en aparatos físicos como mencionamos con anterioridad, sino que se venden CDs con recopilaciones de ruido blanco.
Ahora bien, algunos estudios parecen revelar que la exposición continua al ruido blanco (o cualquier sonido en general) puede llegar a ser perjudicial para nuestro sentido del oído. Pese a que son sonidos que se escuchan a un volumen muy bajo y no son molestos para dormir, el oído está en constante funcionamiento y con esto el cerebro también. A causa de esto es muy posible que el mismo no descanse todo lo que debe y termine perjudicando más que ayudando. También la exposición reiterada a un estímulo sonoro termina deteriorando el oído, esto es más perjudicial en personas que todavía se encuentren en desarrollo como bebés y niños en general.
A continuación, dejamos un enlace como ejemplo para poder vivir el ruido blanco de primera mano.
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