Al hilo de que el Gobierno movilice una nada desdeñable cantidad de euros para retornar el talento científico fugado al extranjero, nos preguntamos qué ocurre con otros talentos, como los artísticos, y específicamente los musicales.

Redacción
1 julio 2022
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Leemos este titular: “El Gobierno moviliza 3.000 millones en un plan para recuperar el talento científico fugado al extranjero”. Una gran noticia, sin duda. Por fin alguien se da cuenta que estar formando científicos en España para que, después, tengan que irse fuera del país o terminar sirviendo pizzas en una plataforma de riders, cuando menos y en términos meramente económicos, es muy poco o nada rentable. No digamos ya en otros aspectos, como es el de ir “haciendo país” más allá del turismo de paella y pandereta.

Sin embargo, y sin quitar un ápice de importancia al tema científico, que es sangrante, nadie dice nada de los músicos. La situación es similar: una formación cada vez mejor –sobre todo, debido a la calidad actual del profesorado-, asistida por el perfeccionamiento fuera de España, no puede terminar engrosando las orquestas centroeuropeas de intérpretes del país, al menos no por pura necesidad alimenticia. Algo parecido ocurre en el mundo de la creación o de la musicología, generalmente con muchos más problemas que los instrumentistas, al no estar casi ni considerados como profesionales. Es más, la tendencia a entender al creador como un diletante que hace lo que hace porque le gusta y en sus ratos libres, no favorece nada una consideración profesional mínimamente seria, como sí ocurre en países como Alemania, Holanda o Austria.

Así, en este terreno artístico seguimos igual, con el mismo problema que el científico, abocados a mendigar las pocas ayudas públicas que existen y, quien no puede aguantar, yéndose del país por pura necesidad. De momento, parece que el Gobierno ha entendido el imperativo de fomentar el retorno de los científicos españoles con contratos fuera del país (no sabemos todavía si la medida surtirá efecto ni si tiene letra pequeña que enrarezca las bondades del plan). Esperemos que el siguiente paso sea despertar ante otros colectivos que tienen el mismo problema y que suponen una merma para el país, agotando recursos propios para dárselos a otros países sin ningún retorno. El talento está en muchos espacios y hay que atenderlos todos, también los artísticos.

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