Daniel Alomía Robles nació en Huánuco en 1871 y falleció en Lima en el año 1942. Se propone la escucha de su obra El amanecer andino, puesto que es el resultado de una conjugación perfectamente equilibrada entre su estilo compositivo sinfónico y su interés por las músicas indígenas peruanas.

Sofía Inés Sánchez Naranjo
1 julio 2022
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También es muy conocido de este compositor el pasacalles de su zarzuela El cóndor pasa, reinterpretada en la década de los setenta por Simon & Garfunkel, consiguiendo de este modo una fama inigualable.

Este compositor comenzó su formación con Manuel de la Cruz Panizo, un esclavo africano liberado que se dedicaba a la composición e interpretación de música religiosa. Alomía Robles recibió por su parte clases de solfeo y canto coral. Años más tarde, continuó su formación con el italiano Claudio Rebagliatti, que además fue el músico que se ocupó del arreglo del Himno Nacional de Perú.

A la hora de cursar estudios universitarios, Daniel Alomía decidió iniciar la licenciatura de Medicina. Mientras cursaba esta carrera realizó una serie de viajes, entre los cuales estuvo su viaje a San Luis de Shuaro por un especial interés que despertó hacia el uso medicinal de las plantas. En este lugar conoce a José Gabriel Sala, un monje franciscanoo español que le cede dos piezas de canto de la tribu asháninka. Entonces, decide dejar sus estudios e introducirse en la labor de campo recopilando piezas musicales indígenas a través de la zona selvática de los Andes, cumpliendo, en realidad, una gran labor como folklorista y etnomusicólogo en cuanto a la compilación de músicas derivadas de la tradición del imperio Inca.

Su labor llegó a ser importante junto a la de Alfonso de Silva y Vicente Stea para influir a músicos como Rodolfo Holzmann Zanger, interesado en la síntesis entre la escala pentatónica (usada en los imperios azteca e incaico) y su estética contemporánea de vanguardia.

Existe una innumerable cantidad de géneros musicales en el área andina concretamente de Perú, como son los huaylas, la chonguinada, el huayno, el yaraví, la danza de tijera, la tunantada, el sicuri, la qhaswa, la muliza, el kajelo o la pampeña arequipeña, entre otros.

El trabajo de campo de Alomía Robles fue siendo cada vez más importante, siendo reconocido por entidades como la Universidad de Columbia o la de Yale, y llegando a captar el interés de sellos discográficos como RCA Víctor y Brunswick, con quienes grabó sus principales obras, para lo cual tuvo que pasar una etapa de su vida en Nueva York.

La obra que escuchamos, El amanecer andino, fue grabada en el año 1930 en un disco de carbón. Podemos percibir la imbricación entre sonidos de animales autóctonos de la selva andina, principalmente pájaros, con las melodías ascendentes y descendentes que dibujan los vientos de la orquesta. Toda esta composición pretende situar al oyente en una nueva perspectiva de escucha y en un escenario (o escenarios) muy concreto(s): aquellos donde se habían constituido gradualmente las músicas indígenas andinas.

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