Un perro ladrando
al ruido de la hojas
¡El vendaval!
Sono-jo.
Si Estar es el haiku, la tarde es larga, para estar en la causa, en esta parte del mundo, donde el hombre hizo calentar a madre, oyes el ladrido y el hueco, oyes la cigarra en el descenso de su pitch, y no puedes Estar, la tarde es larga y no va a terminar esta tarde, hablando de un presente preñado de pesado_de pasado, para estar en la causa, la pesada gravedad de la culpa, causa que oye no escucha, las botas de cemento ahora son límite, si Estar es haiku, en esta tarde del mundo de la causa, la campana industrial del efecto, tan monacales isolados para medir tiempo y memoria fuera de ciclos, y no poder Estar, mentir siempre en las tardes de crucificar la palabra haiku, en ruidito despreciable de embalar literatura, ruidito de mascar narciso ciudadano, campana farenheit, pesa como este aire, como tímpani de más culpa, también escucha tú, el cabrito detrás del fetiche cabrito del valor, el vendaval del sonar del calor, del reactor nuclear que ha quebrado ,en la isla que de la bomba hizo luz de producción, cada ladrido de un perro nipón, inyectando mecánica en el silencio del hueco, la pesada uretra de una soluciòn antropogénica, con los dos cojones del assasin antropogénico, el afilado insulto post-potente, la vieja secreción fétida de proponer solucionar el problema con la técnica problema, el ruido estandarizado de los dispositivos calientes de mis hijos, calentado y alargando la tarde, que la tarde es larga , y que solo se ha silenciado un poco, un poco podemos arreglar de nuevo con el reactor de Torio, ecologista de salón, el soberbio metal invariable de una notificación acallando el crunch.crunch inmensurado de la mantis, masticando la cara de una abeja, en este humedal de calor desaparece el ladrido, más alucinante culpa que no arrastra el resto del acuífero, más gólgota de cemento, y sin embargo :::: :::::: ::::: ::::::
está sonando
la fricción
mis uñas
enterrado vivo
contra este ataúd
culpable de no ser beatificado, frayleopoldo, también suena, pues respira, catalépsia, haiku encriptado de sonido contra el pino, pues escucha_pues lucha, pero no contestan los lentos ladridos dilatándose, a ese lugar donde tus uñas son mismo silencio, otro endless summer y este sin beachboys, ni corre ni suena el aire, ni corre ni suena un Estar, el único sonido de una memoria , aquella orgánica, no el espejo de la computación, cada ladrido distinto al anterior, cada ruido de las hojas más caótico que el anterior.
Estar
¿o no suena la muerte?
Ningún haiku la nombra
Ningún ladrido ha extinguido esta culpa
Del ruido de la hojas quemadas por el vendaval
En toda la tarde.
Tientos sonoros bebidos de un haiku de Lo Sagrado de Sono-Jo
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