Retomamos nuestra sección dedicada a las formaciones instrumentales y vocales con uno de los grupos con más solera de nuestro país, que en breve cumplirá veinte años de existencia, Taller Sonoro de Sevilla. Lo hacemos charlando con dos de sus fundadores: el clarinetista Camilo Irizo y el pianista Ignacio Torner.

Redacción
2 marzo 2020
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Taller Sonoro

Sul Ponticello: Este año Taller Sonoro cumple veinte años, una cifra que impresiona, sobre todo en el caso de un ensemble especializado en música de nuestro tiempo. ¿Habéis programado algo especial para la celebración?

Camilo Irizo: Alguna cosa habrá, aunque el mejor homenaje será poder seguir dando conciertos a partir de este cumpleaños. Efectivamente, veinte años es una cifra considerable teniendo en cuenta las vicisitudes que hemos pasado hasta llegar a una cierta estabilidad de programación. Y todo echando mucha imaginación y gran dosis de paciencia ante la situación tan poco favorable para la cultura, al menos en lo que concierne a nuestro ámbito.

Ignacio Torner: Más que decir que tenemos programado algún concierto especial, lo que vamos a hacer es dar un especial contenido a todos los conciertos de la temporada 20/21, con estrenos de obras y relacionándolos con los veinte años que cumplimos. Tendremos encargos y obras de compositores que han tenido especial relación con Taller Sonoro en este tiempo.

S.P.: En este país resulta realmente complicado levantar proyectos culturales, pero mucho más mantenerlos en el tiempo. Echando la vista atrás, ¿cómo percibís esto?

C.I.: Como os comentaba anteriormente, ahí reside el verdadero valor de estabilizar un proyecto cultural como este, en la perseverancia, una vocación intensa y, por qué no, una gran dosis de suerte. Miramos hacia atrás entre la nostalgia de nuestros primeros conciertos, cargados de ilusión y de poca experiencia, y la conciencia del camino andado durante el cual hemos disfrutado mucho, al igual que en alguna ocasión hemos tenido que tomar decisiones difíciles.

I.T.: En este país siempre ha resultado complicado llevar a cabo proyectos culturales que duraran en el tiempo, al igual que ser reconocidos; no es cosa de los últimos años ni de las crisis. Hubo programas y proyectos públicos, sobre todo, aunque también alguno privado de enorme calado, interesantísimos que promovieron la creación de redes, festivales, orquestas y grupos hace treinta años y hoy, dan sus frutos. Son inversiones a largo plazo que difícilmente una entidad pública o privada va a apoyar durante mucho tiempo.

S.P.: Y echando la vista hacia adelante…

C.I.: Pues la actitud, afortunadamente, sigue siendo la misma. La ilusión por seguir con fuerza con nuestros proyectos es muy alta. A veces nos llegan proyectos y otras, los proponemos. En época de crisis hay que mantener activa la mente, buscando nuevas vías de desarrollo fundamentalmente en el campo artístico.

I.T.: Pues lo mismo. Se lleva hablando años de una ley de mecenazgo, pero no termina de plasmarse de manera efectiva, y creo que podría ser importante para el desarrollo de propuestas culturales. Pero sigue siendo una cuestión de fe en uno mismo y voluntad férrea llevar a cabo un proyecto a largo plazo.

Camilo Irizo

S.P.: Desde hace un tiempo Taller Sonoro sale bastante fuera de España. Esto sólo debería ser un síntoma de normalidad, pero desgraciadamente en este país la gira no es lo habitual. ¿Se puede entender hoy un ensemble con una actividad internacional escasa?

C.I.: Es cierto que el concepto de gira es casi imposible en un país donde las subvenciones son escasas y el mecenazgo privado es casi inexistente. Son pocos los circuitos, y las condiciones para participar en ellos, precarias. Tocar fuera de nuestras fronteras es complicado porque las circunstancias no ayudan. Aunque afortunadamente, siempre surge algún tipo de oportunidad al respecto. Y es una lástima, porque en España hay grandes grupos que sin duda están en un altísimo nivel de excelencia, pero la eficacia de los canales de “distribución” no son las deseables para mostrar la excelencia de nuestros ensembles. Falta, sin duda, un apoyo decidido de las instituciones o, al menos, unas intenciones claras como las que tienen en otros países de nuestro entorno.

I.T.: Podemos decir que afortunadamente Taller Sonoro tiene mucha actividad fuera de España, ya que en España hay muy poca actividad en torno a la creación contemporánea. Los festivales cierran sus puertas o decaen en presupuesto tanto que ya no pueden contratar, y en las programaciones habituales no entra la música actual.

S.P.: Mantenéis activo desde hace años un festival en Sevilla –Encuentros Sonoros-, pero ¿cómo veis la vida musical en Sevilla? Algunos piensan que una ciudad de esta importancia está falta de actividad musical, sobre todo en lo referido a la música de creación actual…

C.I.: Pues mi percepción no es exactamente esa, aunque evidentemente y por lo que venimos hablando, nunca es suficiente. No somos muchos los que estamos dedicados a la música actual, pero de hecho en Sevilla no hace mucho, hemos coexistido tres ensembles, y en la actualidad dos más un grupo vocal y un trio. Además, desde el Conservatorio Superior se está potenciando también este tipo de repertorio con un ensemble y un coro. Es cierto que puede ser incluso más el esfuerzo profesional que la respuesta que se recibe por parte del público, pero se hace camino andando. En cuanto a nuestro festival, sí es cierto que supone un esfuerzo organizativo y sobre todo, de imaginación, debido a la falta de apoyo financiero, pero se está logrando consolidar con el tiempo, hasta el punto que está despertado el interés de grupos de prestigio, incluso con presencia internacional.

I.T.: Yo no lo creo, hay mucha oferta cultural y musical y muy variada, con varios ciclos de música contemporánea, danza, barroca, sinfónica, ciclos de grandes intérpretes, varios teatros, ópera, jazz, rock, grandes auditorios para eventos musicales… Cuando todo esté lleno de público y no haya entradas de nada, podremos decir que hay una oferta escasa.

S.P.: En las nuevas generaciones parece que cada vez más el intérprete está interesado en crear un contexto de reflexión asociado a su actividad, especialmente en el caso de los ensembles. Vosotros fuisteis pioneros en esto, creando la revista Espacio Sonoro. ¿Cómo observáis este hecho? De algún modo, esto debería ser algo normalizado, como una necesidad del músico de preguntarse por lo que interpreta y cómo lo hace, pero no siempre ha sido así…

C.I.: Es que me parece fundamental un entorno reflexivo alrededor del hecho musical. Interpretar debe ser más que analizar la partitura y ofrecerla en concierto. Entiendo que un músico profesional ha sido preparado de manera académica para ello, además de la formación que decida recibir ya en los años posteriores. La literatura que existía no era, digamos, abundante, y tampoco ayudaba lo suficiente o no de manera específica a entender los porqués de un montón de cuestiones relacionadas con las nuevas interrogantes que se abrían. La composición y la interpretación tienden, por lógica, a ir por delante de la reflexión teórica y el intérprete, en sentido inverso, necesita de un apoyo teórico que redunde en una mejor praxis instrumental. De esa necesidad nació Espacio Sonoro, para convertirse en un foro de reflexión específico y que abordase temas de interés y de actualidad. Son ya cincuenta números, y sabemos de la difusión tan amplia que tiene, siendo citada como fuente de información en tesis doctorales y trabajos fin de máster. Especialmente la sección Entrevistas ha contribuido mucho a conocer a grandes compositores del momento de los que apenas existía información alguna.

I.T.: Realmente en un campo especializado como la música actual, al igual que en otros, ese contexto para reflexionar es importante porque ayuda a crear conocimiento en el campo de tu desarrollo artístico, y eso siempre es bueno.

Ignacio Torner

S.P.: Tenéis una larga trayectoria de estrenos, sobre todo de compositores españoles. Sin duda, la producción de nueva obra es una política imprescindible para cualquier ensemble que trabaje con música actual. Sin embargo, desde hace un tiempo parece que la presencia del estreno resulta un punto a favor para algunas cosas (casi siempre relacionadas con la distribución), y esto conlleva el riesgo de que las obras queden en su primera interpretación, que no lleguen a crecer. ¿Cómo veis este asunto?

C.I.: Ciertamente el tema es así. Se estrenan las obras y en su inmensa mayoría van al cajón. Normalmente el estreno va asociado a un encargo de cualquier tipo, y una vez que cumple su función se olvida. No siempre toda la música es buena, pero también suele ir asociado a temas económicos, de infraestructura, y de los propios problemas de la programación. En Taller Sonoro, si la música merece la pena, y no lo impiden otros motivos, intentamos que las obras se toquen varias veces, incluso en temporadas diferentes. Tal es el caso de algunas, que ya las hemos tocado más de quince veces.

I.T.: En la historia de la música se estrenaron millones de obras que no se volvieron a tocar por muy diversas razones, y solo una pequeña parte pasaron al repertorio normalizado. Esto evidentemente ocurre también ahora. Sólo un porcentaje muy pequeño de obras estrenadas quedarán en el repertorio futuro. De hecho, la búsqueda de esas obras, de lo que se hace en tu tiempo, la curiosidad por el estreno debe estar en el interior de todo músico, especializado o no. Es la base de Taller Sonoro, aunque independientemente cada uno de sus músicos lo piense también por separado.

S.P.: Con LEMAts Taller Sonoro creó en 2009 el único laboratorio de música electroacústica de Andalucía, junto al que funcionó en la Universidad de Málaga, gracias a Rafael Díaz. ¿Cómo está este proyecto? El concepto de laboratorio de electroacústica ha evolucionado con el tiempo, ¿cómo lo ha hecho LEMAts?

C.I.: El LEMAts es junto con la revista, otra de las grandes apuestas que lanzó el grupo en su momento. Como es lógico, y con las dificultades que conlleva un proyecto de ese tipo, se hicieron cosas muy interesantes, apoyando con la difusión de obras y el asesoramiento a las personas que así lo requerían, incluso con el préstamo del propio material del laboratorio. Actualmente y a partir de la crisis, se ha limitado un poco su campo de acción, aunque evidentemente sigue siendo una parte importante dentro del ensemble. Precisamente como apoyo a los jóvenes compositores que se acercan a este campo, tiene una presencia especial en los cursos de composición de la Cátedra Manuel de Falla de Cádiz.

I.T.: La dificultad principal de un laboratorio de electrónica es el espacio físico, que debe ser adecuado y fijo, con lo que es muy difícil emprender proyectos a medio plazo con el LEMAts. El laboratorio funciona como un instrumentista más de la plantilla y como colaboración con compositores que quieran experimentar.

S.P.: La Cátedra Manuel de Falla es otro de los espacios esenciales para Taller Sonoro. ¿Nos podéis adelantar algo sobre la próxima edición?

C.I.: La Cátedra ha sido y es un referente nacional en este tipo de cursos. Es una pena que prácticamente desaparecieran todos los que ofrecían una alta calidad tanto por la participación de ensembles como de compositores de reconocido prestigio. Aquí en Andalucía, esa realidad sigue presente, aunque no como al principio, y es una cuestión que debería recuperarse en su totatidad. Han pasado compositores muy influyentes, y este año contará con la presencia de Bruno Mantovani, un excelente compositor que además es pedagogo y fue director del Conservatorio Superior de París.

I.T.: Va a ser un lujo trabajar con Bruno Mantovani, compositor del que hemos tocado muchas obras en estos veinte años.

S.P.: Finalmente, nos gustaría que nos comentarais algo sobre los proyectos más inmediatos de Taller Sonoro…

C.I.: En esto Ignacio os va a contestar mejor que yo…

I.T.: Queremos afianzar nuestra presencia en Latinoamérica, donde siempre hemos sido muy bien acogidos. Aparte hemos sido beneficiarios de la Beca Siemens para financiar un encargo muy complejo con electrónica a la compositora mexicana Hilda Paredes, otro encargo a Javier Torres Maldonado, queremos ampliar nuestro proyecto de compositor en residencia (este próximo año con Daniela Terranova), y de jóvenes instrumentistas que colaboren con Taller Sonoro (como este año Andrea Capitán, pianista). Próximamente iremos a Guanajuato (México) al festival Callejón del Ruido, Festival de Córdoba, Perpignan, nuevamente al CENART (México), estaremos en la temporada del CNDM, en el Festival de Cádiz con un concierto conmemorativo del veinte aniversario… Muchas cosas, afortunadamente.

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