Se transcribe la entrevista realizada por videoconferencia el 21 de agosto del 2020, a Oliver Rappoport y Oriol Saladrigues (directores del festival Mixtur). Se ha respetado el estilo y tono oral de la entrevista con un lenguaje natural y fluido, en vez de hacer una adaptación a un lenguaje escrito y más literario. Sólo se ha añadido puntualmente algún conector o remodelado la estructura de la frase, allí donde resultaba ambigua. Por no poder “escuchar la entonación musical de la voz”, ya que la “mudez de la escritura no lo permite”.

Joan Gómez Alemany
1 septiembre 2020
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Joan Gómez Alemany: Aquí tenemos a los directores de Mixtur, Oriol Saladrigues y Oliver Rappoport. Yo soy Joan Gómez Alemany, voy a entrevistaros y empezamos por la primera pregunta, no podría ser otra ¿Cómo habéis llevado el retraso del festival de abril a septiembre, a raíz del COVID-19? ¿Ha sido muy difícil, tuvo que cancelarse algún evento o por el contrario fue posible aprovechar este contratiempo para sacar cosas positivas, tener más tiempo para preparar el festival, crear una situación de trabajo más flexible, etc.?

Oriol Saladrigues: Bueno, la verdad es que en toda esta crisis sanitaria en el momento en el que se digamos se declaró, nosotros teníamos todo el festival organizado de alguna manera. Esto fue, el festival se tenía que celebrar al final de la segunda mitad de abril, y bueno, pues justo un mes antes se declaró el estado de alarma, etc. Entonces, la verdad, es que no fue muy positivo digamos, no fue algo que podíamos aprovechar en ningún sentido positivo, porque teníamos ya todo cerrado, los acuerdos evidentemente con los artistas, también con las instituciones... Además este año, cuando digo instituciones quiero decir sedes, porque como sabéis el Mixtur se desarrolla en diferentes espacios de Barcelona, y de hecho este año era el año que teníamos más colaboraciones en distintos espacios. De hecho estábamos muy contentos con esto, en muchos casos colaboraciones por primera vez, teníamos unas 10 actividades en diferentes sedes y desgraciadamente, pues esta vez todo se tuvo que cancelar, y entonces bueno automáticamente nos pusimos a buscar nuevas fechas. Hablamos pues primero con nuestra sede principal que es Fabra y Coats, para estudiar durante otoño qué fechas estaban disponibles y bueno vimos estas fechas del 10 al 20 de septiembre y a partir de ahí empezamos a contactar a las otras sedes y a ver si había posibilidad de reanudar la actividad en septiembre. En muchos casos no ha sido posible, claro, cada sede ha tenido su política, crisis sanitaria, en algunos casos hay salas de concierto que han anulado todo simplemente, porque ya tenían la próxima temporada bastante organizada, por ejemplo. Es entonces, bueno, en este sentido ha sido bastante complicado y después a nivel de los artistas y los profesores y profesoras de los talleres, pues también ha sido bastante complicado, pero bueno, al menos hemos podido mantener la actividad pedagógica y de hecho hemos podido mantener, digamos las líneas generales principales de festivales, es decir, los encargos se van a estrenar, los talleres se van a celebrar (en principio…). Todo esto, estamos en el momento en que la incertidumbre no ha terminado y puede pasar de todo  aún, pero en  un principio hemos podido mantener esto. Habrá instalaciones sonoras, no todas las que estaban programadas en principio, pero bueno, digamos que las líneas principales se han podido mantener. Ha sido mucho trabajo cada día y sigue siéndolo, porque estamos pendientes de lo que se dice, de los comunicados oficiales y también artistas que nos escriben, que a lo mejor vienen de fuera, por ejemplo de Alemania, si en Alemania aconsejan no viajar España… Digamos que la incertidumbre aún es grande, pero nosotros en principio vamos para adelante, con aproximadamente un 70-75% de lo que estaba previsto para abril.

J.G.A.: El aspecto pedagógico es una característica especial del festival Mixtur ¿Podéis explicar por qué apostáis por este aspecto dentro del festival, brevemente qué características tiene y qué recomendaciones podéis decir a los estudiantes o músicos semi-profesionales para que participen?

Oliver Rappoport: Efectivamente todo el apartado pedagógico es uno de los pilares principales del festival y tiene distintas vertientes. Por un lado, talleres para jóvenes compositores, intérpretes, gente que trabaja con improvisación, ya a un paso de profesional o incluso profesionales. Pero también, por otro lado, tenemos otra vertiente más de trabajos con niños, que nos parece importante tanto para la divulgación de la música contemporánea, como la profesionalización, con propuestas de profesores de todo el mundo de gran nivel. De hecho, al final también es un poco un referente a nivel internacional los talleres que estamos realizando. ¿Qué les aconsejamos a los estudiantes? Pues que participen sin lugar a dudas, porque es una experiencia única inolvidable, no sólo a nivel de clases, sino también la vivencia de estar en el festival, compartir con otros participantes, porque realmente se presentan estudiantes de todo el mundo, y cuando digo de todo el mundo, China, EEUU, Canadá, Australia… Es muy interesante, qué trabajan, cómo ven la música otros compositores, otros intérpretes y compartir e intercambiar ideas, más allá incluso de tener las clases, las conferencias y conciertos, que son parte de la programación del festival. El trabajo con niños sí que es algo que cada año va cambiando alguna manera, pero sí que es una parte importante. El trabajo en escuelas, invitar a cursos que vengan a ensayos a partir de un trabajo previo de una obra, entonces luego pueden participar haciendo preguntas o trabajar audiciones en la misma clase. Luego un taller de creación donde pueden presentar una obra en el festival, un taller con un músico que pueden ver interpretaciones en directo o probar (como fue el caso con Ricardo Descalzo), es decir, que constantemente estamos viendo vías de cómo hacer llegar la música a los niños y a la vez, de cómo continuar con esta parte pedagógica para estudiantes o participantes ya profesionales o casi profesionales.

J.G.A.: ¿Qué entendéis por el concepto de programación? ¿Una forma de difundir una obra, crear un programa con ella en relación a otras obras o contextos, una acción política, el programa como una creación artística, etc.? Me imagino que de todo un poco y según las circunstancias. ¿Habéis pensado en algún concepto general o particular en referencia a algún programa del festival en esta edición o del festival en su conjunto?

O.S.: Bueno nosotros más que una temática a la hora de pensar la programación, nos gusta pensar el Mixtur como una ventana, o una ventana en la que se puede observar lo que está pasando, lo que se está haciendo y lo que sí nos interesa es buscar propuestas arriesgadas, propuestas en las que se vea una actitud de búsqueda y de digamos, probar cosas. Esta cosa de probar, equivocarse y esta actitud de riesgo. Desde alguna manera nosotros como festival, asumimos un poco ese riesgo también, nos gusta sentir que asumimos el riesgo del artista, para poder precisamente mostrar cosas que puedan ser interesantes. En este sentido, una de las patas, digamos, importantes de la programación, es una convocatoria internacional que hacemos, ahora bianual, que eso nos permite recibir proyectos realmente de todas las partes del mundo. En la última ocasión recibimos más de 700 proyectos, hay diferentes categorías, para compositores y compositoras, para intérpretes también que quieren venir a tocar, para improvisadores, proyectos multidisciplinares, instalaciones sonoras, música electroacústica, etc. Esto nos permite a nosotros mismos, de hecho, descubrir a artistas a veces muy jóvenes, que hacen cosas que de otra manera habría sido muy muy complicado conocer. Esta es una idea de programación, es decir, abrir la puerta a cualquier artista, de cualquier edad, de cualquier procedencia del mundo, a que muestre su trabajo.

O.R.: Luego hay otra parte, que también es importante, como otro pilar digamos, es también el conocimiento de los referentes de la música del siglo 20 y 21. Por un lado, esta idea de búsqueda, de una ventana, de un altavoz para conocer posibles artistas de cualquier lugar del mundo. Pero por otro lado, es importante también, que se puedan interpretar obras al máximo nivel, ya sea por jóvenes intérpretes o con ensembles consagrados, repertorio de la música del siglo 20, que al final estas dos patas, creo que son muy importantes. Tanto conocer de dónde vienen unas primeras referencias de investigación del siglo 20, y cómo luego se desarrollan en distintas direcciones. Por eso cuando habla también Oriol de esta parte de investigación, exploración, va más allá de un tipo de estética, va más allá de un tipo de presentación. Puede ser una obra electroacústica o puede ser una obra mixta o una obra interdisciplinaria… Al final lo importante para nosotros, como uno de los ejes principales de esta investigación-riesgo, tiene que ver desde el sonido. Es decir, que puede haber propuestas interdisciplinares, donde lo principal sea la danza, por ejemplo, y a nivel musical no nos parece tan interesante y ahí no formaría parte del festival. Es decir, que tiene que haber este equilibrio importante en relación a la música o el sonido.

O.S.: Antes que hablábamos de los talleres, una cosa también importante, es que está todo muy relacionado. Es decir, los estudiantes de composición tienen obras interpretadas en los conciertos del festival, tanto por estudiantes de los talleres instrumentales, como por artistas profesionales. Todos los talleres de hecho terminan con conciertos públicos, que forman parte de la programación. Los talleres pedagógicos están presentes para el público general y no sólo como actividad interna.

O.R.: Luego, por otro lado, es que no tenemos una única manera. Y hay como comentaba dos pilares, pero luego por ejemplo, algo que tenemos desde siempre, también es realizar encargos en la programación. Hay una parte de la programación que va ligada a ofrecer a distintos grupos un encargo propuesto por nosotros, o también la posibilidad de tocar obras de profesores del taller, o también nos interesa también cada vez más intentar equilibrar la presencia de compositoras. Por lo tanto, intentamos dentro de cada concierto que haya presencia de compositoras, o no de cada concierto, pero de la mayoría de conciertos. Digo esto porque puede ser una obra interdisciplinar de 50 minutos, y ya es una obra en sí mismo de un compositor. Digamos que nos interesa también esta posibilidad, esta ventana de darle la posibilidad a compositoras jóvenes, o incluso también consagradas a participar en la composición.

J.G.A.: El festival Mixtur siendo una iniciativa personal de sus directores que ha nacido como un proyecto fuera del marco institucional público o una consolidada entidad privada o empresa, a su vez colabora con instituciones de este tipo. ¿Cómo puede crear un balance y cooperación entre todas ellas, que en muchas casos tienen intereses opuestos y contradictorios? ¿Los directores del festival tienen toda la libertad a la hora de elegir sus propuestas y la forma en que se llevan a cabo, o han de estar sujetos a ciertas reglas, por ejemplo intereses políticos de las instituciones públicas, de mercado y rentabilidad, etc.? ¿El festival es capaz de mantener un equilibrio entre diversos intereses y poder dar cabida a muchas opciones aunque sean contradictorias?

O.R.: Todo tiene una parte positiva y una parte negativa. Digamos que la negativa, es que hay una inestabilidad e incertidumbre importante. Si bien con el tiempo, la proyección que podemos hacer del festival gracias a la continuidad, también nos da ciertas certezas a nivel de subvenciones, por decir algo. Esa es una parte inestable que es diferente, por ejemplo del director artístico del Auditorio o del Palau, que realmente pueden centrarse única y exclusivamente en la parte artística. Nosotros realmente somos directores, coordinadores, tenemos variadas funciones… Pero la parte bonita, es que no tenemos ningún compromiso, ninguna obligación artística hacia nadie y por lo tanto, cada decisión que tomamos, es por una convicción nuestra y un riesgo que queremos tomar y asumimos al 100% de los posibles errores o digamos riesgos.

O.S.: Es cierto que en algunos casos las subvenciones tienen ciertas condiciones, por ejemplo para la subvención del INAEM, interesa que haya gente de diferentes comunidades autónomas de España. A la subvención del ICEC le interesa dar una cierta participación de artistas residentes en Cataluña, no es necesario que sean catalanes. Pero realmente esa ya sería un poco nuestra política, es decir, nosotros ya lo que buscamos es que haya una representación importante local y en general española, en convivencia con artistas internacionales. Es decir que no hemos tenido que hacer ningún especial esfuerzo para adaptarnos a estas condiciones.

O.R.: Un pequeño inciso en relación a eso y un poco ligado a la pregunta anterior, simplemente comentar que dentro de la programación, intentamos siempre que haya alguna mínima representación local o española también. Eso lo hacemos con conciencia, sin ninguna obligación y sin que sea al 100%, pero intentar que haya siempre un estreno, o una obra ya hecha por un compositor joven o ya reconocido.

O.S.: Tanto a nivel de intérprete, es decir, los grupos y solistas que vienen a tocar, como a nivel de compositoras y compositores, y también profesores y profesoras de los talleres. Después los estudiantes de manera espontánea, pues hay mucha gente local, pero también hay mucha gente (como decía Oliver antes) que viene de fuera. Y ahora desde hace algunos años, no muchos, pero en las subvenciones se incluye una petición, digamos, de cuál es la política respecto al género. Nosotros ya lo veníamos haciendo un poco (también lo comentaba Oliver), este trabajo para incentivar la presencia femenina. Que en el mundo de la composición sobre todo, es a veces más difícil de encontrar.

O.R.: Realmente la libertad esta que comentábamos, también va de que no nos pueden imponer, digamos, un compositor o un concierto, porque no lo aceptaríamos realmente. Asumimos el riesgo por eso de la programación, nos hacemos cargo de lo que programamos, e intentamos a nivel estético ser bastante amplios. De hecho, hay obras que igual a mí me podrían gustar más y otras menos, pero creyendo que dentro de esa estética es importante presentarlo y por eso lo hacemos. En ningún caso, por un compromiso.

J.G.A.: Mixtur es un festival polifacético donde no sólo contempla la ordinaria composición contemporánea de partitura, sino otras propuestas que no están tan institucionalizadas y son transversales, como la improvisación libre, proyectos multidisciplinares y relacionados con otras artes, electroacústica, videocreación, etc. ¿Podéis hablar un poco de este enfoque polifacético y opinar sobre la diferencia de vuestro planteamiento a la de aquellos festivales que parecen aún estar estancados en el siglo XIX, al pensar que la música es sólo lo que pasa por una partitura convencional interpretada por un músico?

O.S.: A nosotros eso nos ha salido un poco de manera un poco natural y también por propios intereses. La música antes de ser escrita, ya era música, y todos sabemos la influencia de las técnicas del jazz en las técnicas contemporáneas de escritura. Entonces nos gusta realmente buscar la expresión de todas las artes a un mismo nivel y de todas las medidas de hacer música a un mismo nivel.

O.R.: De hecho ambos somos compositores y de alguna manera también es un reflejo de nuestros amplios intereses artísticos, de poder presentar obras en distintos formatos, como decíamos antes dentro de la programación. La historia es importante en obras escritas del siglo 20, pero también en obras de improvisación o de interacción con otras disciplinas. Con el máximo respeto a que otro festival pueda mirarlo desde una perspectiva más convencional o clásica, pero realmente para nosotros no significa un esfuerzo pensarlo así. Sino que creemos que es como debe ser,  es una convicción y una naturalidad, bueno, por lo que somos y lo que creemos que hay que hacer.

O.S.: De hecho no es sólo el tema de la música escrita o no escrita o la improvisación o lo que sea, también es el tema de no necesariamente haber tenido un recorrido en particular. No es necesario tener el título superior de composición, digamos. Hay recorridos muy diferentes, maneras muy diferentes de aproximarse a la música y los resultados pueden ser interesantes sea cual sea el recorrido, es más, volvemos un poco al tema de la actitud personal del artista, la constancia, la seriedad y el espíritu.

J.G.A.: Con ya 46 encargos realizados por el festival, este año 2020 entre los nacionales a Inés Badalo, Voro García, Itziar Viloria y el encargo internacional a Aaron Cassidy ¿Entendéis que Mixtur también es un festival que al crear nuevas obras puede construir nuevas formas y maneras de apostar por la creación actual, que al final es la que genera realmente la Historia de la Música? ¿Qué criterio(s) seguís cuando encargáis una obra, una nueva colaboración entre ensemble y compositor, difundir la obra de un compositor emergente, apostar por un compositor consagrado, dar la oportunidad a la ciudad de Barcelona y su público de disfrutar de las tendencias más contemporáneas que se llevan a cabo en este momento, etc.?

O.R.: Tenemos dos vías de encargos, una como comentaba Oriol anteriormente, es a partir de una convocatoria internacional. Lo cual nos permite justamente conocer compositores de todo el mundo y realmente vienen propuestas muy interesantes de todo el mundo. Esa es una vía y otra, que nos interesa cuidar justamente y hacer divulgación de compositores locales y a nivel de España, por lo tanto, siempre también hacemos dos o tres encargos nacionales. Y dentro de los encargos nacionales, también, lo que intentamos es que haya un encargo a una compositora. En algunas ocasiones son compositores jóvenes, en alguna ocasión más reconocidos, y vamos discutiendo los dos, cada año, a quien vamos haciendo un encargo y eso así va.

O.S.: Sí, bueno, este año de hecho, son dos compositoras y un compositor los encargos nacionales y también hay que añadir, que a veces son profesores del taller que reciben el encargo y gente de diferentes generaciones. Pensamos que es una de las cosas importantes realmente que se debe de hacer, porque no es el caso en otros países. Aunque sea un discurso que a veces es un poco repetitivo, pero en España, hay tal vez un poco menos de circuito de encargos, y pensamos que es importante alimentarlo. Porque es la fuente de nueva música, una de las fuentes y poder garantizar un estreno en condiciones, con músicos de nivel.

O.R.: En relación a esto último, creo que es importante el hecho de dar la posibilidad, por ejemplo a compositores locales-nacionales, que puedan escuchar su música con ensembles internacionales reconocidos. Por ejemplo, hicimos el año pasado un encargo a Nuria Giménez Comas, que lo tocó Aleph Gitarrenquartett y la obra ahora ha sido grabada en el ZKM y luego ha sido interpretada también, por el mismo grupo en Alemania. Es decir, que para nosotros realmente nos da mucha alegría saber que una obra que hemos hecho el encargo luego la trayectoria sigue con vida, y el mismo grupo la interpreta en otro sitio u otro grupo se interesa o la graba en un CD. En este caso, para este año, por ejemplo Itziar Viloria el encargo es para Garage Ensemble. Es un ensemble de Colonia, Itziar Viloria es una compositora joven, posiblemente muy pocas veces ha tenido la posibilidad de tener contacto directo con un ensemble internacional de gran nivel, por lo tanto es una primera oportunidad muy importante. Esta idea de poner en contacto compositores con intérpretes de primer nivel, es algo que es muy bonito y saber que luego se interpreta más veces, es algo que nos da mucha ilusión. De hecho en muchas ocasiones intentamos cerrar con antelación esta posibilidad, de que haya una colaboración y que se vuelva a tocar la obra en otro sitio.

J.G.A.: ¡Muchas gracias a los dos por la entrevista!

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