Josep Lluís Galiana es un saxofonista, improvisador, escritor y editor valenciano que ha centrado su carrera en la investigación en ámbitos como la improvisación, el free jazz y la electroacústica. Le entrevistamos con motivo del quinto aniversario de su proyecto que aúna la editorial EdictÓralia y el sello discográfico Liquen Records, ambos centrados en la música contemporánea, la improvisación, el arte sonoro, la poesía, así como otras temáticas que él define como fronterizas.
Sul Ponticello: La editorial y el sello que diriges dan cabida a propuestas muy interesantes que tienen que ver con la estética musical, la música contemporánea y la improvisación, entre otros ámbitos. ¿Cómo surge la idea de comenzar estos proyectos?
Josep Lluís Galiana: Tanto EdictOràlia como Liquen Records surgen de la necesidad de publicar mis propios trabajos literarios y musicales. Siempre he estado estrechamente relacionado con el mundo de la comunicación y del periodismo. Trabajé como periodista y gestor cultural durante más de veinte años en una empresa editorial valenciana. Tras esa larga y fructífera etapa, que finalizó hace más de ocho años, busqué una cierta autonomía e independencia para poder publicar mis escritos musicales, ensayos, poemarios y también editar mi música cuando me apeteciera. En los últimos cinco años, desde que fundé los sellos, he podido publicar cinco libros (y muy pronto verá la luz un sexto) y alrededor de una docena de discos tanto en solitario como en compañía de otros improvisadores y compositores. Por otra parte, es algo habitual en el ámbito de la libre improvisación y de la música experimental, el que sus protagonistas se gestionen sus propias ediciones, sus discos, sus festivales o ciclos de conciertos. Pienso que forma parte de la filosofía de esta forma de hacer y vivir. La clave se encuentra precisamente en la autogestión y en la no dependencia de terceros para poder seguir creando, componiendo, improvisando y compartiendo tus obras, tus músicas y tus escritos, en mi caso.
S.P.: Intuimos un vínculo editorial con la ciudad donde vives. ¿Es así? ¿Crees que todavía existe la falta de espacios que apoyen este tipo de creación musical en Valencia?
J.L.G.: Por supuesto que hay un estrecho vínculo con mi ciudad. En el País Valenciano no hay editoriales que publiquen este tipo de textos. La mayoría de estos trabajos son investigaciones musicológicas, ensayos sobre estética o filosofía de la música o escritos musicales de toda índole. Tampoco desde las diferentes administraciones públicas muestran demasiado interés por la literatura y el pensamiento musicales. Pasa igual con la producción discográfica. Liquen Records se ha convertido en apenas cinco años en el único sello valenciano que edita improvisación libre y música experimental. Pienso que los gestores musicales están más preocupados por los públicos, por llenar sus auditorios, que por la nueva creación musical y las nuevas propuestas artísticas. Es el concepto burgués de una cultura del entretenimiento y del espectáculo. No importa tanto el contenido como el éxito de llenar aforos y complacer a públicos que disfrutan aplaudiéndose a sí mismos por reconocerse y saberse cultos en los repertorios históricos representados temporada tras temporada hasta el infinito y más allá.
S.P.: Hay quien ha definido la música a la que da cabida Liquen Records como “música de combate”. El componente disruptivo del free jazz, la improvisación libre y la música experimental es innegable, ¿cómo acoge el mundo de la música académica este tipo de propuestas?
J.L.G.: No hay duda de que la música que edita Liquen Records juega en los límites de la experimentación, exploración e interdisciplinaridad. Se trata de propuestas fronterizas y alejadas de la academia, músicas que se dan en las trincheras y en ámbitos alternativos, en los ya clásicos escenarios de la contracultura, siempre insegura para las mentes más conservadoras. La pandemia, con sus restricciones y prohibiciones, ha afectado muchísimo a la escena de la libre improvisación y de la música experimental. Hace más de un año que no hay programaciones, ni conciertos. Es una escena de por sí subterránea que ha desaparecido completamente. En el último año, la única cultura musical que ha continuado programándose ha sido la institucional: los grandes auditorios y los palacios de ópera, con sus orquestas sinfónicas, y los ciclos de música de cámara y solistas, con sus clásicos y archiconocidos repertorios, lo que ha venido a confirmar que nuestras músicas no interesan en absoluto a los gestores públicos y que cuando vienen mal dadas en la cuestión presupuestaria, las músicas de aquí y ahora son las primeras en caerse de los carteles.
S.P.: En EdictOràlia dais cabida a escritos de todo tipo, desde la poesía hasta el ensayo pasando por el teatro, ¿cómo decidís qué propuestas os interesan para formar parte de la editorial?
J.L.G.: EdictOràlia apoya proyectos cercanos. Se aplica el criterio de proximidad, el famoso kilómetro 0 tan de moda en esta última época de transición ecológica. Los autores que viven en Madrid o en Barcelona, por poner un ejemplo, cuentan con numerosas y potentes editoriales para editar sus textos. De ahí que EdictOràlia viva pegada al terreno y trabaje fundamentalmente con autores valencianos o de nuestro entorno geográfico, aunque no exclusivamente, la prueba está en los libros de los musicólogos Isaac Diego García o Enrique Téllez, publicados recientemente. También esa proximidad hace referencia a la cercanía de los autores con el editor, conmigo, que al final soy quien toma la última decisión. Por otra parte, también me interesa mucho la poesía y el teatro. El hecho de que también publique mis poemarios, ha hecho que la editorial iniciara sendas colecciones dedicadas a estos géneros. También aquí aplico el criterio de cercanía y proximidad, así como el de la lengua. La poesía valenciana me interesa muchísimo. Desde mi juventud, he sido gran lector de poesía en catalán. Otros criterios que aplicamos es apoyar a los jóvenes autores u operas primas, descubrir nuevos valores, proyectos singulares o infrecuentes, convertir en libro magníficos trabajos y estudios que quedarían subidos y olvidados en repositorios universitarios, etc.
S.P.: Tanto en la editorial EdictOràlia como el sello Liquen Records se da bastante relevancia al campo de la improvisación libre ¿Hay un planteamiento de identidad editorial en este hecho?
J.L.G.: Como fundador y director de EdictOràlia y de Liquen Records es obvio que la improvisación libre sea una seña de identidad, una marca de la casa. Llevo más de treinta años dedicado a la improvisación libre, a la música experimental, la creación electroacústica y el jazz contemporáneo y como no podría ser de otra manera, Liquen Records se ha especializado en esos procesos creativos contemporáneos. En esta cuestión mantengo una cierta firmeza, porque solo quiero producir y editar aquellas músicas que más me interesan, a artistas que conozco, sigo de cerca y admiro.
S.P.: ¿Crees que la improvisación libre podría ser una herramienta poderosa a la hora de explotar el potencial interpretativo de músicos que están en otras esferas, la clásica, por ejemplo? ¿Cómo podría influir si estuviera presente siempre en el contexto formativo reglado?
J.L.G.: No solo lo creo, sino que soy un firme defensor de ese planteamiento. La improvisación libre es una fuente inagotable de inteligencia emocional y es posible y necesario enumerar las habilidades, capacidades y actitudes que es capaz de desarrollar. Esta forma de hacer y escuchar música contribuye decisivamente al desarrollo de la capacidad fundamental de aprender a aprender. La improvisación libre aumenta y fortalece la confianza, la curiosidad, la intencionalidad, el autocontrol y la empatía, la relación con los demás improvisadores y con el público, la capacidad de expresar sentimientos, pensamientos y estados de ánimo, la cooperación y la plena autonomía. Los improvisadores libres apelan al valor del juego, a la vida libre y lúdicamente construida; reivindican lo colectivo, el arte del diálogo, la interacción, la participación, la escucha atenta y el respeto al otro, y desarrollan sus capacidades heurísticas (toma de decisiones, estrategias y posicionamientos). La libre improvisación tiene la capacidad de poner en estado de “flujo” a todos aquellos que la practican, un estado caracterizado por un alto nivel de concentración y espontaneidad, de abandono u olvido de uno mismo, en el que lo único importante es el instante, el proceso creativo y no lo que queda hecho. Es un gran acto de generosidad en sí mismo.
La improvisación forma parte del diseño curricular en los estudios musicales de muchos países europeos y norteamericanos. También en algún centro en el Estado español como la Escola Superior de Música de Catalunya desde hace veinte años, pero no se concibe que un músico no sea capaz de improvisar en cualquier género, estilo o contexto musical. Es difícil de entender porque aquí la improvisación libre no está en todos los centros de enseñanza musical como disciplina indispensable y como especialidad necesaria.
S.P.: Algunos de los proyectos acogidos por Liquen Records giran en torno a la obra del compositor Adolf Murillo, como Traçsonology, un disco vertebrado en torno a una partitura gráfica de Adolf Murillo que se publicó en 2020 y que ha sido catalogado como el mejor disco de música clásica de este año. ¿Cómo habéis recibido esta cálida acogida de la crítica?
J.L.G.: Adolf Murillo es un músico y pedagogo muy activo en la escena nacional e internacional, que opera en un ámbito académico universitario, lamentablemente refractario a las innovaciones educativas. Desde hace unos años, venimos colaborando en diversos proyectos y uno de nuestros últimos trabajos ha sido este disco, TRAÇSONOLOGY, la composición y/o improvisación de nueve piezas a partir de una partitura gráfica propuesta por Murillo. Todo empezó como un juego, como casi siempre, en el que Murillo me paso una de sus sugerentes partituras gráficas para que elaborase una improvisación o una composición, la pasó a otros colegas y amigos y cuando tenía tres o cuatro me las envío y rápidamente pensé que era un material excelente para presentarlo todo junto en un disco. En este disco han participado artistas de diversos ámbitos, lo que le ha dado una gran riqueza sonora y estética. Juntar a los compositores profesores de la Universidad de Helsinki Josué Moreno y Alejandro Olarte, con sendas composiciones electroacústicas, al reconocido performer y poeta sonoro Bartolomé Ferrando y al multifacético artista Avelino Saavedra, a la joven artista multidisciplinar La Cris, a los músicos improvisadores de la actual escena madrileña Rosa Soler, Josu Izco, Jorge Cabadas, Chema Pastor, Luis Escribano, al propio Adolf Murillo junto a la pianista y profesora de la Universidad de Cantabria María Elena Riaño y a un servidor ha sido un gran acierto. Lo del premio nos ha sorprendido gratamente. Que la crítica catalana situará nuestro disco entre los diez mejores de música clásica del año ha sido un reconocimiento inesperado, pero que abre una ventana de esperanza para la música experimental, la electroacústica y la libre improvisación.
S.P.: En relación a Traçsonology te hemos oído decir que es necesario para la creación musical “aprovechar los errores como nuevos caminos”, lo cual es una de las principales premisas de la improvisación libre. Háblanos un poco de cómo funciona este proceso creativo en tus proyectos.
J.L.G.: En la improvisación libre el objeto artístico se ha evaporado y la subjetividad del artista ha desaparecido. Ya no importan los fines, sino el disfrute de la propia actividad creativa. Y en ese ir haciendo música y jugando con el sonido, la solución de posibles “problemas” y la negociación de situaciones entre los improvisadores se resuelven y se pactan en el ínterin de ese deambular. Este carácter heurístico, que define la improvisación libre, se enfrenta a la composición escrita y su interpretación, en las que media una partitura, un texto que estudiar y analizar y unos ensayos. Por el contrario, en la improvisación todo se decide, todo se resuelve, todo ocurre, durante el mismo proceso creativo en el que no existe el error. No ha lugar a la reflexión excesiva. Pensar en llegar tarde a lo que está aconteciendo en el seno de un colectivo de improvisadores e interrumpe el estado de flujo e incluso, como asegura Goleman, el mismo pensamiento de que “lo estoy haciendo muy bien”, puede llegar a ponerle fin.
En la improvisación libre no hay error porque la desorientación y el movimiento forman parte de la deriva continua que activa su práctica. La improvisación libre crea espacios de juego, de aventura y exploración, donde ese deambular desorientado entre objetos sonoros propicia la construcción de situaciones siempre diferentes, en las que no hay prisas ni límites de tiempo o espacio, ni miedos. Tampoco hay mapas, ni caminos definidos, solo líneas de fuga, ventanas que se abren en cada nueva situación generada, en cada cambio, en cada contraste o variación que surge, siempre imprevisible.
S.P.: El último lanzamiento de Liquen Records es precisamente un disco tuyo de saxofón soprano solo, ¿podrías introducirnos en esta escucha?
J.L.G.: Es un trabajo muy especial y que deseaba muchísimo poder llegar a publicar, sobre todo, después de la buena acogida de mi anterior trabajo en solitario, Tenor Saxophone Solos, el cual obtuvo muy buenas críticas, situándolo como el quinto mejor disco de jazz de 2019 por la crítica catalana (ya ves, de la clásica al jazz, en ese sentido, se constata el carácter fronterizo de mi trabajo y de su difícil catalogación, aunque nunca me ha preocupado).
En Soprano Saxophone Solos prevalece la idea de fragmentación, siempre presente en mis procesos creativos, en mi forma de percibir y pensar lo cotidiano desde hace muchos años. Solo entiendo la improvisación desde la ausencia de intención en todo lo que intento hacer con los sonidos, dejando que la intuición coja las riendas de ese deambular sin rumbo, sin directrices, sin errores. Fue Walter Benjamin quien sustituyó la intención —que muere por la verdad— por el fragmento —aprovechado por la realidad—. En cualesquiera de los casos, estamos hablando de la intuición, siempre la intuición, el auténtico motor de la acción artística. Soprano Saxophone Solos es una especie de descarga sonora, un sacar cuentas conmigo mismo y con el instrumento. Compañero inseparable desde hace tres décadas, el soprano es un instrumento de inalcanzables posibilidades tímbricas y con una impresionante gama de colores y texturas. Sus resortes sonoros son inagotables y en estas diecisiete improvisaciones busco sin límites nuevos espacios tímbricos, profundizar en sonoridades y descubrir paisajes sonoros inéditos. Es un divertimento apasionante aventurarse, arriesgarse y disfrutar de la oscuridad y de la frescura que brinda el tubo del soprano y poder extraer de él nuevos minerales sonoros. Me gusta seguir de cerca y explorar cómo evolucionan los objetos sonoros que salen a mi encuentro, siempre de una manera imprevisible, azarosa, hacia las texturas, formas y estructuras más diversas.
S.P.: Para finalizar, ¿qué propuestas podremos leer y escuchar en ambos proyectos editoriales en un futuro cercano?
J.L.G.: Como ya he avanzado al principio de la entrevista, mi próximo poemario se encuentra en la imprenta y verá la luz durante el mes de mayo. Haikus d’estiu recoge 251 haikus escritos durante el confinamiento de la primavera de 2020. Siempre me ha gustado esta composición lírica por su economía de medios, su rigidez formal y sus limitaciones. En mis improvisaciones, también juego muchas veces con muy pocos materiales, elementos u objetos sonoros para poder deslizarme entre los silencios y practicar una especie de introspección y viajar hacia lo mínimo, lo pequeño, lo esencial o lo accesorio. Podría decirse que es todo muy zen o feng shui. Durante el estricto confinamiento al que nos vimos sometidos hace ahora un año, por las tardes me sentaba junto a la ventana de mi escritorio y comencé a rememorar mis años de infancia y adolescencia en mi pueblo materno, donde actualmente vivo y tengo mi estudio. En Pedralba (València) pasé los largos y calurosos veranos de las décadas de 1960 y 1970. Así, pues, se trata de un poemario muy íntimo e intimista, pero también muy contextualizado en la actual realidad que nos ha tocado vivir. El poemario viene precedido por un magnífico prólogo de mi admirado poeta y estimado amigo Pere Bessó y por una portada, siempre sorprendente, de mi compañero de batallas sonoras y artísticas desde hace diez años Avelino Saavedra.
Por otra parte, en mayo me encerraré en un estudio con el gran pianista, improvisador y poeta Josu de Solaun para grabar un disco, que verá la luz después del verano. También tengo otro proyecto discográfico junto al percusionista Jesús Gallardo para este verano. Bueno, tengo más proyectos para este año como la preparación de un nuevo libro de escritos musicales para el próximo invierno y nuevas grabaciones junto a grandes amigos y mejores improvisadores para el 2022. No quiero adelantar más proyectos, aunque lo que más me gustaría en este momento es regresar a los escenarios con la normalidad y asiduidad acostumbradas. Creo que echamos de menos juntarnos a improvisar y a compartir nuestros sonidos y nuestras emociones.
Muchas gracias, Elvira, por esta oportunidad. No es fácil acceder a los medios de comunicación y expresar nuestras ideas y explicar nuestros proyectos.
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