Reseña del concierto realizado por Arxis Ensemble y dirigido por Nacho de Paz en el Festival Ensems.

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Joan Gómez Alemany
1 noviembre 2023
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Contra Vent i Fusta

Arxis Ensemble y el director Nacho de Paz

En este Festival Ensems 2023 el que ha sido uno de sus conciertos más interesantes y exigentes, fue protagonizado en el Palau de les Arts de València por Arxis Ensemble[1]. Joven agrupación fundada el 2022 que tiene como directores artísticos al compositor Hugo Gómez-Chao y el percusionista del ensemble Noè Rodrigo. Este polivalente grupo con una formación de músicos variables, está afincado en Galicia donde destaca su colaboración con el Festival RESIS de Música Contemporánea de A Coruña[2]. El 15 de abril[3] presentaron en el festival anterior el mismo concierto que en el Festival Ensems, ahora el 16 septiembre[4]. Un programa que como ya se indicaba es muy exigente por la dificultad, calidad y originalidad de sus piezas. Las obras que interpretó Arxis Ensemble dirigidas por el reconocido Nacho de Paz, fueron las siguientes:

  • Still (1998), Beat Furrer (1954) - 13’
  • Gran Hotel Abismo (2021), Claudia Cañamero (1995) - 12’
  • La lumière du noir (2012), Alberto Posadas (1967) - 17’
  • Libro delle immagini V -im Weiten, Leichten, Kalten- (2023), Hugo Gómez-Chao (1995) - 14’ (obra realizada durante la estancia en la Real Academia de España en Roma)

El concierto implicó a 18 músicos contando con el director, lo que ya nos puede dar una pista de la amplitud de la formación. No es un ensemble ordinario sino más bien una orquesta de cámara. También la duración de las obras bordean todas el cuarto de hora, que aunque no es una duración muy larga, no es la ordinaria en las piezas para ensemble (habitualmente entre 7 y 10 minutos). Pero la apuesta más relevante y llamativa es que todas las obras son de una gran dificultad, alcanzando tempos muy rápidos y requiriendo de una técnica muy avanzada para todos los músicos. Nacho de Paz dirigió cada una de las obras con gran destreza y precisión de gesto, todos calculados para que la música pueda en su gran complejidad mostrarse al público en toda su belleza y "espontaneidad". Fácil de entender fue el caluroso y emocionante aplauso que emitió el numeroso público al final de cada una de las obras, y sobre todo, en la conclusión del concierto; reconociendo así el gran esfuerzo y valor de un Arxis Ensemble formado por músicos jóvenes (sin duda con un futuro muy prometedor) y que han estudiado no solo en España sino también en Austria, Alemania, Suiza, etc.

El concierto empezó con una pieza de finales del siglo XX de Beat Furrer, uno de los compositores actuales más consagrados que aunque suizo nacimiento, está afincado en Austria desde hace tiempo. Muy conocido por sus varias óperas, es uno de los creadores más interesantes en este difícil género (no siempre amante de la música contemporánea por su larga tradición y sus teatros e instituciones conservadoras). En la música de Furrer es posible escuchar un interesante equilibrio entre la innovación tímbrica y formal de carácter vanguardista, como a su vez escuchar una música con motivos melódicos y rítmicos que la conectan con la tradición. La obra Still es una buena muestra de ello. Arxis Ensemble tiene una estrecha conexión con este compositor, hasta tal punto que ha sido dirigido por el mismo Beat Furrer, estrenando en España su obra Akusmata. Además en este concierto se contó con la colaboración del ensemble vocal austríaco Cantando Admont. Una formación también muy conectada a Furrer, quien la ha dirigido varias veces.

Analizando brevemente cada una de las composiciones del concierto, Still empieza con una gran ráfaga de sonidos rápidos, casi al estilo de una contemporánea fanfarria. En un lenguaje muy del estilo personal de Furrer, la textura podríamos decir que se construye de manera genética, ya que los motivos musicales funcionan como pequeñas y simples fórmulas atómicas, pero que conectadas entre sí (como complejas moléculas) crean un denso y enrevesado tejido, de gran belleza y plasticidad. Además, esto es potenciado porque Furrer subvierte muchas veces el timbre original de los instrumentos. En Still podemos escuchar ya al inicio la trompeta con sordina, pizzicatos muy secos y fuertes (casi como un instrumento de percusión), harmónicos del piano, y un largo etc. Toda esta paleta sonora es además proyectada a gran velocidad y con gestos rápidos, configurados como crescendos exponenciales. Esto hace avanzar constantemente la música, pero su continua repetición en ostinato, a su vez dialécticamente frena este movimiento. Las repeticiones se deben a la construcción de fórmulas celulares que giran en sí mismas, dando al conjunto un carácter muy geométrico y espacial. Así son perceptibles para el oído las líneas y puntos que pueden definir y estructurar estas masas de sonidos que tan bien construye Furrer, siendo éstas una de las características más reconocibles de su estilo compositivo.

A la parte rápida, posteriormente en Still le sucede una lenta casi de golpe. Esta manera de "cortar" la música, sin transiciones graduales, generando bloques en vez de "sfumatos", también es una característica recurrente en la música de Beat. La primera sección es rápida, con muchas escalas y motivos graduales que a veces son contrapuestos y entrelazados al estilo de un hoquetus. Por contra, la segunda sección es lenta, muy desnuda y en vez de construir un gran bloque que mezcla timbres fusionándolos entre sí (al estilo de un meta-instrumento), ahora se busca un refinamiento sonoro muy cercano a la música solista o de cámara. Tenemos así dos aproximaciones musicales opuestas, que Furrer de manera original hace chocar entre sí. Mientras la música rápida suena como un torbellino nervioso, la parte lenta remite a una especie de nocturno contemporáneo, donde aparecen efectos muy delicados como tocar la marimba con las manos (en vez de con las baquetas). Otros sonidos que crean esta atmósfera podrían ser los constantes harmónicos largos y agudos de las cuerdas, como la sección de viento realizando sonidos de aire. Todo ello puede remitir al título de la obra Still, que en alemán significa silencioso o tranquilo. De manera muy general se ha descrito esta pieza que se va desarrollando contraponiendo bloques entre sí. Unos silenciosos y efímeros, otros en movimiento y tensos como el deseo o el anhelo, retomando el título de una famosa ópera de Furrer, Begehren.

Contra Vent i Fusta

La segunda obra del concierto fue compuesta por la compositora valenciana Claudia Cañamero, ahora mismo estudiando en Graz (Austria). Con título de Gran Hotel Abismo, es un encargo del Institut Valencià de Cultura (IVC). Muy diferente a la pieza de Furrer, Gran Hotel Abismo nos adentra en una música que tiene con la distorsión y el sonido algo saturado un claro eje compositivo. Para una formación más bien camerística y no orquestal (como la composición anterior), Cañamero nos hace escuchar una obra a la vez irónica, violenta y que parece hacernos reflexionar sobre el lenguaje y sus sonidos. Ese abismo que indica en el título, parece ser un poco el carácter predominante en la obra. Tal vez por ello la pieza se inicia con el instrumento más grave de la formación, un contrabajo. Pero para sorpresa del oyente, y ahí reside uno de sus gestos irónicos, el contrabajo emite sus sonidos en el registro muy agudo. En un estilo parlato, sus gestos son parecidos a palabras breves y concisas. A ellas y como en un diálogo le responde la percusión. Estos motivos junto a breves silencios que articulan la música, crean una especie de conversación entre instrumentos que bien son potenciados en su lado más solístico, mostrándose cada uno en su unidad, no como meros acompañantes o formaciones de conjunto. A estos dos instrumentos se le van añadiendo otros, como el fagot, que como en el contrabajo, aún en su condición de instrumento grave por antonomasia, empieza en su registro agudo, muy nasal y humorístico. A los anteriores instrumentos se le suman un clarinete, trombón, violonchelo y piano. Resultando una formación de 7 timbres muy particulares y que dialogan entre sí.

Como una actualización del estilo antifonal, la textura se construye por medio de preguntas y respuestas de motivos breves seguidos de pausas. Ello resalta el tema que ya comentábamos sobre la reflexión en torna al lenguaje, la palabra y el diálogo. Sobre esto escribía Schopenhauer: «La música es el verdadero lenguaje universal que en todas partes se entiende y expresa, con la mayor precisión y verdad, la esencia íntima del mundo». Algo de esta idea, obviamente actualizada, podría expresar la pieza de Claudia. Los motivos concisos y pequeños emitidos por los diversos instrumentos, al estar limitados en un estrecho registro e incluso construirse con glissandos, remiten a un lenguaje vocálico. Si esto se refiere al nivel micro-formal, en el macro-formal, las sonoras palabras se articulan en discursos. Por ello las partes de la pieza parecen funcionar como momentos de una conversión temática o islas sonoras, estructurando la música de manera clara y bien separada.

Ya avanzada la pieza, sorprende que el fagot tome un megáfono y empiece a emitir un sonido distorsionado. Este gesto, otra vez nos remite al campo del lenguaje, pero Cañamero en ningún momento lo hace explícito, dado que los intérpretes que toman el altavoz nunca lo hacen para pronunciar palabra alguna, simplemente emiten sonidos de aire, fonemas y distorsiones. Esto también resalta el lado irónico de la pieza, ya que la buena ironía siempre es ambigua, difusa, diciendo algo con intención de significar otra cosa e incluso la contraria. En otro momento de la obra los músicos como un mimo se frotan las manos en los brazos, casi queriendo expresar algo pero su mudez no parece permitírselo. Otra vez el tema del lenguaje parece apuntar hacia la consciencia del oyente/espectador. Todo esto junto a otra característica relevante en esta composición, como es la sonoridad distorsionada (ya sea por el altavoz, los fuertes pedales del trombón y otras técnicas contemporáneas), hacen de esta pieza un interesante ejemplo de la música más actual realizada por la joven generación de compositoras emergentes.

Contra Vent i Fusta

La tercera obra del concierto La lumière du noir de Alberto Posadas, nos recuerda algo a la pieza primera interpretada por Arxis Ensemble. Posadas es uno de los compositores más destacados no solo a nivel español, sino también a nivel internacional. Al igual que Beat Furrer, su música es también muy personal y aunque de manera diferente, está estrechamente conectada con lo geométrico y textural. También su música tiene gran presencia en Austria. Ya sea por su docencia en el festival impuls, como por la interpretación de varias obras suyas por el reconocido ensemble Klangforum Wien (tanto el festival como el ensemble  fueron fundados por Furrer). A su vez Nacho de Paz (director de este concierto) dirige el Klangforum en un destacado CD monográfico de Posadas, llamado Poetics of the Gaze. Con parecido título, Poética del Espacio es un gran ciclo de 90 minutos que fue estrenado por el Klangforum en el festival de Donaueschinger Musiktage del 2019. No hay que olvidar que varios músicos del Arxis Ensemble se han formado en Graz, donde el Klangforum da clases y también Beat Furrer (hasta su reciente jubilación). De ahí las conexiones entre todos estos protagonistas.

La lumière du noir de Posadas (que puede escucharse en el disco Poetics of the Gaze, junto a otras obras como Anamorfosis, Tratado de lo inasible y 3 Pinturas imaginarias), enseguida nos remite al gran interés que tiene el compositor por los aspectos interdisciplinares. Las continuas referencias a las artes visuales o a la arquitectura relacionadas con la materia sonora, son como rápidamente se puede ver al leer los títulos anteriores, una constante en la música de Posadas. Es por ello que al escuchar su música el oyente enseguida se transporta a ese mundo plástico que el compositor nos quiere transmitir. Un dato muy relevante, ha sido mérito de Arxis Ensemble estrenar La lumière du noir en España, justamente una obra encargada por el Klangforum. Vemos otra vez algunas de las raíces y procedencias de Arxis Ensemble.

En la nota de programa de La lumière du noir, Posadas cuenta que: «En 2009, el Centro Pompidou organizó una exposición en torno a la pintura de Pierre Soulages. Esto me impresionó mucho, en particular la obra desarrollada por el artista a partir de los años 1980. Inmediatamente pensé que se podían establecer vínculos sólidos entre su pintura, y en particular su concepto "d’outrenoir", y el universo sonoro»[5]. Desde más allá de la oscuridad o un "otro negro" (esa podría ser la traducción de outrenoir), Posadas construye con su pintura sonora una obra de grandísima exigencia y dificultad para los músicos. Destaca la gran complejidad rítmica y textural como ocurría con la primera obra del concierto, pero a diferencia de esta, la repetición no es utilizada, sino más bien un proceso orgánico en continua transformación.

Contra Vent i Fusta

En la foto Noè Rodrigo, que junto con Hugo Gómez-Chao son los directores artísticos de Arxis Ensemble

La lumière du noir  se inicia con un gesto breve y rápido del acordeón en el registro grave. Éste sería la primera pincelada negra en el lienzo sonoro. A continuación el gesto se multiplica y la música se va construyendo poco a poco por capas, otro elemento muy plástico que caracteriza la música de Posadas. El gran ensemble (que es directamente una orquesta de cámara) va generando diferentes texturas, por ejemplo, en los metales que a veces remiten a una línea continua de puntos. Ésta atraviesa la constante vibración de muchos instrumentos realizando trinos, especialmente las cuerdas, que se caracterizan por emitir harmónicos y estridencias (un breve y amplio glissando), produciendo una sonoridad cuasi eléctrica. Para resaltar la sinuosidad de la textura, muy viva como un hormigueo, el compositor puntea la sonoridad a veces con diversos multifónicos en los vientos, por ejemplo, el del corno inglés, ya avanzada la pieza.

Si se empezaba a construir La lumière du noir desde unos primeros rayos que edifican una gran polifonía contrapuntística de veloces sonidos, ésta es interrumpida para iniciar un tempo mucho más lento. Aparece así un campo negro (típico en la pintura de Pierre Soulages), donde los graves destacan y crean una densa masa sonora, gracias al contrabajo, el fagot y la plancha de metal que a veces acciona el percusionista. De esta manera, el gesto inicial breve y corto del acordeón, se ha expandido de manera muy relevante. La pequeña y veloz pincelada se ha transformado ahora en un color field, remitiéndonos a la terminología del expresionismo abstracto, del que es tan deudor Soulages. Pero esta parte lenta no es totalmente estática, sino que unos pulsos breves y percusivos, van rompiendo la linealidad del campo sonoro. Éstos que se suceden en largos intervalos, tiene un carácter algo ritual y se parecen a un lento dripping (siguiendo con la terminología del expresionismo abstracto, más concretamente de Jackson Pollock). Ya hacia el final, la música se va acelerando gracias al empuje de los dos percusionistas (un timbal y un tam silenciado), que hacen estallar la textura en un rápido y fuerte clímax, al igual que los gestos violentos de Soulages. Luego del brillante clímax, se retoma la lenta y oscura sonoridad de los graves, pero la obra no termina en ésta. Como si de un gesto cíclico se tratase, el acordeón finaliza la pieza pero de manera dialéctica, ahora en la parte ultra aguda de su registro. Con un tono muy suave y cristalino, este instrumento parece emitir una luz clara y blanca, frente a las predominantes sombras negras. Pero recordemos que el título juega con este oxímoron, creando una luz oscura, o una oscuridad lumínica. En definitiva, algo más allá de la simple asociación luz = claridad, sombra = oscuridad, para contradictoriamente unir ambas. Terminamos constatando que La lumière du noir se desarrolla de una manera orgánica y ascendente (del grave al ultra agudo), con una arquitectura que no funciona generalmente por bloques (como la de Furrer), sino más bien por cuidadas y sutiles transiciones, al estilo de un Sfumato (pensemos que este es el título de la primera de las 3 Pinturas imaginarias de Posadas).

La última pieza del concierto y la más actual (acabada de escribir justo este año 2023) fue la del gallego Hugo Gómez-Chao, uno de los compositores más destacados de la joven generación española. Recientemente ha realizado la residencia de la Real Academia de España en Roma, donde escribió la obra que ha interpretado Arxis Ensemble. No es la primera obra suya que se presenta en el Festival Ensems, ya acudimos el 2021 al estreno de otra pieza suya interpretada por la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana. Gómez-Chao realizó sus estudios de máster en Graz con Beat Furrer, compositor que ha dejado una fuerte influencia en su música. Otro destacado compositor procedente de España y que ha estudiado con Furrer, es Javier Quislant, que también estuvo en la Residencia de Roma. Aunque Hugo es un compositor muy joven (nacido en 1995), ya ha realizado una trayectoria importante, destacando su reciente Primer Premio de Jóvenes Compositores de la Fundación SGAE-CNDM o la creación de un cuarteto de cuerda interpretado por el prestigioso Arditti Quartet.

La composición Libro delle immagini V -im Weiten, Leichten, Kalten- escrita para Arxis Ensemble, se inicia como la música de Furrer, con un gran bloque rápido, denso y con multitud de células repetitivas. Esto nos remite a la gran coherencia y planificación del programa presentado por el ensemble, ya que se abre y cierra enfatizando el legado que el maestro Furrer ha ejercido sobre la joven generación, para así en su evolución crear escuela. Pero la composición de Hugo tiene algunas diferencias con la música de su maestro, una característica notable es la gran polarización de los extremos en tempos y dinámicas, que el compositor radicaliza creando en su música gestos más violentos. A ello también se añade el uso más constante de silencios, haciendo que la música de Gómez-Chao sea más contrastada y por ello con perfiles más marcados y resaltados. En ese sentido podemos escuchar repeticiones de motivos muy obsesivas y con dinámicas extremadamente fuertes, resultando esta obra como las de todo el concierto, un gran reto para los músicos. Más teniendo en cuenta que ésta es la última, y por ello los intérpretes están más cansados. Aún así, esto no se escuchó para nada, porque la música sonó brillante y el público lo agradeció, sobre todo cuando el compositor salió a saludar y un caluroso y abundante aplauso le dio la enhorabuena.

Contra Vent i Fusta

Hugo Gómez-Chao saludando al final de su obra

Otra característica relevante y original de la música de Hugo es el uso de ciertos acordes microtonales que puntean a veces las complejas texturas de su música. Con un carácter atávico y compacto, las harmonías rompen la linealidad de la orquesta y funcionan como timbres o colores, más que como una concatenación de acordes al estilo clásico. Luego de la aparición de estas sonoridades le sigue una nueva sección lenta en donde los instrumentos resaltan sus técnicas particulares. Por ejemplo, el plato es frotado por una baqueta de madera, lo que genera un bello multifónico que se fusiona muy bien con los harmónicos de la cuerda. Durante esta larga sección lenta, por sorpresa y sin ninguna preparación, aparece un nuevo acorde en una dinámica extremadamente fuerte, lo que produce un efecto chirriante que descoloca la percepción de oyente, sumido en una bella y tenue atmósfera. Estos cambios violentos, tienen ciertas conexiones con algunas de las obras de uno de los compositores que Gómez-Chao más admira, Luigi Nono. Justo al final, mientras el oyente sigue en trance y sumergido en la delicada música que le envuelve, la intervención de un plato con su gesto breve y sin preparar cierra la composición (y el concierto). De repente, la música deja de sonar y como nos recuerda el título de esta composición (basado en un verso de Rilke), «entre la vastedad, lo ligero y el frío» (en alemán im Weiten, Leichten, Kalten), la música de Hugo Gómez-Chao nos invita a disfrutar de las imaginaciones y percepciones de un mundo sonoro poderoso pero a su vez delicado.

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