Reseñamos los aspectos más destacados de este museo que recorre, en una muestra única de instrumentos, la influencia de otras culturas y pueblos en la historia de la música israelí.

Demelsa Cristiano Aguado
1 octubre 2020
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Todas las tradiciones musicales se han nutrido a lo largo de su historia de intercambios e influencias de otros pueblos y comunidades en cuanto a técnicas interpretativas, performatividad o en la fabricación y sonoridad de los instrumentos. La muestra que ofrece el Museo de Música Hebrea, ubicado en la zona centro de Jerusalén, es un proyecto que recoge múltiples instrumentos de los diferentes continentes. La colección recoge la influencia de otras grandes culturas musicales en la música hebrea desde la diáspora judía.

La inauguración del museo se produjo el 12 de abril del 2016, y desde entonces no ha dejado de añadir nuevas adquisiciones para ampliar la colección, innovar y adaptarse; este verano ha sufrido algunos cambios debido a las medidas sanitarias adoptadas que garanticen la seguridad de los visitantes este verano. La búsqueda y selección de instrumentos alrededor de todo el mundo ha sido llevada a cabo durante veinte años por Laurent Levy, quien, junto con el músico y compositor Edad Levy, funda esta iniciativa.

El museo es, en un amplio sentido, único. Dispone de siete salas, cada una dedicada a una zona geográfica concreta: los Balcanes, India, Asia Central, Marruecos, Europa, Yemen e Israel. Cabe señalar que el interior de cada sala (las paredes, el techo o los elementos de decoración) está diseñado acorde al estilo tradicional de cada región. En ellas, los instrumentos están dispuestos en vitrinas, resultando el conjunto visual muy llamativo y didáctico. En cuanto a los instrumentos, éstos pueden ser originales, restaurados o recreados a partir de bocetos. La colección tiene una riqueza singular, pues pertenecen a diversos periodos históricos: en la visita podemos ver el arpa de Babilonia, uno de los instrumentos de cuerda más antiguos registrados, el Gran Qanun árabe, el “shofar” hebreo (cuyo uso hoy día se limita a la liturgia), laúdes árabes, liras, panderetas sirias o yembés. Además, entre los objetos de exposición se encuentran numerosos manuscritos y poemas litúrgicos.

Pasado y futuro se intercalan en el Museo de la Música Hebrea. Para ofrecer una visita más completa y cercana el museo, en su configuración museológica se utilizan herramientas como la tecnología 3D, el visionado de una película de realidad virtual que recorre el Templo de Jerusalén (punto de partida del recorrido, pues el exilio de los judíos fue provocado por su destrucción a manos de los romanos en el año 70) o los códigos QR. Estos últimos se encuentran junto a los instrumentos, por lo que los visitantes pueden escuchar el sonido que produce. El estudio de estos instrumentos no sólo nos permite conocer cómo están construidos y cómo suenan, sino cómo (las técnicas de interpretación) y cuándo (en celebraciones, en la liturgia, de carácter más cotidiano) son tocados según la cultura en la que la tradición hebrea se asentó.

El museo puede recorrerse libremente o mediante una visita guiada; ofrece también actividades, juegos y recorridos para los más pequeños. Por último, mencionamos que este museo está abierto a actividades culturales tales como conferencias o conciertos y que, mediante la web del museo, podemos acceder (previo pago) a una visita virtual sus salas e instrumentos.

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